Colombofilia, colombofobia
Si mis fuentes son correctas, la primera federación deportiva constituida en España fue la hoy llamada Real Federación Colombófila Española. Nació un 7 de septiembre de 1894. Para mí es una pista de la sorprendente y consolidada devoción que tradicionalmente ha existido en España por las palomas. Las palomas mensajeras, protagonistas de ese curioso deporte, al menos viajaban de vez en cuando. Hoy sus hermanas no mensajeras (hay mucho paro entre las palomas) se quedan insistentemente en su ventana, ensucian su azotea, cubren de excrementos sus momumentos o destrozan su cornisa, por poner algunos ejemplos de sus competencias.
En estas breves líneas, habrán deducido que odio las palomas. Desconozco de qué fecha data la Federación Española de Tiro a Vuelo, pero sí recuerdo que cuando era pequeño tuve un amigo cuyo padre era un campeonísimo de tiro pichón. Me acuerdo mucho del padre de mi amigo, al que nunca conocí. Lo cierto es que llevo mucho tiempo preguntándome el por qué de la buena prensa de las palomas. A qué lobby pertenecerán. A quién tienen infiltrado en los grandes grupos de comunicación. Ya sospechaba yo algo viendo el símbolo de una caja de ahorros de fuerte raigambre local. ¡Y qué decir de los cientos y cientos de versiones (artísticas y no tanto) de la paloma de la paz! ¿Cómo pudo Picasso caer en semejante lugar común? ¡Pero si le puso a su hija Paloma! ¿Cómo pudo el Espíritu Santo cobrar vida en tamaño error con alas? Puede que la explicación esté llanamente en una pésima traducción de los originales libros sagrados pero eso es para otro blog. ¿Acaso será ésta la pista buena? Parece que el origen data de la paloma que usó Noé para saber si había tierra por encima del nivel de las aguas del diluvio. Y volvió con una rama de olivo. Encima. Con la alergia que provocan. Ya la cosa comenzó torcida.
¿Y las sueltas de palomas? Aunque siempre sobreactuadas, diría que son una gran idea. Pero no se van. Se multiplican una y otra vez, dada la persistencia de nuestro “buen tiempo”. Y encima nadie las puede tocar. Incluso veo personas mayores que les dan de comer. Y promueven su entrañable gesto con sus nietos. Yo los miro mal. “Seguro que no viven en las zonas altas del casco antiguo” -pienso-. Seguro que no tienen, como yo, en desuso el despertador, porque el arrullo colectivo y los acelerados y pesados aleteos de sus gordas masas de inutilidad me despiertan un rato antes de la ya de por sí temprana hora en que me levanto. Y cuando levantan el vuelo descubro que ni siquiera pintan de un beatífico blanco el cielo cercano. Ahora un alto porcentaje son de un gris sucio e indefinido. Y han perdido todo el mínimo recato de apartarse ante la presencia humana. Por mucho que alguien quiera aparentar ponerse amenazante, acaba siendo uno mismo el que se tiene que apartar para no pisarlas en las Tendillas. Las odio, definitivamente. He canalizado mis peores instintos con las palomas. Casi me las imagino tecleando las valoraciones diarias de las agencias de calificación. Sé que pareceré inhumano frente a protectoras de animales y demás adalides de la vida. Pero es que a mí ellas me la hacen imposible. Y mientras me pregunto acerca de los incuestionables méritos de este ave que a mí se me escapan, me llega igualmente que hay más descarriados como yo que ya empiezan a cuestionar su impunidad, ciudades que contabilizan el sobrecosto del deterioro de edificios y medidas de lucha biológica como el empleo de halcones. Pero esta solución no es válida para un centro histórico lleno de calles estrechas. ¿Alguien tiene otra? ¿Leerán este blog responsables políticos? Mientras crece sin fin la colombodemografía (valga el palabro), sirva esta entrada como un grito de socorro.
Y a mis amigos ecologistas, con los que puedo coincidir en tantas otras cosas, sólo quiero pedirles perdón, y que, por favor, si les parece un despropósito lo que hoy escribo, pasen por mi casa a recoger y hacerse cargo del medio centenar de palomas que habitan a menos de veinte metros a la redonda de mis ventanas y balcones sin estar yo federado ni nada que se le parezca. Muchas gracias
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