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En la base | Club Natación Córdoba, brazadas con tradición

Club Natación Córdoba | ÁLEX GALLEGOS

Cristian López

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La historia pone a cada uno en su lugar. El que merece. Por derecho propio. Hay legados que ofrecen un prisma general de un recorrido vital. Experiencias acumuladas que atesoran conocimientos aún inalcanzables para otros proyectos más bisoños. Enseñanzas que facilitan cierto trabajo, pero que a su vez no hacen más que aumentar la exigencia. Además, el ciclo de crecimiento incentiva la necesidad de mantener viva la llama de la motivación y de la ilusión. Eso sí, atendiendo a cómo funciona un día a día en el Club Natación Córdoba, no cabe duda de que ese aspecto se encuentra engrasado a la perfección. Y de ello ha tomado buena cuenta CORDÓPOLIS, que no ha dudado en sumergirse en el relato diario de una entidad que atesora 30 años de historia. Se dice pronto. Desde las raíces más profundas de un club que temporada tras temporada busca sacar a flote a un plantel de referencia. Y de momento, las brazadas confirman una progresión sobresaliente.

No siempre los refranes están para cumplirse, o al menos, no todos en su totalidad. Es más, hay frases hechas que se contradicen unas de otras. Esa máxima de renovarse o morir podría aplicarse únicamente en cierto modo con el club califa, que ha estado liderado desde su fundación en 1990 por Jesús Merino, una de las personas que más sabe de la natación en Córdoba. Bajo su experiencia fluye a grandes rasgos el devenir del equipo, pues hay que recordar que si algo funciona, mejor no tocarlo. Eso sí, esa sabiduría se complementa con la savia nueva que aportan entrenadores del nivel de Pedro Serrano o Camilo Puertas, además de la espontaneidad, aspecto muy efervescente en la creatividad, de los centenares de jóvenes nadadores que año tras año pasan por el club.

Sus pasos en el inicio de la década de los noventa se produjeron prácticamente sin que por aquel entonces hubiera instalaciones en la ciudad. “Solo usábamos las del Centro de Enseñanzas Integradas, que ahora es Rabanales, una piscina que medio utilizábamos, con condiciones muy lamentables, hasta que en 1993 se abre Vista Alegre”, recuerda Merino, actual presidente del club. Fue a partir de entonces cuando comienzan a consolidarse, siendo a día de hoy el decano -en activo- de la natación en la ciudad. Una filosofía que ha apostado desde el primer momento por la cantera, pese a que ha tenido que ir reconstruyendo sus líneas de actuación debido a los cambios en la instalación (desde 2005 entrena en Lepanto) y su posterior privatización. Aún así, la raíz queda muy presente en todos aquellos que portan el gorro de baño distintivo del equipo.

“Todos los entrenadores que ha habido a lo largo de estos años y que ahora siguen con nosotros, todos han sido nadadores”, repasa el dirigente, quien subraya además que “este deporte es muy de valores, como el sacrificio, el de grupo es complicado porque es un deporte individual, entonces cada uno va mirando un poco por sus expectativas y logros, pero luego hay mucho roce porque estamos juntos, compartimos calle, vestuarios y al final son grupos de amigos y amigas. Con lo cual, desarrollamos mucho el esfuerzo, el sacrificio, el entender que o lo hago yo o nadie me va a ayudar”.

Pese a todo, la vertiente deportiva tiene igualmente su lado de importancia en la planificación del club. Es más, Merino se muestra ambicioso de cara a este curso, en el que “esperamos incluso más”, matiza. “Hasta el año pasado, aquí había nadadores que entrenaban en esta piscina pero estaban federados en Málaga, y este año han decidido junto a sus padres federarse con nosotros, entonces el club se ha visto fortalecido”, explica, detallando que “la idea es esa, no solo trabajar valores y hacer deporte, sino también mejorar desde el punto de vista del rendimiento deportivo”. Un salto cualitativo que, con la llegada de la pandemia ha tenido una doble respuesta, puesto que por un lado se han incorporado nuevos integrantes, aunque otros -en gran parte, los más pequeños- han decidido parar su actividad hasta que la situación mejore, algo que es “totalmente comprensible” en palabras del presidente.

El trabajo en la sombra para que luego brille en el agua. De esos héroes anónimos se compone la entidad califa, que no cesa en su empeño de seguir mejorando. No es para menos. Y más aún al contar con profesionales cargados de ganas y motivación. Es el caso de Pedro Serrano, otro de los nombres propios del triatlón y de la natación cordobesa, quien recalca que la temporada “se presenta apasionante, dentro de la situación que tenemos”. De hecho, él es uno de los que este curso se ha comprometido de nuevo de forma absoluta con el CN Córdoba, y por cuyas manos también pasa la opción de erigirse en referente, no solo provincial, sino también andaluz. “Se ha creado muy buen grupo, tenemos un nadador de 2006 muy bueno, Pablo Vargas, y estamos muy motivados. También un equipo femenino un poquito fuerte, y estamos muy concienciados en el trabajo que hay que hacer”, explica el técnico.

Ilusiones al borde de la piscina. Ahora toca lanzarse y encarar la calle con la mayor motivación posible. Como llevan haciendo más de 30 años. No duden que así será. Nuevas caras. Nuevos retos. Incluso nuevos protocolos. Pero la emoción sigue intacta como si fuera el primer día. Como en el caso de Serrano, que vuelve a su orígenes, pues siempre queda algo cuando te vinculas a un club. En este caso, el Club Natación Córdoba. Las brazadas con mayor tradición.

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