Medina Azahara: “Siempre supimos que seríamos una banda longeva como los Rolling Stones”
A veces más vale pedir perdón que pedir permiso. La frase la pronuncia Manuel Martínez, líder incombustible de Medina Azahara, mientras accede por el muro norte hacia el Patio de los Naranjos de la Mezquita de Córdoba. Prevenido está de que hay que pedir autorización para echar fotos en esa plaza. Y también consciente del deseo del periodista de poder andurrear por la Mezquita junto al grupo que escribió y compuso ese himno tardío del rock andaluz que es Paseando por la Mezquita.
Una hora antes, eso sí, el teclista Manuel Ibáñez y el guitarrista Paco Ventura, ya habían advertido de que pasear por el Patio de los Naranjos entrañaba cierto riesgo de paralización intermitente si la gente los reconocía. Eso también ocurrió y seguirá ocurriendo durante los años en los que los tres componentes de ese mito del rock español que es Medina Azahara sigan recorriendo las calles de la ciudad de Córdoba, que es indisoluble de la propuesta musical con la que se han mantenido activos durante nada menos que 45 años.
Les quedan, como mínimo, dos más. Los que van a emplear en recorrer España y parte de Hispanoamerica para despedirse de su público, el verdadero motor que ha mantenido en la brecha a la que es una de las formaciones más longevas de la industria musical española. Medina Azahara quiso llamarse Mezquita, pero antes fue Revuelta y un poco antes Mazorca (el mote con el que en Córdoba se conoce a su cantante). Finalmente, tomaron el nombre de una ciudad palaciega que brilló como un cometa antes de acabar abandonada y arrasada.
Ellos, sin embargo, han preferido retirarse mientras les persigue el brillo, conscientes de que no tiene ningún sentido arrastrar su leyenda sobre unos escenarios que afrontan nuevos retos (y eso que ellos han sorteado no pocos). Con un futuro de carretera por delante, Medina Azahara se ha sentado en la terraza del Hotel Marisa, junto a la Mezquita, para hacer memoria de cuatro décadas y media de vida.
PREGUNTA. No sé cómo habéis vivido esta última semana desde que soltasteis la bomba. ¿Me podéis contar algunas cosas bonitas de esta semana, desde que habéis dicho que, bueno, que ya vamos echando el telón?
MANUEL MARTÍNEZ (MM). Bueno, sobre todo el cariño que la gente nos ha demostrado. Es verdad que, en cuanto se enteraron de la despedida, todo el mundo se volcó; nos han mostrado su apoyo y su seguimiento al grupo,. Y la verdad es que estamos orgullosos. Es difícil que esas cosas que te dicen ahora te las hubieran dicho antes, ¿no? Pero vivimos del presente, no podemos quedarnos en el pasado y debemos ser conscientes de que el cariño que la gente nos da, en los escenarios tenemos que devolverlo con creces. Ahora, con estos últimos conciertos y giras, que serán prácticamente una misma gira, pero en dos años, en 2025 y 2026. Tenemos que agradecerles todo lo que nos han dado durante tanto tiempo y dejarnos llevar en cada concierto.
Sería increíble poder tocar Paseando por la Mezquita dentro de la Mezquita
P. Supongo que ha sido una decisión muy meditada. Ya habéis hablado de ello; no era una despedida fácil, pero tampoco ha sido una decisión sencilla, ¿no? ¿En qué momento os juntáis y decís, “chicos, creo que este es el momento de echar el freno”?
MM. Realmente, no recuerdo cómo surgió, pero fue a partir de la despedida de Kroos, ¿no? Él dijo: “Me despido porque estoy en el mejor momento”. Nosotros pensamos lo mismo, ¿no? Que para despedirse hay que estar en el momento más álgido de nuestra carrera. Todavía llenamos conciertos y la gente disfruta con cada canción. Pensamos que era un buen momento porque lo que más nos costaba era sentir que nos íbamos a despedir poco a poco, y bueno, la edad tampoco perdona. Cada día que pasa es un día que no vas a vivir de nuevo. Así que decidimos que este era el momento idóneo. Queríamos que nuestra despedida fuera una decisión nuestra, no que nadie nos echara de los escenarios. Medina Azahara ha decidido decir adiós a una carrera, entre comillas, brillante. Siempre ha sido un grupo ejemplar en todos los aspectos, y nos despedimos con la satisfacción de haber sido fieles a nuestros principios y de haber mantenido, durante mucho tiempo, la antorcha del rock andaluz.
