Afrontar el duelo en Navidad por la pérdida de quien ya no se sentará en nuestra mesa
Si la muerte de un ser querido y su pérdida siempre es dolorosa, su ausencia en fechas marcadas por las reuniones familiares como las de Navidad suele recrudecer ese dolor y tenerlo más presente. Si siempre es difícil afrontar el duelo, hacerlo en días en que la presión social dicta encuentros festivos y alegría, se hace más complicado cuando la realidad personal es totalmente distinta. Y, precisamente para ayudar a afrontar la Navidad sin la presencia de quien ya no se sentará en nuestra mesa, un taller dirigido por psicólogas ofrece pautas y herramientas para dar salida al dolor y normalizar los sentimientos ante la muerte de un ser querido, frente a la presión social sobre cómo vivir estas fechas festivas.
“El objetivo es abrir un espacio para lo que significan estas fechas en personas que viven un duelo, ya sea la primera Navidad o posteriores sin ese ser querido. Porque la realidad nos dice que, cuando se aproxima la Navidad, se activan lo sentimientos de dolor y de pérdida”. Quien expone la visión de esa realidad es Lourdes Trillo, psicóloga que junto a otra compañera dirige en Córdoba un taller para afrontar el duelo en estas fechas, que se va a realizar como en años anteriores de cara a estas fiestas. Pertenecen al Equipo de Atención Psicosocial del proyecto de Atención a la Enfermedad Crónica y Avanzada de la Obra Social de La Caixa y realizan este taller en colaboración con la Escuela Andaluza de Salud Pública y como equipo perteneciente a la Unidad de Cuidados Paliativos de la sanidad pública en la provincia cordobesa.
Hasta talleres como estos acuden personas que han perdido a su marido o mujer, a sus padres o a un hijo. Y estos profesionales saben que, en Navidad, quienes han sufrido la pérdida de un ser querido y viven el duelo, “se sienten más incomprendidos, porque socialmente vemos estas fechas con encuentros, regalos... pero la realidad es que cuando hay una pérdida de un miembro querido de la familia, estas fiestas se convierten en fechas con momentos muy dolorosos”. Es más, “a veces, adaptarte a las normas sociales de esa felicidad, de que todo está bien, y no pensar en la pérdida, lo que trae es mayor dolor y aislamiento a las personas que están sintiendo eso”, expone la especialista.
Silla vacía, una vela o una fotografía para recordar
Por eso, entre las pautas que se ofrecen a quienes pasan por estos momentos, la clave está en “normalizar el dolor, dar espacio a ese dolor”, no esconderlo. “Hay quienes representan simbólicamente esa silla vacía, hay personas que lo hacen con una vela, con una foto, o compartiendo algo propio de esa persona, porque no va a ser como fue en años anteriores”.
“Reunirnos como a él le hubiera gustado”
El padre de Rosa falleció el pasado verano a los 72 años y esta será la primera Navidad que vivirán sin él su viuda, sus tres hijos y nietos. “Todavía no la hemos afrontado realmente”, explica su hija a este medio, “pero el año pasado no nos pudimos reunir porque ya estaba enfermo y este año queremos reunirnos, estar en familia y hacerlo de la manera que a él le gustaría que estuviéramos”.
La familia de Rosa sabe que esta Navidad deberán “arropar” a su madre especialmente y sí han pensado en seguir costumbres que su padre tenía para estas fiestas: “Ya está encargado un buen jamón del mismo sitio de donde él lo encargaba. Y en la cena tendrá su lugar en la mesa, le recordaremos y brindaremos por él”, asegura Rosa. “Le gustaría que estuviéramos juntos, reunidos todos”, reflexiona para explicar que su ausencia y el dolor que esta provoca “hay que afrontarlo y hablarlo, como parte de la vida que es”.
Y hay que readaptarse a ello. La presión social sobre la Navidad habla de casi todo un mes de preparativos, de compras, de adornos en la casa. “No hay obligación de todo eso”, advierte la psicóloga experta en duelo. “Lo importante es recolocar que es un día familiar y que nos podemos sentar a compartir, sin más”, eliminando esa presión social que hace que muchas personas, ante una pérdida dolorosa, si pudieran, se meterían en la cama a primeros de diciembre y no saldrían hasta pasado Reyes.
“Pero la Navidad siempre va a estar ahí y lo que hayas evitado, va a aparecer. Por eso hay que afrontar esos momentos con herramientas, con recursos, para saber que es natural y normal sentir eso. Y que esas fechas pasarán y todo se recolocará”, reflexiona Trillo. “A nivel social, ante cualquier tipo de problema emocional, parece que la sociedad invita a evitar pensar en eso, no hablar de ello, a seguir siempre adelante...”. Pero eso justamente implica no hacer correctamente el duelo. “Cuanto evites más eso, más fuerte te va a venir después”.
“Un brindis como hacía siempre mi abuela”
“Mi abuela era el alma de la familia, muy dinámica, unía a sus cuatro hijos. Murió el 3 de diciembre, justo antes de la Navidad pasada”, cuenta a este periódico Pilar sobre su experiencia de afrontar las fechas navideñas justo después de la pérdida de su familiar. “Nadie queríamos celebrar, pero sí queríamos reunirnos, como siempre (...) No queríamos una fiesta, pero sí teníamos la necesidad de reunirnos como cuando estaba ella”. Y, recuerda, brindar como lo hacía su abuela siempre a las 00:00 en Nochebuena. “Estuvo presente en esos días siempre con nosotros”, dice sobre cómo afrontó su familia la pérdida en esas fechas.
“Hay que saber que una persona se puede tomar cierto respiro de las celebraciones, para poder desahogarse. No pasa nada”, explica la psicóloga. Y cambiar alguna costumbre si lo va a hacer más llevadero. “Si la reunión familiar siempre se realizaba en mi casa y no me siento preparado para organizar comidas y estos eventos, se habla para que se realice en la casa de otra persona. No tiene que repetirse el ritual como los años anteriores”.
Es el caso de la familia de Pilar, por ejemplo. “Siempre habíamos celebrado la Nochebuena en su casa. Cuando murió, fuimos rotando por las casas de sus hijos”, para sí dar espacio a la reunión familiar que sentían necesaria para recordar a su abuela también.
“El dolor forma parte de la vida”
Por eso, desde la psicología, tratan de “hacer ver que lo que sienten es normal, que el dolor forma parte de la vida. Lo que hace falta es comprensión más que evitar y rechazar esas comunicaciones” que expresan el sentir real de quien afronta una ausencia. “Hay que dejar salir esos sentimientos. Las emociones tienen una función limitada y el dolor no se va a quedar permanentemente, se transformará”.
La expresión de esos sentimientos y la escucha se practica en este tipo de talleres, donde quienes participan han tenido pérdidas de distinto tipo, a distintas edades, pero comparten “una conexión y complicidad, se escuchan y se apoyan. Es una sinergia muy sana y encuentran que dentro de ese espacio pueden sentirse más ellos mismos sin ser cuestionados”.
Porque el grupo, el sentido de comunidad, juega un importante papel también en estas situaciones. “Nuestra sociedad tiene un grave problema de soledad, cualquiera podemos experimentarlo. Y estas personas necesitan vínculos seguros, sentirse menos solas y más comprendidas”, especialmente en unas fechas como la Navidad, donde las ausencias estarán muy presentes.
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