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Sobre este blog

Manon y Julio han recorrido medio mundo en bicicleta y están empeñados en montar al otro medio sobre dos ruedas para propagar los beneficios de la movilidad activa. Discípulos de Malabrocca, llevan lustros investigando sobre intermodalidad, urbanismo, mecánica o educación. Siempre en y sobre sus velocípedos. Como profes que son, les encanta aprender. Están convencidos que esto de la movilidad activa es la solución a la insoportable levedad del ser en la era del petróleo. Para ello han puesto a pedalear todo lo que han aprendido en su formación en sociología, economía, pedagogía, turismo o gestión cultural. Y han metido todo en una coctelera para fundar Revelociona SCA. Los de Cordópolis les han dejado esta esquinita para compartir los paisajes, análisis y resultados que ven desde su manillar.

Erasmus en Pozoblanco de la centenaria Vuelta a Andalucía

Julio Díaz Sánchez

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Sobre este blog

Manon y Julio han recorrido medio mundo en bicicleta y están empeñados en montar al otro medio sobre dos ruedas para propagar los beneficios de la movilidad activa. Discípulos de Malabrocca, llevan lustros investigando sobre intermodalidad, urbanismo, mecánica o educación. Siempre en y sobre sus velocípedos. Como profes que son, les encanta aprender. Están convencidos que esto de la movilidad activa es la solución a la insoportable levedad del ser en la era del petróleo. Para ello han puesto a pedalear todo lo que han aprendido en su formación en sociología, economía, pedagogía, turismo o gestión cultural. Y han metido todo en una coctelera para fundar Revelociona SCA. Los de Cordópolis les han dejado esta esquinita para compartir los paisajes, análisis y resultados que ven desde su manillar.

Los que nacimos en los ochenta en una familia de clase trabajadora nunca pudimos irnos de Erasmus. Pero al menos algunos tuvimos la suerte de crecer en un pueblo. Que curte tanto o más el espabile y la sensación de libertad. Además, muchos tuvimos también la fortuna de estudiar en la universidad. Pero el programa Erasmus por entonces era más restringido y otorgaba una cuantía simbólica. Esto obligaba a los malos estudiantes a pensárselo dos veces antes de embarcarse en tamaña empresa de estudiar y trabajar en el extranjero. Algo que ya hacíamos aquí. Así que decidimos terminar la carrera primero y después probar suerte en el extranjero.  

Sin embargo, sí que presenciamos en primera persona los comienzos y bondades de un programa Erasmus que ha cohesionado y cultivado una Europa infinitamente mejor que la que envía ayuda armamentística a Israel o Ucrania. Y por mucho menos dinero y horror. Y que llenaba Córdoba de estudiantes de todas procedencia y pelajes. Que con sus acentos, sus músicas y sus nuevos horizontes nos zamarrearon el chovinismo y luego nos prepararon una cama para que pudiéramos viajar por media.

Amigos y amigas que nunca fueron de Erasmus como yo, o que ni tan siquiera estudiaron en la universidad, también disfrutaron de convivir en ambientes bilingües. Estudiantes de diversas procedencias campaban a sus anchas por las ciudades de Andalucía. Y nos aportaban cosmovisiones que resultaban hipnóticas para nuestras ansias de aprender, conocer, descubrir. Experimentar.