Ya lo dijo Leibniz allá por el siglo XVII, antes de morir como el gran sabio de su tiempo y de mucho tiempo después. El maestro de tan diversas disciplinas como la teología, la física, la ingeniería, el derecho o la astronomía, “la política es el arte de lo posible”.
En Córdoba, los ceses y las dimisiones (eso sí, siempre forzadas y pistola en mano) se nos están yendo de las manos. Cara de Paco Martínez Soria se me queda. Pero, ya saben, todo es posible. Que si el gerente de la Orquesta de Córdoba, Daniel Broncano, se va sin terminar su contrato, dejándonos con el misterio en la boca; que si dimite el gerente de Mercacórdoba, o se va a la empresa privada el de Sadeco; que si cesan de manera fulminante a Carlos Aladro, el flamante gerente del IMAE y este se hace un zapateo por todo lo alto que nos deja ojipláticos; o para terminar (¿hemos terminado?) nos desayunamos con la dimisión (forzada) del Coordinador de Turismo, Rafael Clavero, que se ha despedido con una carta al Alcalde que no tiene desperdicio.
El culebrón de ceses tiene tintes que trascienden también lo municipal. Ya saben, el insólito cese de la directora del Arqueológico con la famosa frase del consejero (ese que cree que la cultura debe estar al servicio del turismo de hordas de guiris que desembarquen en la costa del Sol) sobre que el modelo de la cesada directora “estaba agotado”. “Señora Baena, váyase, que está usted más antigua que las piedras del museo”, parece que le decía. Y acto seguido - bueno, no tan seguido - la nombra asesora técnica del museo más moderno de Andalucía, o sea el C3A… ¿En qué quedamos?
La congruencia es la madre de la ciencia. Bueno, menos en la “ciencia política”, donde, ya saben, todo es posible. En la Córdoba lejana y sola, hay que añadir este mirar hacia dentro que tenemos. Como los patios, que esconden más de lo que enseñan. Y ese halo de oscurantismo parece que nos invade. Nunca las cosas son lo que parecen, ni se explican las razones, esbozándose frases inocuas que nos dejan con cara de idiotas. Es curioso que cuando los políticos nombran cargos de confianza, venden lo preparado que está este o aquel y cuando los fulminan resulta que, en realidad, no valían un pimiento, ni tenían experiencia. Y el político que así lo decide, ¿no debe responder por ello?
En esta ciudad necesitamos un gran Plan Estratégico de verdad que aúne la cultura y el turismo, con rigor y sostenibilidad, dado que vivimos, en esencia, precisamente de ambas cosas. Los ceses, el mal rollo y la poca sintonía entre ambas áreas es doloroso y difumina el futuro. Vamos sin rumbo ni coordinación, cuesta abajo y sin freno y hasta perdiendo eventos, citas y fondos europeos.
En fin, siempre nos quedará para revivir a Leibniz la política nacional y Óscar Puente, ese singular personaje que ha hecho posible que cualquiera pueda ser ministro. Estos días ha rebuznado como argumento en favor de la amnistía un “ahorrémosle trabajo a la justicia”, y es que si Leibniz levantara la cabeza, tal vez haría un retoque a su aserto: la política es el arte de hacer posible lo imposible por cualquier imbécil. Así nos va.
Soy cordobesa, del barrio de Ciudad Jardín y ciudadana del mundo, los ochenta fueron mi momento; hiperactiva y poliédrica, nieta, hija, hermana, madre y compañera de destino y desde que recuerdo soy y me siento Abogada.
Pipí Calzaslargas me enseñó que también nosotras podíamos ser libres, dueñas de nuestro destino, no estar sometidas y defender a los más débiles. Llevo muchos años demandando justicia y utilizando mi voz para elevar las palabras de otros. Palabras de reivindicación, de queja, de demanda o de contestación, palabras de súplica o allanamiento, y hasta palabras de amor o desamor. Ahora y aquí seré la única dueña de las palabras que les ofrezco en este azafate, la bandeja que tanto me recuerda a mi abuela y en la que espero servirles lo que mi retina femenina enfoque sobre el pasado, el presente y el futuro de una ciudad tan singular como esta.
¿ Mi vida ? … Carpe diem amigos, que antes de lo deseable, anochecerá.
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