El marcador es engañoso, ya que aunque la Bicicleta se impone por la mínima en número de apariciones dentro del Plan de Seguridad y Tráfico del Ayuntamiento para la Feria de Córdoba 2025, su presencia real en el terreno de juego es casi anecdótica. El New Jersey, –no el estado de EEUU, sino la barrera de hormigón– por su parte, aparece mencionado una vez en el citado documento. Resultado: New Jersey 1 - 2 Bicicleta. Sin embargo, con su juego trabado, New Jersey marca el estilo en materia de movilidad un año más en el acceso al ferial.
En un partido marcado por el ruido de fondo de El Arenal y la nube de albero, el equipo local replica otro año más la misma estrategia reservona. Siempre desde el repliegue hormigonado y la filosofía de atenazar el juego vistoso del equipo rival, y vuelve a imponer su estilo grisoscurocasinegro un año más en el Plan de Movilidad para la Feria 2025.
El Ayuntamiento de Córdoba va a rebufo en materia de Movilidad cuando se trata de la organización de grandes eventos, y por ello sigue pensando su Feria desde la gasolina, el coche y el taxi: o sea, desde el colapso y la insalubridad, y no desde el manillar. En un evento que transforma por completo el tráfico de la ciudad durante más de diez días, no hay ni un solo carril bici provisional, ni rutas ciclistas señalizadas, ni campañas de fomento del uso de la bici.
Eso sí, muchas vallas New Jersey pero con una función estratégica: contener a los peatones y delimitar carriles del transporte público. En cambio, la bicicleta aparece dos veces: una para indicar que se les hace el favor de acceder al aparcamiento de motos. Y, otra, dentro del cajón de-sastre del “transporte privado”, junto a coches y motocicletas. Tal cual.
La única infraestructura contemplada para las bicis, –¡y gracias!– es prestarles un cuartucho dentro del aparcamiento para motocicletas, vigilado, eso sí, pero completamente desconectado del resto de la ciudad. Es como si se asumiera que quien llega en bici hasta la Feria lo hace por teletransporte, por intuición o por afán de explorador. En un plan que detalla con precisión quirúrgica las rutas de acceso para coches, taxis, caballos, autobuses interurbanos e, incluso, camiones de feria, resulta llamativo que no exista ni una línea dedicada a las bicicletas como medio principal de acceso.
Mientras tanto, existen infinidad de ejemplos que demuestran que los eventos masivos pueden y deben contar con infraestructuras para el transporte saludable. En Sevilla, durante su Feria, se han establecido zonas específicas para bicicletas junto al Real y un apéndice propio en el Plan de Movilidad. En Copenhague, el festival Distortion redibuja el tráfico cada año para favorecer a las dos ruedas. O Bogotá, que no suspende su ciclovía ni siquiera en festivales. Córdoba, sin embargo, alcanza este 2025 con la perspectiva en esta materia propia del siglo XX.
Y es que la victoria por la mínima no oculta la realidad en el balance histórico: la bicicleta sigue sin jugar en serio el partido de la movilidad para el Ayuntamiento de Córdoba, que anuncia la apertura de la avenida de El Marrubial a tiempo para ir a la Feria en coche. Quizá nos sorprenda y también se añada al Plan de Movilidad de la Feria la apertura del Templo Romano en los próximos días, ya que a efectos de acceso a El Arenal tiene la misma utilidad que los cuatros carriles de la muralla.
Una administración que vive de espaldas a la explosión de bicis y peatones (y VMP) que atestan la primavera y las calles del califato a base de sentido común y desparpajo. Así que, aunque apenas aparezca en la ficha técnica oficial, la bicicleta y la movilidad saludable tienen su puesto fijo en la alineación titular del cordobesismo en su día a día. Y eso, en una ciudad llana, luminosa y con nombre de feria que invoca a la Salud, no tiene vuelta atrás.
¡A la Feria, en bici!
Resulta una obviedad señalar que no todo el mundo puede ir andando o en bicicleta a la Feria. Aunque hay a quien, sin saberlo ni haberlo intentado, podría convenir y resultar sorpresivamente eficaz, beneficioso y rentable. Pero sí debería ser una prioridad que este tipo de desplazamientos fuese el que se privilegiase desde la administración competente.
Porque si algo necesita esta Córdoba que cada primavera se viste de farolillos no es un ingente despilfarro de dinero en vallas, aparcamiento y atascos; sino una movilidad que respire mejor y ofrezca una experiencia saludable a locales y visitantes. Que haga cuentas. Que coja el cronómetro y compruebe de manera empírica que el trayecto más rápido a la Feria jamás es el que se realiza en coche de caballos de vapor, sino el que se pedalea sin prisas, sin humo, sin ruido.
Pero no es el caso. No habrá campaña de A la Feria en bici“ ya que el Plan de Movilidad vuelve a plagiar al pie de la letra el de los últimos 15 años. Las vallas y la inmovilidad siguen marcando las políticas de una ciudad brillante que pone su potencial a guardar cola en un atasco mientras las vallas New Jersey siguen marcando el terreno y entregando todo el espacio y el privilegio a la gasolina.
No se extrañen si ven velocípedos enjaezados por el recinto ferial, embelleciendo la puerta de cualquier caseta y prestos para el desplazamiento de feriantes vestidos de faralaes. No habrán llegado en helicóptero, pero sepan que habrán debido de sortear obstáculos (vallas, obras de tanques de tormentas, tómbolas, hamburgueserías, puestos, ríos de plástico y cristales rotos, un único carril bici que absorbe el éxodo a pie de miles de personas emparedado entre una valla y el asfalto de acceso a la autovía, colas de taxis, avenidas mal iluminadas, etc.) que no creerían.
Todos volverán a casa con agujetas de risa en las mejillas. Aunque la Feria de Córdoba se haya marcado otro gol en propia puerta en el partido de la Salud y la Movilidad.
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