P. Y unidos.
MANUEL IBÁÑEZ (MI). Nada, nada, la culpa la tiene Toni Kroos y nuestra afición al fútbol.
P. Es que ahora os vais a dedicar al fútbol. Os vais a hacer agentes de futbolistas.
(Se ríen)
P. Ganaríais más seguro.
MI. No tengas ninguna duda.
P. No, hombre, a muchos nos ha sorprendido porque el año pasado estabais sacando un disco doble. Es mucho material, material nuevo además, y que llegaba después de un disco —entre comillas— tributo a Triana, ¿no? Como para decir, “Oye, chicos, nosotros seguimos en la brecha.” ¿Creativamente, cómo os sentís?
MM. Sí, más que un tributo era un homenaje. Hay muchos grupos de rock andaluz que han hecho buena música y buenos trabajos. Desde que empezó aquello, Smash o Flamenco. Empezaron a vislumbrarse cosas, y la carrera iba a ir por ahí. Una carrera sin fondo, con música autóctona de nuestra tierra mezclada con influencias de fuera. Pero es verdad que Triana supo darle al rock andaluz ese toque de comercialidad para llegar al público. Y nosotros nos sentimos un poco herederos de toda esa música que se había hecho en los años setenta.
Nosotros llegamos en los ochenta, y nuestra música también se convirtió en una referencia dentro del rock andaluz, pero, de alguna manera, fue alimentada por todos aquellos que hicieron ese rock andaluz. Así que pensamos que era el momento idóneo para hacer un disco en homenaje a quienes abrieron las puertas para que entraran los demás grupos. Y ese grupo era Triana. Nos sentimos muy orgullosos de esa gira y, por supuesto, de ese disco doble que hicimos hace nada. Aunque también es verdad que quedaron muchas canciones fuera.
El rock se cultiva de padres a hijos y siempre será un modo de vida
P. ¡Ah, encima!
MM. Sí, sí, muchas canciones se quedaron fuera del disco. Y bueno, estamos muy orgullosos de haber hecho ese disco, sobre todo cuando la industria no permite hacer discos de esa índole. Porque es verdad que, hoy en día, los artistas pueden subir una canción a las redes sin necesidad de discográfica; solo con tener buena presencia en redes ya te haces famoso y ganas mucho dinero, ¿no? Pero nosotros somos de la época antigua. De sacar discos, y este último, con muchas canciones. Y como nunca sabemos cuánto tiempo que íbamos a estar, queríamos hacer un buen disco con todas esas canciones.
P. ¿Cómo repartís esa creatividad? Quiero decir, porque un disco doble no sale de la nada.
MI. Bueno, la verdad es que el proceso creativo sigue más o menos las mismas fórmulas. (Comienzan a repicar las campanas de la Mezquita) A veces Manuel aporta una melodía y una letra, y tanto Paco como yo podemos hacer la música. Otras veces es al revés: tenemos una música creada a la cual Manuel le asigna una letra o melodía. Nuestro proceso creativo normalmente es así. Somos músicos que nunca dejamos de componer. La composición no es algo impuesto, no decimos “vamos a sentarnos a componer.” Manuel, en sus viajes, siempre lleva su libreta y a veces va apuntando. Es igual con Paco, en casa, que nunca para de crear.
