Puente hacia un pequeño mundo de sueños
Es el lugar idóneo. Aquel en que dar rienda suelta a la imaginación. Ése en que acabar con las ataduras. El mismo en que liberar a las emociones. Es el rincón perfecto para destrozar la inhibición. Sentir y reír es posible en ese planeta en que a lo largo de unos días se convierte el Gran Teatro. Alzar la voz o aprender a volar es posible gracias a eso llamado copla de febrero. Es lo que ocurriera precisamente en la extensa noche del viernes, tan larga que terminara por ser madrugada de este sábado. Las ilusiones brotan incluso cuando la batalla alcanza su punto culminante, como lo fuera la final del Concurso de Agrupaciones Carnavalescas. Claro está que un premio siempre resulta importante, pero mucho más lo es pellizcar el corazón ajeno o provocar la carcajada colectiva; mucha más lo es el aplauso de un público que por fin fuera más numeroso.
La función más larga del certamen no lo pareció por momentos. En ella ejercieron de maestros de ceremonia Juan Domínguez Patato y Mari Ángeles Mellado, compañeros de PTV Córdoba, y estuvieron presentes diversas autoridades en el palco. El primer teniente de alcalde de Córdoba, Pedro García, o la concejala de Promoción de la Ciudad, Carmen González, fueron algunas. El caso es que la sesión definitiva arrancó como un sueño con la cantera del Carnaval. A la comparsa infantil de La rebelión de los valientes, de Pozoblanco, le correspondió abrir la noche con ‘Este mundo se nos queda pequeño’. Entrañable resultó de nuevo su paso por el Gran Teatro, al igual que el de la segunda agrupación infantil de esta edición. Fue la chirigota de Miguel Pinto y Gregorio, que regresó con su ‘Como perros y gatos’. En ambos casos se rondó la media entrada en el auditorio. Sea como fuere, el respetable compartió con los jóvenes sus sueños. Unos y otros recibieron regalo por parte de la Asociación Carnavalesca Cordobesa.
Pero antes del segundo grupo de chicos y chicas pasaron por el escenario dos de los primeros nueve que habían de competir por premio. El primer pase del certamen en su más estricto sentido lo completó la comparsa de Pablo Castilla, para cuya aparición el teatro mejoró muy mucho imagen y ambiente: por primera vez en todo el Concurso se aproximó al lleno. Un ‘Puente de plata’ unió el terreno con el pequeño mundo de los sueños, que fue también de las emociones. La agrupación del histórico autor tiró una gran tanda de pasodobles, con uno primero sobre el drama que es el Alzheimer: “Si algún día me olvido, sólo te pido que tú no te olvides”. El segundo fue un obsequio en forma de copla al pregonero del Carnaval de este año, Miguel Amate. “Aunque somos rivales, también somos dos amigos, aunque somos rivales, nos engancha esta afición, aunque somos rivales, cuánto bueno hemos vivido […] y qué sabrá la gente de nuestra relación”, cantó el conjunto. También hubo recuerdo, sin nombrarle, para otro grande de la fiesta: Paco Luque, fallecido dos semanas antes de volver al Gran Teatro.
Miguel Amate observaba junto al palco de autoridades. Otra vez, tres generales del febrero cordobés alzaban sus armas en un mismo bando. El campo de batalla cambió después de la mano de ‘Las superwoman’. La chirigota de Los Nenes de Cañete de las Torres se estrenaba en una final en su tercera participación en el Concurso. De Bailén se pasó a un parque en el que transcurrió la historia de su primer cuplé. En el segundo, el nieto relató que le gusta más la feria que el Carnaval. Y eso que la yaya no deja de inculcarle la pasión por Don Carnal. El pequeño mundo de las risas lo fue después de la rebelión de ‘Los mequetrefes’. La comparsa de los hermanos Cobos se ganó un hueco en la final con su tipo de ciudadano de clase obrera que por tercera vez en el certamen llamó a la sublevación. Lo hizo de manera concreta en el primero de sus pasodobles, que versó sobre la lucha por las pensiones de no pocos jubilados de España. Menos reivindicativo pero mucho más emotivo fue el segundo de la tanda, que dedicó la agrupación a Paco Molina, el joven cordobés que desapareció hace ya más de tres años. Entre bambalinas escuchaba con atención su padre.
