La melodía de un joven pianista para Jesús Caído de Aguilar en Córdoba
Su cortejo estaba a punto de recorrer San Fernando. En la calle de la Feria, como se la conoce popularmente, cientos de personas aguardaban. Pero se demoró el paso de la hermandad por ese punto debido al tránsito de otra. Desde el arco del Compás de San Francisco se divisaba a Nuestro Padre Jesús Caído de Aguilar de la Frontera. Quizá en ese instante nadie esperaba lo que estaba por suceder. Y fue uno de los momentos más singulares y emocionantes del Magno Vía Crucis que se celebró en Córdoba el sábado.
Cuando la comitiva tuvo el recorrido abierto avanzó dirección Diario de Córdoba. Aunque apenas lo hizo unos metros antes de vivir un instante para el recuerdo. Lo será tanto para sus hermanos como para quienes lo vivieron. Y, en especial, para quien dedicó una suave melodía a la talla atribuida a Blas Molner. Sonaba la granadera de la Agrupación Musical Nuestra Señora de las Angustias de Alcalá la Real (Jaén) cuando, de repente, uno de los encargados del trono gestualizó aquí y allá.
Y comenzó a sonar un piano. Al teclado estaba Rafa Lucena, un chaval de 13 años que con toda destreza dedicó una marcha en formato clásico a Nuestro Padre Jesús Caído. Interpretó el joven La esperanza de María. La melodía brotaba mientras se callaban los tambores. Se hizo el silencio, los presentes querían disfrutar de un regalo para los oídos y la vista entre los naranjos de la calle San Fernando. Sucedió junto al Hostal La Fuente, que hizo posible la actuación.
Relación familiar con la hermandad
Mientras se escuchaba la delicadeza de cada nota el Señor, rodilla en suelo y mano en roca con la Cruz aún al hombro, y tras él Simón de Cirene, avanzó imperceptiblemente. La mecida era suave. Creó Rafa Lucena, en su adolescencia, una estampa mágica. Y al terminar, se quebró la quietud en un arrebato de aplausos. Agradecía el chico lo que todos le permitieron vivir. Porque, además, la hermandad de Aguilar de la Frontera sabía del obsequio. Estaba todo planificado, y salió a pedir de boca.
¿Por qué eligió el joven músico esta corporación? No fue arbitraria la decisión, tenía su razón de ser. Su familia permanece muy vinculada a Nuestro Padre Jesús Caído, que brilló lejos de su Plaza Octogonal. No en vano, su madre mantiene relación con dicha cofradía al ser su padre, el abuelo materno del artista, hermano mayor tiempo atrás. En la memoria estaba, por tanto, Rafael Bérchez, ya fallecido, que rigió en una etapa de su larga historia la hermandad aguilarense.
A todo esto, la marcha escogida, La esperanza de María, es una obra del compositor sevillano Alejandro Blanco. Su estreno tuvo lugar en marzo de 2019 en la maestría de la Agrupación Musical Virgen de los Reyes de la capital hispalense. Bella volvió al aire, esta vez del otoño cordobés, el sábado en pleno Magno Vía Crucis. A buen seguro, ni Rafa Lucena, ni su familia ni los miembros de la cofradía…ni el público olvidarán esos minutos intensos. Y si lo hicieran, grabado quedó para rememorarlo cuando se quiera.
0