P. ¿Estás todo el día con la guitarra, Paco?
PACO VENTURA (PV). Bueno, la composición surge un poco cuando menos te lo esperas… Vamos a tener que componer algo con estas campanas… La guitarra siempre la tengo a mano en casa, paso bastante tiempo tocando. De ahí nacen muchos riffs e ideas; voy apuntando en el teléfono. Antes tenía que subir al estudio, pero hoy en día, con las notas de audio en el teléfono, puedo grabar ideas, partes para temas. La inspiración tiene que pillarte trabajando, y a mí me pilla con la guitarra en la mano. Vas tomando notas, haciendo trozos de canciones, hasta que encuentras algo…
MM. Espera Paco, que se me ha ocurrido una (Se pone a cantar):
Las campanas de mi ciudad
van sonando por las callejuelas,
anunciando que va a llegar
con nosotros la primavera.
Una multinacional te puede llevar al éxito, pero también al fracaso
P. ¡Qué bonita! Así no os retiráis vosotros nunca.
(Se ríen los tres)
MM. Me estaba retumbando en la cabeza.
PV. La composición es como un músculo. Cuanto más la ejercitas, cuanto más compones, más natural se vuelve el proceso. Siempre tienes que tener tu instrumento y la mente abierta. Y no cerrarte a nada, porque ideas que parecen insignificantes pueden convertirse en la canción de tu vida. Así que no hay que desechar nada; luego ya se verá.
P. Iba a preguntarte, Manuel, cómo te brotan las canciones, pero ya me lo has demostrado. Reformulo la pregunta: ¿Dónde está la poesía para Manuel Martínez?
MM. Bueno, yo creo que la poesía es el momento. Como han dicho ellos, en cualquier momento estoy escribiendo. Cuanto más canciones haces, más afinas la puntería. Es cosa innata que te salga una canción y luego le das el color que necesita, con teclados, guitarras, batería, etc. A veces estoy durmiendo y me llega la inspiración; me levanto para escribir o grabarla en el móvil para tenerla más fresca por la mañana. Pero, para mí, no hay un momento preciso para componer. Me sale cuando menos me lo espero. Ese es, al menos mi caso.
P. Bueno, esta de las campanas ya te la he grabado yo, ya te la paso para que no se pierda.
MM. Vale vale.
P. Esto que estamos hablando es la parte más bonita de la música: la composición, la creación. La gente piensa que esto es la música y no tienen ni idea de lo que hay detrás. ¿Sabéis si realmente la gente comprende lo que es estar 45 años como grupo en un país como España, con una industria musical como la española?
MI. El escenario es la parte bonita de esta historia, pero la realidad es coger el coche en Córdoba, ir hasta Bilbao, y carretera. Nosotros, como somos una gran familia, viajamos juntos en furgoneta o coche, como se hacía antes. Eso no deja de ser una vida en familia, tiene sus buenos y malos momentos, como toda familia, pero aquí estamos, tras 45 años. Es que ha sido toda una vida dedicada a Medina Azahara. El escenario es la parte bonita, pero evidentemente hay algo más detrás están los procesos creativos. Están los desvelos, todo el esfuerzo. Sacar un disco o una canción a la calle, es darle a la gente la parte bonita. Pero todo eso es el fruto de muchas horas y toda una vida dedicada a ello.
P. Otra cosa que no sabe la gente: ¿Cuánta gente se mueve detrás de una gira de Medina Azahara. ¿Cuántos trabajos generáis vosotros también al mismo tiempo?
PV. Son muchas familias las que dependen y viven gracias a las giras de Medina Azahara. Hay que tener en cuenta que llevamos a nuestros técnicos desde hace 15 o 20 años; casi siempre son los mismos. Contamos con un equipo fijo: técnico de PA, técnico de monitores, gente de backline, equipo técnico… En fin, toda una familia de personas que vivimos por y para Medina Azahara.
MM. Además, están los empresarios que nos contratan, la gente que trabaja con ellos; la música mueve a muchísimas personas. Y la verdad es que una gira grande, como la que estamos a punto de hacer y como las que hemos hecho, requiere mucho tiempo de planificación: decidir dónde se hará el concierto, cómo se organizará, quién estará implicado. O sea, esto implica no solo que Medina Azahara se suba a un escenario, sino que haya garantías en todos los sentidos, con mucha gente alrededor trabajando para que ese concierto pueda realizarse. Luego, claro, ya depende también de los artistas, en este caso, Medina Azahara. Pero sí es cierto que, antes de que nosotros lleguemos al escenario, ya han pasado por ahí muchas personas y luego están aquellos que deben dejar el lugar limpio… o sea, ¡se mueve muchísima gente!