“No sé dónde buscarte, vida mía […] no sé por qué estoy viva, por qué imploro, dónde estás mi tesoro […] sabes que te quiero y que te voy a buscar […] 44 hojas en el calendario resumen el calvario de esta familia […] tenemos un amigo que hay que encontrar”, cantó la comparsa. Primero lo hizo en voz de su madre y después en la propia. El Gran Teatro permanecía muy vivo justo antes de un tiempo de descanso en el que llegó el sueño del merecido reconocimiento a veteranos carnavaleros. Primero fue turno para José Carrillo Jiménez, Pepín Carrillo, que recibió este año el Micrófono de Oro. El autor y director, otro inconfundible, fue el elegido por la Asociación Pasión por Córdoba, que desde hace 11 años efectúa este homenaje. El galardón lo entregó Carmen González antes de que las comparsas de Javi Lonene y Los Herederos, en las que participa actualmente Carrillo, cantaran un pasodoble escrito por su hijo José Carlos. Después fue turno para José Caballero, Juan Manuel Cañete, Víctor Balboa, José Expósito y Pedro Pérez, a quienes la Asociación Carnavalesca Cordobesa eligió como Antifaces de Oro este 2019.
Incluso Juan Domínguez Patato y Mari Ángeles Mellado obtuvieron su reconocimiento. Sucedió por parte de la propia Carnavalesca, con el también periodista Rafael Butelo como presentador en todo momento. Media hora después, el salón de la casa de una solterona llamada Benita fue el pequeño mundo en que se convirtió el Gran Teatro. El pulso de la final lo retomó ‘¡Pa vestir santos!’, la chirigota de los hermanos Gallardo. El grupo de Cañete de las Torres volvió a hacer vibrar al principal espacio escénico a lo largo de todo su repertorio. Después de una buena tanda de pasodobles lanzó otra de cuplés todavía mejor, con Isabel Ambrosio como protagonista indirecta de ambos. En el primero, abordaron estas mujeres el cambio de nomenclatura de algunas calles de la capital para culminar con una petición a su alcaldesa, que se lleve a Fleky con sus carretas. En el segundo también fue nombrada la primera edil de Córdoba, aunque lo importante era el otro guiño: “Y mira Lola, mi vecina de Cañete, que con los nietos me tiene hasta el copete”. Fue por ‘Las superwoman’, de forma que el conjunto citó a dos de su modalidad que también estaban en la última sesión.
En el siguiente turno de actuación el puente se tendió hasta el Valle de los Caídos. En dicho escenario siguió la historia del cuarteto de Pepón hijo, ‘Multiservicios Los Pepes, Obras Varias’. Los dos alocados albañiles volvieron a la escena inicial en la que un asesor del Gobierno les quiso contratar para la exhumación de Franco, idea ante la que se daba la oposición benedictina. En realidad fue un resumen de los anteriores pases, puesto que el dictador volvió a resucitar y perderse. Así, tras mencionar a los hermanos Aranda y Rafa Rojano -y Manolo Ruiz- en su segundo cuplé culminaron la hilarante narración con el caudillo presente. Pero éste se marchó y dejó una carta a los obreros que finalizó del siguiente modo: “Yo que quise terminar con el Carnaval y vais y me sacáis en la final”. El público respondió a su actuación con un sonoro aplauso.
