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¿Altruistas o profesionales?

Rafa Japón

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Hace unas semanas, en el Centro de Profesorado de Córdoba, me encontré un panel con una pregunta del tipo ¿Fomenta la Administración la innovación (en la Educación, se presupone)?. Debajo había unos papelitos para que dejaras tu opinión. La mía fue la siguiente: “NO, Porque el trabajo y esfuerzo hay que pagarlo. Esta es la forma de valorarlo. Al menos la mejor.”

Varios días después, un compañero me envió la foto que ilustra este artículo, en la que un colega me había respondido. Creo leer lo siguiente: “El profesorado español es de los mejores pagados del mundo. El que innova solo por dinero no es innovador, es el que conocemos de siempre. No conozco ningún profesor/a innovador/a que lo haga por dinero. Ni uno. Y conozco muchos”. Esta reflexión iba firmada, aunque no tengo el gusto de conocer al firmante. Lo primero es agradecer al compañero que se haya tomado la molestia de rebatir mi opinión. Me encanta que me hagan pensar. Como un post-it no es lugar para debatir una cuestión tan honda, me ha parecido bien replicarle de esta manera.

En primer lugar, no tengo noticias de si el profesorado español está bien pagado o no comparado con los demás países. Lo que sí conozco de primera mano es que el profesional que innova, que echa más horas que un reloj y que demuestra productividad cobra exactamente lo mismo que el que pasa con más pena que gloria cumpliendo a duras penas sus obligaciones. Yo le pregunto a mi interlocutor, ¿es esto justo?. Si no lo es, ¿les bajamos el sueldo a los que NO innovan?

En segundo lugar, mi compañero se atreve a asegurar que “El que innova solo por dinero no es innovador, es el que conocemos de siempre”. En ese 'solo' está la cuestión. Puedo coincidir en que es complicado encontrar a alguien que se deje el alma en su trabajo (y más en este) solo por dinero. Estoy seguro de que influyen otros aspectos. Pero, ¿por qué hay que avergonzarse de que se pague un buen trabajo? Si estoy añadiendo horas a mi jornada laboral, quitandoselas al resto de mi vida, ¿por qué no puedo pedir que se me pague? ¿por qué estoy obligado a ser altruista, si lo que soy es un profesional? Además, la Administración no está del todo en desacuerdo con esto y lo razono en el siguiente párrafo.

En último lugar tendríamos que definir qué entendemos por innovación. Si creemos que es hacer dos cositas en las clases de vez en cuando, tipo lluvia de ideas, puesta en común, utilizar el móvil para buscar en la wikipedia, utilizar el ordenador para resolver un par de cuestionarios autoevaluables...pues mire usted, eso para mí no es innovación, es una milonga. Yo no sé lo que entiende mi interlocutor por innovación, pero para mí la innovación es esto. El enlace les lleva a otra entrada de este mismo blog, en el que explico muy resumidamente un proyecto que realizamos en el IES Lope de Vega de Fuente Obejuna hace un par de años, dentro del marco de los proyectos Profundiza, “financiados” por la Junta de Andalucía. En este proyecto impliqué a otros dos profesores que trabajaron mano a mano conmigo durante unas 50 horas los viernes por la tarde, más otras tantas de preparación. En él trabajamos de forma interdisciplinar las Matemáticas y la Física y Química, y tocamos campos habitualmente en las antípodas de las Ciencias Experimentales como es el teatro. Para mí esto es innovar. La Administracion me ingresó en nómina 500 € brutos a mí solo, que era el director del proyecto, que evidentemente repartí entre los tres profesores que nos dejamos la piel aquellas tardes. Si la Administración pensara aquello de “no conozco ni un profesor/a innovador/a que lo haga por dinero”, ni siquiera nos habría pagado esa miseria que, haciendo cuentas, no llegaba ni a 3 €/hora. Así que, por supuesto que hace falta dinero para innovar, pero innovar de verdad, tanto en sueldos (o en su caso en reducciones de horario) como en materiales.

El resultado es que este profesor, que no empezó innovando por dinero, se cansó. No me rentaban las palmaditas en la espalda de la Inspección en sus informes, aunque las agradeciera, claro. Ni siquiera el diploma de buenas prácticas que me concedió la Agencia Andaluza de Evaluación Educativa (AGAEVE). Porque con parabienes no mejoro la calidad de vida de mi familia. El agradecimiento y respeto de los alumnos ya los tengo igualmente por las mañanas. El altruismo lo sacaré cuando yo lo decida y no por obligación. Y si no, que la Administración le pida altruismo también a Dragados y que no le pague el sobrecoste del segundo puente de Cádiz.

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