Aluvión de turistas en la Mezquita-Catedral: “Se me encogió el corazón”

Tres días después del incendio de la Mezquita-Catedral de Córdoba, la estampa en sus alrededores es la misma que cualquier otro día de agosto: turistas entrando y saliendo, pequeños grupos alrededor de guías hablando en inglés y cámaras captando cada rincón. La afluencia no se ha visto mermada ni siquiera el día después de la catástrofe. El monumento, Patrimonio de la Humanidad desde 1984, ha seguido recibiendo visitantes sin interrupción desde el mismo sábado.

Muchos reconocen que no sabían nada del incendio hasta verlo en las redes sociales. La noche del viernes, las imágenes de las llamas convirtieron a la Mezquita en trending topic en la red social X, pero no todos los turistas se enteraron por ahí. Una familia francesa confiesa que estuvo a punto de cancelar su visita a Córdoba cuando unos amigos de Murcia les informaron sobre el fuego. “Vimos las noticias y dijeron que se podía seguir entrando al monumento, así que vinimos igualmente”, cuentan.

La afluencia ha sido tal que algunos visitantes se han quedado sin poder acceder este lunes, justo cuando arrancaban los trabajos de reconstrucción en las capillas dañadas. Frente a la fachada de la zona en obras, donde los operarios levantan vigas de acero para trasladarlas al techo de la capilla de la Anunciación, varios turistas que salen del Hotel Conquistador se detienen a observar en silencio y sacan sus teléfonos y cámaras para hacer fotos de los trabajos que se están llevando a cabo.

Entre los que sí han entrado, muchos prefieren limitar la visita al Patio de los Naranjos, que estos días concentra buena parte del movimiento. Incluso hay quien llega a pensar que la noticia era falsa: “¿Eso es un bulo? ¿Es IA, verdad?”, preguntaba un hombre sorprendido al ser entrevistado.

La mayoría lamenta el destrozo que se ha hecho en el monumento, incluso piden que se busquen responsabilidades lo antes posible. Una turista acompañada de su familia denuncia que usen una de las capillas del monumento como “desván de almacenamiento”.

No todos los que rodean estos días la Mezquita-Catedral son forasteros. Entre la oleada de visitantes también hay cordobeses que se han acercado para ver con sus propios ojos el estado del monumento. Una mujer de un pueblo cercano, acompañada de su hija, admite que vinieron movidas por la preocupación: “No sabíamos cuánto había ardido”. Un joven que iba a entrar con su hermana al Patio de los Naranjos, relata que las imágenes del fuego “le encogieron el corazón” y que casi le hicieron llorar. Admiten que se iban a acercar para ver cómo habían quedado esos metros cuadrados que se han visto afectados.

Los hermanos aún no habían accedido al interior, pero en las inmediaciones sí había turistas que habían visto la zona vallada. “Simplemente tienen acotada el área, así que no se puede ver nada”, comenta una familia de Barcelona que viajaba con un bebé. Para quienes vienen de fuera, si no se enteraron por las redes sociales, difícilmente lo harían al llegar, ya que los indicios visibles para el público son escasos.