En la base | Club Adecor, un set de más de 30 años
Más que las medallas, los campeonatos o los premios, a veces, en el deporte, el verdadero éxito es simplemente permanecer en el tiempo. Ser constante y edificar un proyecto sólido, aunque el techo vaya cambiando con el paso de las temporadas. Esa filosofía, más aun en disciplinas alejadas de los grandes focos masivos, es la única receta posible para perdurar en el amplio entramado del deporte colectivo. En el caso de Córdoba, un club como el Adecor tuvo muy clara esa idea, y con la misma trabaja desde hace ya más de treinta años. Una entidad bípeda, pues sus esfuerzos tradicionalmente han estado divididos entre el fútbol sala y el voleibol. Y en ambos casos han conseguido saborear las mieles del éxito, con especial hincapié en el segundo, donde incluso se llegó a estar presente en la máxima división nacional.
Hubo una época en la que la ciudad llegó a gozar de hasta dos equipos en la élite del voleibol femenino español. Se dice pronto, pero ahí queda el dato para la historia, pues pocas veces ha vuelto a repetirse tal hazaña. Uno de ellos fue el Club Adecor -entonces denominado Inversa 3000-Adecor-, que alcanzó la promoción a la Superliga Femenina en abril de 2005, dando lugar a una época dorada en la que compartió estatus y reconocimientos con el Cajasur Córdoba, el cual había llegado a la máxima categoría un año antes. Su periplo apenas duró un curso debido a los problemas económicos, aunque ya entonces dejó muestras del enorme talento que aguardaba la cantera cordobesa. Y así fue como se dio paso a una nueva etapa, que no distinta a la anterior, pero ahora todos los esfuerzos ya iban a ir dirigidos a las bases.
Y es que, desde entonces, el Adecor no ha dejado de mimar y trabajar sobre el factor que más puede influir en la supervivencia de cualquier club: las jóvenes. Unos cimientos sólidos que han permitido que la entidad, fundada en 1987 por un grupo de técnicos y entusiastas del deporte que venían realizando labores de promoción deportiva desde varios años atrás en torno al núcleo del Colegio Público Andalucía, sea hoy día una de las referencias de voleibol andaluz de base. “El club nació con el propósito de tratar de inculcar a los jóvenes la idea de que el deporte puede ser una buena forma de ocupar su tiempo de ocio, ayudándoles no sólo en el aspecto físico, sino también en el sociocultural de su formación integral como personas”, explica su presidente, Fernando Ariza.
Así, “partiendo de esas premisas y considerando el trabajo como arma fundamental para alcanzar las metas marcadas, se planificó el trabajo de forma que se prestó especial atención a las tareas de promoción, pero sin olvidar el apoyo a aquellos deportistas que, por sus especiales características o por su progresión, necesitaban del marco de la competición para desarrollarse plenamente”, añade. Un esfuerzo que con el paso de los años ha ido ganando reconocimientos como haber sido seis veces designado como mejor club de Córdoba o una vez mejor club de voleibol de Andalucía, tras alcanzar el mencionado ascenso y después de acumular numerosos campeonatos provinciales y regionales.
De hecho, sobre aquella etapa en la élite, Ariza la recuerda “en términos como ilusionante, exigente o desafiante”, ya que “nuestro equipo debutó en la Superliga, máxima división del voleibol femenino nacional, realizando una brillante actuación en la que consiguió su clasificación para los play off por el título, situándose entre los ocho mejores equipos de España”, por lo que, pese a la crisis posterior, “mereció la pena vivir esos años en la élite deportiva nacional”.
Actualmente todo va enfocado a las categorías base, en las que “el club desarrolla una labor formativa-competitiva, intentando que nuestras jugadoras de categoría juvenil tengan una salida competitiva en la siguiente etapa deportiva”, puesto que “nuestra pretensión es formar jugadoras para que puedan competir al máximo nivel una vez hayan completado su etapa formativa” y “para ello intentamos participar en las competiciones de más nivel deportivo”. Elisa Torronteras es una de las entrenadoras que, semana tras semana, acude a Valdeolleros para continuar con la formación de las más pequeñas. “En los equipos federados la verdad que hemos tenido mucha suerte y se han mantenido todos, pero en cuanto a equipos municipales, de escuelas y de formación es donde más hemos notado que ha bajado mucho el número, pues los padres de los más pequeños son los que más miedo tienen a enfrentar a sus hijos a la actividad deportiva”.
Pero es que deporte siempre es sinónimo de salud, y en esas seguirán trabajando, y dando una oportunidad a centenares de jóvenes que en un momento dado descubrieron que el voleibol es su mayor pasión. Como lo es para Torronteras o para David Molina, director deportivo del Adecor, quien expone que “la media de años que una jugadora está con nosotros es entre seis y ocho años, y llega un momento en el que es parte de la familia del club”, pues “se crean una vínculos muy importantes y nosotros estamos muy pendientes de ellas, tanto de su educación, sus estudios, su vida social. Vamos, le hacemos un seguimiento desde que son pequeñas”. Un set de más de treinta años que no atisba el pitido final. Y que así sea. Historia viva del deporte de base cordobés. A por otro balón al aire.
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