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El Córdoba patina en Soria

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Paco Merino

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Si es así como quiere reconducir su trayectoria en el campeonato, el Córdoba lo va a tener realmente complicado. Por si tuviera pocos problemas, se añade otros de cosecha propia para construir escenarios imposibles. En Los Pajaritos, los de Curro Torres desplegaron un fútbol de garrafón en una primera parte lamentable. Hicieron exactamente todo lo que dijeron que no debían de hacer en las vísperas de un partido decisivo. Ante un rival que había perdido las dos últimas citas en casa y que les aventajaba en cinco puntos, se jugaban el colocarse a tres y apretar un poco más la parte de la clasificación en la que se comparten lamentos. Mientras más implicados en la pelea por la salvación, más opciones de sacar la cabeza. Ese es uno de los mantras que se repite en los clubes que andan braceando en el fango. Pero no sucedió. El Córdoba, simplemente, no estuvo allí. Al menos, en unos primeros cuarenta y cinco minutos de mucha tristeza y pocos recursos. Se fueron a la caseta rumiando un 3-0. Después ganaron el parcial por 0-2, pero no fue suficiente. El Cordoba sigue sin ganar lejos de casa y encallado en el fondo de la tabla. Y lo peor es que no se atisba una salida clara.

Al final, la gran novedad de la lista fue el descarte: Javi Lara lo vio desde la grada. El montoreño, que regresó a una citación después de mes y medio fuera de combate, se perfila como una de las piezas referenciales para abordar el plan de resurrección cordobesista en la recién arrancada segunda vuelta. En en el once hubo zarandeo importante: medio equipo cambiado con respecto al que pifió ante el Rayo Majadahonda. Álex Quintanilla y Luismi Quezada cubrían los puestos de central y lateral zurdo que dejaron vacantes los sancionados Aythami y Javi Galán; retornó el intocable De las Cuevas, recibió otra ración de confianza Quim Araujo y en la punta se atornilló Piovaccari avalado por el inapelable argumento de su cifra goleadora. Seguramente el destino le tiene reservado el papel de mejor revulsivo goleador saliendo desde el banquillo en la historia del Córdoba, pero el asunto no está como para dejarse llevar por el brillo de la estadística sino para tratar de cuadrar las cuentas como sea. Y en ese escenario áspero, de necesidad absoluta y juego visceral, el tanque de Gallarate se siente protagonista y no se esconde jamás. Esta temporada es para adultos.

Al Córdoba se le apagó pronto la luz. Hubo algo de combatividad en los primeros minutos, cuando bajo la nieve ambos trataban de mantener las posiciones y buscaban que el balón corriera más que los futbolistas. A los de Curro Torres les duraba poco en los pies y las imprecisiones eran contínuas a la hora de distribuir. Arriba, Piovaccari se hartó de chocar con los centrales y el portero sin ganar nada más que miradas torvas de los contrarios y advertencias del árbitro. A los diez minutos tiró a puerta por primera vez el Córdoba: fue un lanzamiento centrado y flojo de Miguel De las Cuevas que atrapó Juan Carlos. Cuando el Numancia replicó lo hizo con contundencia.

En menos de cinco minutos despachó a un Córdoba timorato. Diamanka remató de cabeza, ganándole la posición a Álex Vallejo, en un córner para hacer el 1-0 en el 15'. Cuatro después, el cuadro de López Garai diseñó una acción brillante para quienes se escudan en el argumento del terreno helado para justificar sus deficiencias. Villalba envió un pase de rabona a Alain Oyarzun, que se acomodó para colocar un zurdazo brutal que entró en la portería de un Carlos Abad que no vio por dónde le venía el trallazo. Con 2-0, el Córdoba entró en su escenario habitual -ir por detrás en el marcador- y, además, lo hizo por su propio pie. Se metió en un lío monumental del que trató de salir con su estilo habitual: apretando desde la presión cuando el adversario baja el pistón para defender, con el ánimo inflado, su ventaja en el marcador. Una reacción visual pero con poco resultado práctico.