Hemos sido muy cabezones con nuestro estilo
P. Con un grupo como el vuestro, que suena como suena y con la cantidad de elementos que tiene vuestra música —las sinfonías, las melodías—, todo tiene que sonar afinadísimo. El sonido es muy importante para vosotros, ¿verdad?
PV. En ciudades importantes o grandes se nota menos, pero cuando tocamos en un pueblo más pequeño y se mueve muchísima gente para ver a Medina Azahara, se llenan los hoteles y el pueblo cobra una vida tremenda. Quería hacer esta puntualización, porque quizá en una ciudad grande se nota menos, pero hay pueblos que, en ese día o fin de semana, se llenan de personas que vienen al concierto, conocen esa ciudad, ese pueblo, y la verdad es que también aportamos algo a la economía, al impuesto de todo lo que se va generando en el país.
Como tú decías, siempre hemos cuidado muchísimo el sonido. Por eso llevamos un equipo técnico propio desde hace muchos años. No nos conformamos con un técnico cualquiera que nos pongan para un día específico —aunque seguramente lo haría muy bien—, sino que vamos con nuestro técnico, que nos conoce perfectamente, sabe cómo sonamos y conoce las canciones. Eso es importante, ¿no? A menudo se dice que uno puede sonar mejor en directo que en el disco, lo cual es importante y muy grato.
P. Manolo, no sé si hace 45 años, cuando estabas con Mazorca o con Revuelta, te imaginabas que seguirías 45 años recorriendo España. O si alguien te dijo: “Tú estás loco, si crees que vas a poder dedicarte a esto.”
MM. Bueno, esa frase la teníamos siempre en mente: “Nunca vas a llegar a nada, nunca vas a hacer esto, nunca vas a hacer lo otro”. Pero eso pasa en todos los oficios, ¿no? En el fútbol, en los toros, en cualquier cosa, la gente suele ser un poco incrédula sobre las posibilidades de cualquiera. Cuando formamos Medina Azahara, yo pensaba que el grupo duraría mucho tiempo. No tanto, claro, pero siempre tuvimos la idea de ser una banda longeva, tipo los Rolling Stones, una banda en la que nos fijábamos. Ellos ya llevaban tiempo en ese entonces; imagina ahora. Queríamos ser un grupo con una trayectoria larga, sin fin definido. Mazorca, de hecho, duró solo tres meses, más o menos, pero todos los grupos en los que estuve aportaron algo a la música de Córdoba. Al principio, eso sí, siempre hacíamos música de otros hasta que decidimos hacer la nuestra. Y fue complicado, pero a la vez fue fácil salir adelante. Porque componíamos los temas y los tocábamos en directo. En las ferias, esperábamos a que la gente mayor se fuera, y cuando solo quedaba el público joven tocábamos nuestros temas. Y veíamos que a la gente le gustaba, y pensábamos que estábamos haciendo algo grande, pero sin saber qué resultados tendría.
P. Siempre se ha hablado del impacto de las bases americanas en el nacimiento del rock andaluz, pero Córdoba estaba lejos de esas bases. Llegasteis, digamos, al final de esa gran ola, pero ya habíais comenzado antes, como tú mencionas. ¿Cuál fue el disco que te voló la cabeza, que te hizo decir “esto es lo que quiero hacer”?
