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El embalse del Guadalmellato abre compuertas: así se alimenta el canal que riega el valle

Desembalse del Guadalmellato.

Alfonso Alba

1 de agosto de 2024 20:21 h

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Los desembalses, aunque parezca lo contrario, son para el verano. El embalse del Guadalmellato se construyó hace un siglo para garantizar el regadío de buena parte del Valle del Guadalquivir, de los frutales y huertas en una de las tierras más fértiles de la Península Ibérica. De hecho, los agricultores de la zona adscritos a la comunidad de regantes del Guadalmellato tienen unos derechos históricos sobre el uso de un embalse que también se utiliza para garantizar el abastecimiento de la ciudad de Córdoba.

Durante décadas, el Guadalmellato daba de beber a los cordobeses y aportaba agua al regadío. En los años ochenta se culminó la construcción de San Rafael de Navallana. El antiguo canal del Guadalmellato, en su inicio, quedó inutilizado. La toma se instaló en Navallana. Y es precisamente este embalse el que llena un canal que atraviesa la ciudad de Córdoba y que llega hasta más allá de Almodóvar del Río.

Este miércoles, los ingenieros de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) decidieron abrir las compuertas del Guadalmellato de manera controlada. El objetivo era aportar más agua a San Rafael de Navallana y garantizar, de paso, los derechos históricos de los regantes. Durante las últimas semanas es habitual ver el canal del Guadalmellato completamente lleno en todo su tramo, a diferencia de los últimos años, cuando la sequía obligó a reducir las aportaciones que se realizaban.

En concreto, el Guadalmellato ha desembalsado durante 24 horas a razón de 100 metros cúbicos por segundo. Para hacerse una idea, el río Guadalquivir fluye a 76 metros cúbicos por segundo a la altura de Alcolea. Y lo hace gracias a los desembalses en la cabecera de la cuenca. Durante el verano, el Guadalquivir funciona como un gran canal de riego. Hay agricultores con derechos históricos también que riegan directamente desde su cauce, para garantizar el éxito de sus cosechas o la supervivencia de sus árboles frutales en un largo verano en el que la lluvia es prácticamente nula.

La apertura de puertas del Guadalmellato se realiza este verano con normalidad después de las lluvias extraordinarias de Semana Santa, que prácticamente lo llenaron. A pesar de estos desembalses, el pantano aún está al 81% de su capacidad y dispone de más de 120 hectómetros cúbicos de agua. Ha perdido unos siete hectómetros, que han ido a parar directamente a San Rafael de Navallana, que se ha recuperado y que está al 65% de su capacidad.

Por espectacular que parezcan estos desembalses, están programados y son controlados, y no vacían en absoluto una reserva extraordinaria de agua que sigue garantizando el suministro a Córdoba capital durante los próximos tres años como poco.

Eso sí, ayudan a regar unas 6.300 hectáreas del Valle del Guadalquivir. Aunque ahora abunde el olivar, en su construcción ayudaba a salvar las cosechas de remolacha o algodón. Y los cítricos e incluso frutales que abundaban por toda la ribera del río.

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