Quizá había en el Gran Teatro quien tuviera el sueño de ver a Raphael. Lo cumplió en la final gracias a ‘Los del S’Candalo’. La chirigota de Barrera, de Almodóvar del Rio, llevó de nuevo su espectáculo a las tablas del auditorio. La asistencia era muy buena a esa hora de la madrugada, casi a las dos, y el respetable se vino arriba con el show de los cucos. Tras un pasodoble contra la violencia de género y otro que fue una crítica a las relaciones dentro del Concurso, el grupo tiró una simpática tanda de cuplés en la que sobresalió el segundo. En éste citó a Javi Lonene, que fue la que le sucedió en el escenario: el perro se desataba con el autor de comparsas, pero se hacía el dormido con el repertorio de su amo. Después llegó la hora de volar, que no de aprender ni de intentarlo. Fue con ‘Qué bonita se te ve’, lo que exclamó la agrupación con autoría de Francisco Javier González en su segundo pasodoble. Éste lo dedicó con su particular sello a Córdoba y desde el cielo, como aviador que en esta ocasión era: “Tengo la suerte de poder surcar los cielos, de sentir cómo me acarician los vientos […] qué bonita se te ve, cerca de San Rafael […] cómo no voy a quererte, cómo no voy a cantarte, si como tú no hay ninguna”.
La comparsa de Javi Lonene abrió la tanda importante dentro de la modalidad con una letra sobre la lucha por las pensiones. Lo hizo a través de un diálogo de un abuelo y su nieto camino de una manifestación: “Les sobran los cojones, sin banderas ni colores […] demostraron que ellos sí son españoles”. Los aviadores lanzaron también dos muy buenos cuplés, el primero con referencias a las dos anteriores ideas del autor: ‘A que te enamoro’ y ‘La pasarela’. Sin que el ambiente decreciera, el medio de transporte varió acto seguido. Del avión al coche de caballos para cruzar el puente. Sucedió con la chirigota de Fleky, ‘Los catedráticos’, que cerró otro pase completo. En el primero de sus pasodobles criticó a los medios de comunicación por el trato que dan al Carnaval. “Qué he hecho, dígame usted qué le he hecho para que nunca me muestre respeto […] por qué todos los años hablan sobre nosotros para hacernos daño […] no sois capaces ni de dar bien nuestros nombres”, fue parte de la dedicatoria a la prensa.
No son buenas las generalizaciones, pero en su derecho estaba el cochero de mostrar su enfado. En sus cuplés, la agrupación lanzó dos letras relacionadas con su tipo. En el primero, llevaba el carruaje a la ITV, donde le atendía un gay; en el segundo, habló de su caballo, Lucero, al que tenía “dominado total” pero que en una ocasión tras una orden le dio con el miembro en la frente. Aunque decreció la afluencia de público, por encima de las tres de la madrugada de este sábado el Gran Teatro continuaba con un gran ambiente para recibir al último de los grupos de la final, la comparsa de Los Niños. Los artistas franceses de ‘La Bohème’ sellaron una notable actuación, de modo que se cerraba el círculo. Arrancaba la cuenta atrás para bajar la persiana a una final de primer nivel, desde el principio hasta el término. En su primer pasodoble, cantaron los bohemios galos en defensa de la libertad de la expresión. Para ello nombraron a diversos autores como Antonio Machado, Pablo Neruda, Bertolt Brecht o Federico García Lorca.
“Hicieron silenciar esos versos de revolución, voz valiente de un pueblo […] y afortunados, que eso es tiempo pasado, ya no existe la censura […] hoy quiero recordar que aún queda más de un preso por su manera de actuar […] griten fuerte que no les puedan callar”, cantó la comparsa de Los Niños. En el segundo, hubo una dura crítica a la alcaldesa de Córdoba, Isabel Ambrosio. “Ilustre y odiada alcaldesa, le canto esta letra […] le quiero preguntar si desea que sus hijas aquí tengan su salida o tuvieran que emigrar […] luego no pida que la voten, sanguijuela de las pobres […] no se da cuenta de que su pueblo está viviendo en el alambre, poco a poco está muriéndose de hambre”, le dedicó el grupo a la primera edil. Fue parte del repertorio con que el telón del Gran Teatro cayó por última vez este año. Y en realidad no, porque este sábado es turno para el Pregón de Miguel Amate.
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