MM. Yo, por supuesto, ya en las primeras bandas en las que estuve, siendo más joven, me impactaba mucho gente como Cliff Richard, por ejemplo. Pero los que realmente me abrieron la mente con sus primeras canciones fueron Los Beatles, y luego los Rolling Stones con Satisfaction. Pero es verdad que, con el tiempo, me enganché a Deep Purple, y esa fue mi obra maestra. Yo, cuando vi el directo de Made in Japan, decidimos montarlo entero con el grupo en el que estaba. Y nos pusimos a trabajar en algo que realmente me llenaba a mí y también a cada músico que formaba parte de esa música. A pesar del tiempo, sigo recordando esos discos como algo que abrió las puertas para todos. Sin haber estado cerca de las bases americanas, en Córdoba también llegaba de vez en cuando algo de música. Por ejemplo, La cara oculta de la luna de Pink Floyd (no su primer disco, sino el primero que me llegó) me lo mandaron desde Inglaterra. Yo trabajaba con ingleses, y recibía música que a lo mejor no le llegaba a otros.
El rock aún mueve masas aunque la industria meta por narices otro tipo de música
P. ¿Quién te pasaba los discos? A quién le debemos un poco haber llegado aquí.
MM. Una novieta que tenía. (Se ríe)
P. Qué bueno. Pasaste de Revuelta a Mezquita, y querías que el grupo se llamara Mezquita, pero el nombre ya estaba pillado. ¿Por qué finalmente elegisteis Medina Azahara en lugar de, digamos, Alcázar o Sinagoga?
MM. Realmente queríamos un nombre que significara algo grande para Córdoba, la ciudad que admiramos y donde vivimos. Pensábamos que lo más característico de Córdoba para sus visitantes era la Mezquita, pero también Medina Azahara. Aunque en aquel tiempo no estaba del todo arriba como sitio turístico, sí nos parecía que el nombre estaba muy arraigado a la tierra, igual que la música que queríamos hacer, que podría sonar un poco árabe, un poco rock, también andaluz. Fue una decisión acertada cambiar el nombre. Porque lo hicimos por necesidad: Mezquita, que entonces eran Expresión, estaban grabando un disco, y durante su ensayo en nuestro estudio nos dijeron: “Nos llamamos Mezquita”. Dijimos, “¡pero si Mezquita somos nosotros!”. Ellos también querían ese nombre, así que decidimos buscar otro y elegimos Medina Azahara.
P. Funcionó desde luego. Tuvisteis dos o tres discos bastante importantes con gran éxito desde el comienzo, pero luego… ¡boom!, cambio de rumbo, ¿no? La movida cambia el sonido, y las discográficas se inclinan hacia otro lado.
MM. Sí, así fue.
P. Vosotros, sin embargo, os lanzáis a autoproducir un disco. Seguís siendo ahora, entre comillas, independientes, pero en ese entonces ser independiente no era como ahora. ¿Cómo fue ese proceso de grabar Caravana Española, de autoproducirlo, y de sortear La movida? Cuéntame un poco cómo fue aquello, porque supongo que fue uno de los momentos más duros para la banda, ¿no?
MM. Sí, realmente Medina Azahara siempre ha tenido algo que nos ha ayudado a subsistir o a sobrevivir: la gente, el público. Aunque La Movida surgió con mucha fuerza, y fue apoyada por periodistas, radios, televisión y toda la gente del centro -porque era un movimiento muy importante para ellos-, nosotros veníamos del rock andaluz. Y, aunque nos sugirieron que hiciéramos algo similar a La Movida, no lo aceptamos; decidimos seguir con nuestra música y nuestras ideas. Incluso nos pidieron que nos cambiáramos de aspecto: que nos cortáramos el pelo, que cambiáramos las chaquetas… pero no lo aceptamos. Hicimos Caravana Española, producido por Gonzalo García Pelayo y un poco también por Mariscal, pero realmente la producción fue casi toda de Medina Azahara. Nos metimos en los Estudios Mediterráneo, y nos costó el dinero bien, porque financiamos el disco nosotros mismos. Incluso creo que pedimos un préstamo al banco.
P. Hostia qué imagen más potente.
MM. Sí, sí. Nos lo dio. Y fuimos allí para hacer un disco que nos representara, y así surgió Caravana Española. Claro, no iba a ser un disco de gran aceptación en ese momento, pero sí que sirviese para mantener nuestra línea como grupo. Y la verdad es que funcionó, porque fue un disco que sonaba de vez en cuando en las radios, y nos ayudaba a tocar en directo. Fue un tiempo de espera, para ver qué sucedía en esos años. Luego, algunos miembros se fueron, y entró Paco Ventura en la guitarra. Fue entonces cuando el grupo empezó a despegar de nuevo. Firmamos con una compañía que creía en nosotros, aunque al principio solo de manera regular. Pero hicimos un disco tan importante como Sin Tiempo.