Los blanquiverdes merodearon un poco más el área soriana con alguna internada de De las Cuevas, Quezada o Loureiro, aunque sin definición a la hora de tomar decisiones en el área local. Entre arreones individuales y una sensación de impotencia llegó un cruel final de la primera parte. De nuevo en un córner, el Numancia agrandó la herida con el 3-0. Diamanka remató de cabeza, entrando solo y después de que el balón se paseara por el área pequeña ante la mirada de todos los presentes. El senegalés conseguía el primer doblete en toda su carrera profesional. El intermedio llegó como una bendición para un Córdoba completamente desnortado.

Y nada más regresar, apareció Piovaccari. El italiano se fue por la banda, superó a Atienza y lanzó un centro que fue rematado por De las Cuevas en carrera. El 3-1 sirvió como estimulante de urgencia para los de Curro Torres, que dieron un paso al frente. El de Ahlen introdujo en el campo en el minuto 54 a Andrés Martín, un punta más, en lugar de Blati Touré. Y lo primero que hizo el chaval de Aguadulce fue armar un tiro espectacular desde el borde del área que obligó a Juan Carlos a intervenir con muchos apuros para detener. Los blanquiverdes vivían su mejores minutos, aunque la diferencia en el marcador resultaba una losa.

Al Córdoba le cayó un regalo inesperado en el minuto 61 y lo aprovechó. El fútbol es para listos. Tras un centro de Luismi Quezada la pelota llegó a las manos de Juan Carlos, pero se le escurrió y cayó en el área pequeña. Por ahí andaba, como es natural, Federico Piovaccari. La empujó a la red y corrió como un poseso para recoger la pelota y llevarla al centro. En plena locura, los blanquiverdes habían logrado alterar el panorama para recuperar sus opciones de puntuar. Llegaron tarde, pero ahí estaban.

El Numancia, que presumía un segundo tiempo plácido, se topó con un embrollo inesperado. López Garai trató de sacar a los suyos del tono atolondrado que habían provocado los goles blanquiverdes con un par de cambios -salieron Nacho y Guillermo-, aunque el Córdoba insistía. A su modo, con más nervio que plan, pero al menos iba a la pelea con opciones. Un paradón de Carlos Abad a tiro de Guillermo a falta de un cuarto de hora devolvió a Los Pajaritos la sensación de que su equipo recuperaba el mando. Osede asustó en un córner. Curro Torres metió a Jovanovic por Araujo y, a cinco del final, a Erik Expósito por Romero. Los blanquiverdes terminaron con toda su nómina de arietes sobre el helado césped de Los Pajaritos. Pero no hubo manera.

FICHA TÉCNICA

NUMANCIA, 3: Juan Carlos, Unai Medina, Atienza, Derik Osede, Ganea, Diamanka, Kako, Fran Villalba, Yeboah (Nacho, 62'), Alain Oyarzun (Marc Mateu, 86') y Borja Viguera (Guillermo, 68').

CÓRDOBA, 2: Carlos Abad, Loureiro, Luis Muñoz, Álex Quintanilla, Luismi Quezada, Vallejo, Blati Touré (Andrés Martín, 54'), Jaime Romero (Erik Expósito, 86'), De las Cuevas, Quim Araujo (Jovanovic, 82') y Piovaccari.

ÁRBITRO: Rubén Ávalos Barrera (Comité Catalán). Amonestó con tarjeta amarilla al local Diamanka y a los visitantes Loureiro, Jovanovic y Álex Quintanilla.

GOLES: 1-0 (15') Diamanka. 2-0 (19') Alain Oyarzun. 3-0 (44') Diamanka. 3-1 (46') De las Cuevas. 3-2 (61') Piovaccari.

INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la vigésimo segunda jornada del campeonato de Liga 1|2|3, disputado en el estadio de Los Pajaritos ante 4.302 espectadores, con presencia de un grupo de seguidores blanquiverdes en la grada.

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