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Así es como se hacía

Córdoba-Almería (1-0) en El Arcángel | ÁLEX GALLEGOS

Paco Merino

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Mejor tarde que nunca, dicen los paladines del positivismo. No está mal celebrar algo que dista mucho de ser una fiesta. Hay necesidad y es comprensible que a uno se le salten las lágrimas de la emoción cuando prueba el primer bocado después de mucho tiempo tragando aire podrido. El Córdoba ganó en la octava fecha de la Liga 1/2/3 y esos tres puntos arreglan más en la cabeza de los jugadores que en la clasificación, que sigue enviando mensajes inquietantes. Por algo hay que empezar y el Córdoba ya ha empezado a ganar. Lo hizo ante un notable adversario, un Almería enrachado que quizá subestimó a los blanquiverdes. Un gol de Piovaccari decidió el partido y llevó la primera alegría a un estadio que ansiaba recuperar sensaciones olvidadas. Nadie exige jugadas de orfebrería ni delirios de grandeza. Sólo sudor y honestidad. Del sentido del deber nace todo lo demás.

Lo de los cambios en el once cordobesista es como darle vueltas el puchero para ver si le mejora el sabor. Esta  vez Sandoval retiró a Fernández para meter a Loureiro y colocó como titular a Quim Araujo, mandando a la grada a hombres como Javi Lara o Erik Expósito, el delantero que llegó a última hora y que vive en un continuo vaivén. El nueve fue para Piovaccari, al que se le presumía un nivel de excitación máxima por el episodio de Los Cármenes, cuando el técnico le retiró antes de los veinte minutos por una desaplicación defensiva. El tanque de Gallarate entró de inicio para ejercer como ariete de una de las defensas más en forma de la categoría. Acabó siendo decisivo.

En Segunda División, donde salvo excepciones no hay grandes diferencias entre las plantillas, el factor anímico influye de manera determinante. El Almería es un equipo crecido y el Córdoba anda metido en una depresión global. Ésa era la primera guerra que tenía que librar el equipo de Sandoval. La misma de las semanas anteriores. La que le llevaba a actuar con miedo al error y con tibieza a la hora de disputar el balón. Esta vez no había margen para especular. Era el examen definitivo y se esperaba que la escuadra blanquiverde se comportara a la altura de las circunstancias.

En el primer tiempo no lo hizo del todo mal. Puso ganas y cierto orden. Suficiente para contrarrestar a un Almería muy contemplativo, que sobó la pelota y estuvo más a verlas venir. A los de casa les faltó lo de casi siempre: concreción. Lo intentan pero no les sale casi nada. En los primeros minutos hubo algunas llegadas en ambas áreas, pero sin que los porteros tuvieran que angustiarse. Los locales, muy pendientes de proteger su portería, buscaron las llegadas por las bandas. Romero y Jovanovic buscaron el uno contra uno, mientras que Piovaccari se escoró muchas veces a los costados para arrastrar al central y abrir hueco. Quim Araujo ayudó arriba con sus incorporaciones, igual que Álvaro Aguado. Pero hubo más fuegos de artificio que otra cosa.

Quim Araujo estuvo a punto de engatillar un disparo después de una buena dejada de Piovaccari, pero el almeriense Romera le arrebató el balón. En el minuto 25, el Almería tuvo su opción en un remate desde fuera del área de Juan Carlos que atajó Abad a ras de hierba. La mejor del Córdoba iba a llegar al filo de la media hora, en un pase de Bambock sobre Piovaccari. La defensa del Almería se quedó paralizada, pensando que el árbitro iba a señalar fuera de juego, pero el caso es que Moreno Aragón no se llevó el silbato a la boca y el italiano se plantó solo ante René. El meta almeriense salió victorioso en el mano a mano.

Esta acción animó a los de Sandoval, que dieron un paso adelante. Jovanovic, en un disparo en carrera, asustó a René. El Almería seguía a lo suyo. Bien pertrechado, sin volverse loco, esperó que le llegara la ocasión. La tuvo en el último minuto de la primera parte: en una acción embarullada en el área blanquiverde, Corpas estuvo a punto de abrir el marcador.

En la reanudación se instauró un ritmo frenético. No había otro remedio. El Córdoba dispuso de una clara ocasión en un zurdazo de Jaime Romero que rechazó René. Sandoval buscó más mordiente introduciendo en el campo a Javi Galán en lugar de un cansado Jovanovic, aunque el Almería ofrecía una imagen de cohesión y no renunciaba al contragolpe. Sin embargo, no lanzaban a puerta. La necesidad puso una dosis de gasolina extra en el Córdoba, que se dejó hasta el último resuello con el ánimo de la grada. Quim Araujo salió literalmente roto del césped. Con el Córdoba lanzado llegó el 1-0 y la grada estalló. Jaime Romero y Aguado construyeron la jugada para que el mediocentro enviara un centro que cazó con habilidad Piovaccari, que lo celebró con el exceso que la ocasión merecía.

Con diez minutos por delante, el Córdoba se atrincheró para defender su ventaja. Sandoval hizo debutar en el equipo a Luis Muñoz, un central más, para acorazar la meta de Carlos Abad en un final trepidante. El Almería buscó la fórmula de hacer llegar balones a Álvaro, su punta más inspirado, para lograr el empate. Al final, el Córdoba lo evitó con un último esfuerzo defensivo y tras un agrio final, con una tangana que terminó con la expulsión de Aythami y Corpas.

FICHA TÉCNICA

CÓRDOBA, 1: Carlos Abad; Loureiro, Aythami, Álex Quintanilla, Luismi Quezada; Bambock, Quim Araujo (Blati Touré, min. 67), Aguado (Luis Muñoz, min. 82); Jaime Romero, Jovanovic (Javi Galán, min. 63); y Piovaccari.

ALMERÍA, 0: René; Romera, Saveljich, Juan Ibiza (Trujillo, min. 34), Andoni López; De la Hoz, Yan Eteki (Chema, min. 76), Corpas; Juan Carlos Real, Luis Rioja (Sergio Aguza, min. 55); y Álvaro Giménez.

ÁRBITRO: Moreno Aragón (Comité Madrileño). Amonestó con tarjeta amarilla a los locales Jovanovic, Luismi Quezada, Loureiro, Bambock y Aguado y al visitante Aguza. Expulsó con roja directa al blanquiverde Aythami y a rojiblanco José Corpas.

GOL: 1-0 (73') Piovaccari.

INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la octava jornada del campeonato de Liga 1/2/3, disputado en el Estadio Municipal El Arcángel ante 11.284 espectadores.

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