Es curioso, porque al mismo tiempo y con la misma compañía, Barón Rojo lanzó Desafío, y la compañía, en teoría apostaba más por ese disco, ya que Avispa era una compañía más orientada al rock. A nosotros en ese momento nos dieron un nivel de promoción menor, pero con ese disco hicimos un concierto en Valladolid, donde Cadena 100 —de la COPE— era el patrocinador principal. Tocaban todos los artistas que apoyaba la emisora en ese momento, y cuando Revert (creador y director de Los 40 Principales y Cadena 100), nos vio tocar, dijo: “Esto es lo que quiero, un grupo fresco, con buenas canciones, que merece la pena apoyar”. Se volcó con nosotros, y a partir de ahí, cada disco que sacábamos era número uno, disco de oro, disco de platino. Fue una época muy buena, desde los años 90 hasta los 2000 y algo, hasta el disco de Aixa. La Cadena 100 nos apoyó mucho, y eso nos dio una posición de la que nunca hemos bajado. A pesar de que las movidas o las corrientes nos han ido por nuestro camino, pero siempre hemos sido un poco, digamos, cabezones con nuestro estilo y defendiendo la muerte y luchando por lo que podíamos hacer, que era nuestra propia música.
Nos sugirieron que hiciéramos algo tipo La Movida pero no lo aceptamos
P. Habéis tenido más vidas que en un videojuego, desde luego. Lo de Cadena 100 es curioso, ¿no? Porque vosotros, en realidad, antes hemos hablado de cómo sobrevivisteis a La Movida por cabezonería. Pero es que luego también sobrevivisteis a cuando se imponían Los 40 principales, que pasaban totalmente de vosotros, y encontrasteis vuestro huequito con Cadena 100. Y ahí es donde realmente estáis en vuestro auge, con Paco ya totalmente integrado en el grupo, con Sin Tiempo, que es un disco clave. A Paco sí que me gustaría preguntarle cómo fue esa reincorporación a finales de los 80. ¿Cómo fue aquello?
PV. Fue algo muy bonito, porque, bueno, yo, ante todo, como músico tenía una influencia del rock de los 80, pero desde el principio fui superfán de Medina Azahara, de todos los temas. Casi lo primero que comencé a tocar fue el riff de Paseando por la Mezquita y, para mí, era muy importante que se diera esa coincidencia. Coincidió que conocí a Pablo Rabadán en ese momento. Él estaba haciendo un proyecto junto con Manuel, que se iba a llamar Córdoba. Pero en ese momento, mientras preparábamos esas canciones, Miguel Galán abandona el grupo y Manuel dice: “Bueno, pues Pablo Rabadán se incorpora a Medina y Paco entra como guitarrista”. A partir de ahí comenzamos a preparar los temas del disco En Al-Hakim y, bueno, ahí comienza la historia. Había temas increíbles como Otoño, Desde Córdoba, el propio En Al-Hakim, y comenzamos a ensayar, a coger otra vez esa reputación, de decirle a la gente que Medina Azahara estaba otra vez funcionando. Esto lo hicimos junto con Javier Gálvez. Empezamos a hacer un circuito de salas que él prácticamente inventó y estructuró sobre un papel, con un éxito bastante bueno. Javier Gálvez, en ese momento, era accionista también de la discográfica M20 y, entre todos, querían apostar por nosotros. Lo siguiente de En Al-Hakim fue un directo en el 90, que hicimos en Leganés, donde se resumió un poco la primera parte del rock andaluz de Medina Azahara.
