Cuatro razones (y hay más) para abonarse al Córdoba

El Córdoba ha hecho movimientos -y los que vendrán- para lanzar un mensaje de esperanza en el futuro. Si su propuesta ha calado entre la afición es una cuestión que empezará a chequearse este martes con el inicio de la venta de abonos para la temporada 19-20, en la que el club blanquiverde competirá en Segunda División B después de doce años dentro del mapa del fútbol profesional. Apoyado en una campaña que apela al sentimiento puro -Más fuerte que la razón-, el Córdoba inicia desde el 9 de julio la fase de renovación, en la que también se pueden sellar nuevas altas. Esta etapa se va a desarrollar hasta el 2 de agosto. Los cambios y la mejora de asientos tienen como plazo los días 5, 6 y 7 de agosto. Mientras, la venta libre va a comenzar el 8 de agosto y va a proseguir hasta el viernes previo al primer encuentro liguero (24 o 25 de agosto). Los horarios de taquillas van a ser de 10:00 a 14:00 y de 18:00 a 21:00 de los lunes a viernes y de 10:00 a 14:’00 los sábados. ¿Qué razones tiene el hincha cordobesista para abonarse? Ahí van algunas.

Un guiño a la identidad. Innecesario para el sector más arraigado del cordobesismo, pero seguramente interesante para la generación más joven, que se ha criado futbolísticamente en el escenario del fútbol profesional y ha visto a Messi y Cristiano Ronaldo jugar en El Arcángel. “No voy al fútbol, voy al Córdoba”, le dice una abuela a su nieto en el spot de la campaña de abonos, que pone el acento en las peculiariades del cordobesista que sabe que “aquí nunca vamos a ganar la Champions” pero que es capaz de entusiasmarse ante la batalla por el “noveno ascenso de nuestra historia”. Muchos cordobesistas van a tener la ocasión de comprobar de qué va eso de ser el enemigo a batir en una categoría en la que hay que andar listo y tener el pellejo duro.

Un objetivo claro. Hay que ascender lo más pronto posible. No le queda otra. Adiós a las metas difusas, al estar por estar, a repetir que todo da lo mismo hasta que no quedan diez jornadas, a la excusa permanente y la exaltación de lo obvio. El Córdoba, por ser un recién descendido y por la responsabilidad que comporta su nombre, se marca el reto de regresar a Segunda División. Si es en un año, mejor que en dos. Hay que ganar dos campeonatos: la Liga y el play off. Cualquier juicio se realizará en función de este objetivo, por lo que no habrá demasiado espacio para divagar. Mejor así. Es más fácil la unión cuando el interés común está claro.

Un entrenador con carisma. La contratación de Enrique Martín Monreal supuso un impacto positivo en el cordobesismo. Después de un periodo de casting con nombres como los de Salmoral, Calero o Agné, la hinchada recibió con una sonrisa la llegada de un nombre conocido para abanderar el proyecto. Enrique Martín, una leyenda de Osasuna -lo ascendió a Primera División como entrenador y fue su único escudo colo jugador-, llega a El Arcángel con 63 años y 30 de experiencia en los banquillos. Su personalidad y su capacidad para gestionar vestuarios le confieren un voto de confianza inicial que no se detectó -aunque las circunstancias, obviamente, eran muy distintas- en los últimos relevos en la dirección del equipo, especialmente con Curro Torres y Rafa Navarro.

Un ídolo del pueblo. El fichaje de Javi Flores ha revolucionado el ánimo de la afición por fondo y forma. El jugador del barrio de Fátima vistió la blanquiverde desde los 7 años hasta los 25 y fue protagonista de un ascenso desde Segunda B: el de El Alcoraz de Huesca en 2007. Llega después de haber pedido a Elche -donde tenía un año más de contrato- que le dejara salir para acudir a “ayudar al equipo de mi tierra cuando más lo necesita”, según explica el futbolista en un vídeo difundido por la entidad cordobesista. Flores, de 33 años, sale por su propio pie del mapa del fútbol profesional -los dos últimos cursos ha sido titular indiscutible en el Elche, con ascenso y consolidación incluidos- para regresar ocho años después al Córdoba. Será uno de los iconos del club. Le aguarda el brazalete de capitán. El cordobesismo ha acogido su vuelta con agradecimiento y expectativas.