Los verdaderos proyectos los ponen adelante los valientes. Los que aprovechan la oportunidad o, como en este caso, los que trabajan para ofrecérsela a otros. En el deporte, los clubes humildes la mayor parte de las veces no conocen otra recompensa que no sea ayudar a los demás a disfrutar de alguna disciplina. Horas y horas de trabajo sin una meta más allá que las sonrisas todos las jóvenes que disfrutan con la práctica deportiva. Y quizá no exista un premio mayor para cualquier formador. Bajo esos mismos valores nació hace casi diez años el CDF Paquillo Moreno de Montilla, con un claro y marcado carácter social, con el propósito de reivindicar, desde las bases, el papel de la mujer. Un objetivo general edificado a raíz de múltiples propósitos específicos. Lo que era el sueño de unos pocos es ahora la realidad de muchos.
En efecto, el próximo mes de junio se cumplirá el décimo aniversario de la fundación del conjunto vinícola, que surgió con la clara intención de recuperar la histórica, y demandada por aquellas fechas, afición hacia el fútbol en categoría femenina en dicho municipio. Desde muy pronto se creció, pues los pilares estaban, y el trabajo de los nuevos dirigentes se ha centrado en la formación de las decenas de jóvenes que día tras día se dan cita en el Estadio Municipal para enfundarse sus botas y disfrutar del fútbol.
Un club con voz propia y en constante crecimiento, pues la tradición, siendo de carácter exclusivamente femenino, ha hecho que a día de hoy se cuente con más de medio centenar de niñas bajo el paraguas del Paquillo Moreno, contando las escuelas y los equipos federados.
“Hemos trabajado mucho, tanto la Junta Directiva como los entrenadores, y hemos creado una estructura sólida, económicamente estamos en un proyecto sostenible, y que a nivel provincial, sobre todo en la zona sur de Córdoba, cada vez tenemos más niñas que ven en el Paquillo Moreno un club referente, un proyecto serio, consolidado y de formación, para que todas aquellas que quieran asumir retos más fuertes en su futura puedan salir de aquí formadas y con sus capacidades al máximo para afrontar lo que ellas quieran”, declara Jorge Rey, vicepresidente del club.
Hace 25 años, Montilla se erigió como uno de los puntos pioneros del fútbol femenino en la provincia, con un proyecto que llegó incluso a estar en Primera Nacional. Sin embargo, aquello acabó desintegrándose y precisamente el Paquillo Moreno echó a andar con la intención de recoger el testigo, utilizando el deporte como medio de recreación y como estímulo para integrar a la mujer desde pequeña en la sociedad.
Y es que desde la misma persona que da nombre al club, apodo de Francisco Polonio, quien durante más de medio siglo ha estado vinculado al deporte en Montilla, y en concreto a su vertiente femenina, luchando siempre en contra de los estereotipos y partiendo de la base de que no solo la mujer puede luchar por sus intereses, que también, sino que una comunión entre los dos géneros sería la fórmula perfecta para conseguirlo.
El balón comienza a resonar cada tarde en el feudo vinícola. Poco a poco, la instalación se va vistiendo de rosa con el color característico de un club que, pese a su juventud, ya es un referente. Y está construyendo su propia historia cuando aún no alcanza la pubertad. Niñas que empiezan dando patadas a un esférico sin mayor pretensión que divertirse, y acaban compitiendo en categoría adulta, e incluso con capacidades para llegar a la élite. Algunos son los casos. Y las que de pequeñas aprendieron son las mismas que hoy día enseñan.
Es el caso de María Bautista, entrenadora y jugadora del primer equipo, quien subraya que la situación “ha evolucionado mucho”, ya que cuando ella empezó “solamente estábamos un equipo, y ahora estamos cuatro”. Son el sub 12, los dos cadetes y el senior. “Eso quiere decir que las cosas se están haciendo bien, se está avanzando y la gente se quiere apuntar. Y no solo de Montilla, también de los pueblos de alrededor”, explica.
En plena expansión provincial, con clubes referentes en la provincia como el Córdoba Femenino o el Pozoalbense, o jugadoras de Primera Iberdrola como Rocío Gálvez o Virginia García, en Montilla se sigue trabajando desde la humildad. Con sello propio. Con las que fueron, las que son y las que serán.
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