A partir de ahí, creo que ya fue un cruce de caminos en el que coincidieron muchas cosas que hicieron que ese éxito volviera a ser grande. Fue la aparición de esas canciones de Sin Tiempo, unas canciones que tenían una música mucho más directa para la gente joven que venía a nuestros conciertos. Por supuesto, manteniendo la voz inconfundible de Manuel, que daba ese toque de rock andaluz, pero con unos temas mucho más de directo. También apareció una cadena muy fuerte que nos apoyó, que fue Cadena 100, con Rafael Revert, quien vio en Medina Azahara un filón, un grupo capaz de agrupar a un montón de gente joven, que era lo que ellos querían en ese momento.
Así, aparecieron esos dos factores: grandes temas, una compañía discográfica que apostaba por nosotros, y una radio que difundía esas canciones. Con cada tema, teníamos un número uno; cada disco era disco de oro; y los conciertos estaban abarrotados de gente. Fue como coger impulso, ganar fuerza, y fue la segunda época dorada de Medina Azahara. La primera fue con Paseando por la Mezquita, y la segunda con Sin Tiempo.
P. De esa época, de hecho, lográis un hito: hacer una versión de un tema hasta el punto de que la gente se olvida de que había una versión original. Porque todo el mundo piensa que Todo tiene su fin es vuestra. Es algo muy raro, que rara vez ocurre. ¿Cómo fue esa creación? ¿A quién se le ocurrió versionar esa canción?
MM. La verdad es que fue idea mía, porque es una de esas canciones que siempre me dejó una huella. Cuando estaban Fórmula V y Los Diablos haciendo música, apareció un grupo totalmente sinfónico haciendo una música que no tenía nada que ver con lo que se estaba haciendo en España. Eran Los Módulos. No solo esa canción, hicieron otras canciones impresionantes, aunque muchas de ellas la gente no las conoce. Por ejemplo, el primer disco de Los Módulos, Realidad, es fabuloso. Pero a mí me impactó especialmente Todo tiene su fin. Nosotros íbamos por la calle cantándola siempre, y yo pensaba que, al estilo de Medina Azahara, esa canción podría tener bastante éxito. Pero ni la compañía ni nadie apoyaba esa idea. Al final decidimos hacerla; nos pusimos cabezones y la hicimos, y dio su resultado. Tampoco querían que hiciéramos Necesito respirar, y son todos temas que la gente hoy valora más. Fue simplemente por eso: de jovencillo la escuchaba mucho, la cantábamos por todos lados, y me impactó el éxito que tuvo esa canción. A mí, Los Módulos me encantaban, sobre todo cómo cantaba Pepe Robles. Hay mucha gente que cree que la canción es nuestra, pero siempre vamos diciendo que es de Los Módulos, que es una canción de ellos y nunca será nuestra. Aunque la gente piense que es nuestra, la verdad es que los derechos los firman ellos, no nosotros.
P. El cheque es para ellos.
MM. Sí sí (Se ríen)
Queríamos que nuestra despedida fuera una decisión nuestra, no que nadie nos echara de los escenarios
P. De esa época hay algo que creo que es clave. Ese concierto que casi hacéis en Las Ventas, que os hubiera lanzado al estrellato, y que, con Cadena 100 de por medio, se quedó en un amago.
PV. En la historia de Medina Azahara hay varios casi que quedaron en el tintero y que hubieran sido un punto de inflexión importante en nuestra carrera. Uno de ellos fue ese concierto en Las Ventas, que queríamos hacer. Con valentía, apoyados por Rafael Revert, que sabía que iba a ser un éxito. Sin embargo, en detrimento de eso estaba la duda, la indecisión y, en cierto modo, la cobardía en ese momento de nuestra discográfica y, creo, de nuestro mánager, Javier Gálvez, que hizo un trabajo fantástico, pero si hay que reprocharle algo es que en ese momento, quizás, no quiso que llegáramos a un nivel que él no pudiera controlar. Pero, bueno, tenemos mucho que agradecerle, y no se lo vamos a echar en cara. Pero sí, hubiera sido importante.
