Javier Jiménez (Córdoba 1976) es un empresario cordobés con más de 25 años de experiencia en los que ha iniciado proyectos de todo tipo en diferentes sectores. Futurista empedernido y adicto a la búsqueda y desarrollo de oportunidades y alianzas estratégicas tanto en el ámbito nacional como internacional. Un líder creativo y optimista con excelentes habilidades para el desarrollo de productos innovadores y mercados basados en tecnología. Actualmente dirige la empresa Grayhats en la que hace consultoría estratégica y de ciberseguridad.
Eso que lo arregle otro
Me decía un amigo que un problema que tenemos es que nos gusta demasiado que nos hagan las cosas. Parece que hemos llegado a un status donde uno ya, si tiene hambre por la noche, se queja por redes sociales de que no tiene cena y espera a ver si alguien viene a ponérsela.
Tal vez esta visión viene derivada de la circunstancia del exceso de representación que tenemos. Desde el presidente de la comunidad al presidente del gobierno, pasando por ministros, delegados, defensores del pueblo y hasta el Papa tienen la función de ser la voz del pueblo. De alguna forma también se la quitan.
No está mal pensado el sistema, pero difícilmente a uno que no le duela la cabeza va a darlo todo por los que le duela la cabeza. Tampoco tienen los medios ni la fuerza. Desde el principio de los tiempos para controlar a la turba, se le hacía elegir a un representante, alguien que les cayera bien, después se manipulaba/compraba/amedrentaba (sólo) a esta persona.
Capacidad de indignación
Sabéis que me gusta Tarantino, en sus películas los buenos nunca son tan buenos ni los malos tan malos. Hay un personaje que creo que es el único realmente odioso de todos los que haya creado, el terrateniente racista “Monsieur” Calvin J. Candie, interpretado por Leonardo Di Caprio en la película Django desencadenado. En un “speech” memorable marca de la casa se pregunta “qué es lo que hace que estos esclavos negros a los que no paramos de putear, se rebelen y nos maten una mañana cualquiera, al fin y al cabo son más, más fuertes y tienen armas y herramientas punzantes”. Él lo achaca tres hoyuelos que hay en la parte posterior del cráneo de los negros que está asociada a la sumisión y que, en los blancos, se encuentran en otras partes del cráneo “mas asociadas a la creatividad”.
Parece ser, que para “Monsieur” Candie los blancos, los aristócratas o alguien, allá por finales del siglo XVIII todavía tenían la capacidad de que se le inflen las narices, tomar cartas en el asunto, revelarse y cargar contra la situación. Caiga quien caiga.
Y aquí vienen las preguntas que me suelen rondar la cabeza sobre este asunto y que le dejo al o la lectora: ¿Nos convierte en esclavos nuestra falta de capacidad de indignación? ¿Nuestra abulia y falta de capacidad de pasar a la acción? -Pacífica por supuesto, dejemos las matanzas y mutilaciones para el cine-. ¿Nuestra inclinación en la delegación de tareas a “otro”?
Nota al pie: En la peli, también aparece caracterizado el papel de representante de los esclavos, uno de los suyos al que le han dado un ascenso de traje y corbata, interpretado magistralmente por Samuel L. Jackson. El más asesinable de todos.
Sobre este blog
Javier Jiménez (Córdoba 1976) es un empresario cordobés con más de 25 años de experiencia en los que ha iniciado proyectos de todo tipo en diferentes sectores. Futurista empedernido y adicto a la búsqueda y desarrollo de oportunidades y alianzas estratégicas tanto en el ámbito nacional como internacional. Un líder creativo y optimista con excelentes habilidades para el desarrollo de productos innovadores y mercados basados en tecnología. Actualmente dirige la empresa Grayhats en la que hace consultoría estratégica y de ciberseguridad.
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