P. ¿Qué otros casi hay?
PV. También otro fue el mercado japonés, que se nos abrió muchísimo. Varios de nuestros trabajos se estaban editando allí con muchísimo éxito. Vinieron personas de Japón, de la prensa y de la discográfica, y estuvimos con ellos, por aquí cerquita comiendo, llegando a un acuerdo para ir a Japón a tocar. Estaba todo listo; solo había que aportar, en principio, una especie de capital para sufragar gastos, viajes y todo mientras se organizaba la gira. Y nuestra discográfica no quiso soltar ni un duro, a pesar de que, en ese momento, todo iba muy bien y vendíamos discos por cientos de miles. Pero bueno, no quisieron apostar, cuando el mercado japonés no solo te abre las puertas allí, sino en todo el mundo. Grabar un directo en el Budokan o hacer cosas desde allí es un escaparate para que todo el mundo sepa del éxito que Medina Azahara hubiera podido tener en ese momento, no solo allí, sino a nivel mundial.
P. De hecho, seguro que lo habéis visto, hay memes de vuestra música con mangas, Es increíble, ¿verdad? Esa fusión perfecta con el manga japonés, le ponen vuestra música y es como si estuviera hecho para eso.
(Se ríen)
P. ¿Vosotros pensáis que habríais durado tanto si hubierais firmado con una multinacional?
MM. Bueno, de hecho, la primera etapa de Medina Azahara, con los tres primeros discos, fue con CBS, que hoy en día es Sony. La verdad es que una multinacional te puede llevar al éxito, pero también al fracaso; depende mucho del grupo y del momento. En ese tiempo glorioso de Medina Azahara, en los años 90, alrededor de 1998, casi llegando al 2000, Sony volvió a interesarse por nosotros, esta vez Sony Mundial. Nos ofrecieron un contrato bastante grande, con una cantidad de dinero que podría haber sido algo importante para Medina.
P. ¿Es otro casi?
MM. El representante de Sony en España se reúne con nuestro manager para proponernos fichar de nuevo con Sony. Y se presenta con un cheque de 25 millones. Y nuestro manager empieza a reírse, y el representante de Sony le pregunta: “¿Es poco? Tengo orden de América con un talón en blanco. Poned vosotros la cantidad”. En este caso Javier, que era nuestro manager, se sorprende al ver el gran interés que había en Sony por proyectarnos a nivel internacional. Pero, claro,
nosotros teníamos un contrato discográfico vigente con nuestra compañía. Javier les comenta la oferta a ellos y la respuesta que recibió fue tajante: “No hay dinero para fichar a Medina Azahara”. La compañía se tiró el farol y nos negó la libertad de decidir sobre el futuro internacional que Sony nos ofrecía en ese momento. Así fue como nos quedamos con la compañía en la que estábamos.
Triana supo darle al rock andaluz ese toque de comercialidad para llegar al público
P. Ahí es más o menos cuando se incorpora Manuel, el más joven de los tres, a finales de los noventa, ¿verdad?
MI. Sí. Yo entré en el noventa y ocho. Fue cuando se grabó un disco llamado Tánger, que implicaba bastante apoyo instrumental, y comencé como teclista de apoyo. Al final de esa gira, me quedé como teclista principal, ya que el teclista anterior se fue. Y bueno, hasta hoy, ya son veintiséis años.
P. ¿Qué significó eso para ti?
MI. Para mí fue un sueño hecho realidad. Era fan de la banda desde pequeño; ya me sabía sus canciones. Empecé grabando un trabajo en solitario con Paco, llamado Ventura, cuando tenía dieciocho años. Luego entré en la época de Tánger, y desde entonces, ha sido un sueño hecho realidad. Era un grupo que me encantaban sus canciones, las escuchaba, las tocaba, iba a sus conciertos… Yo hasta tenía un álbum de fotos de Medina, que aún conservo, con fotos con Paco, con Manolo... Era un pequeño tesoro de mi infancia que está en casa de mis padres.
P. Tú sí que eras de otra generación, ¿no? Viviste la música de manera distinta.
MI. Sí, pero he tenido la suerte de que, desde pequeño tuve influencias de rock andaluz por mi tía, que es mi madrina. Ella me ponía a Triana, a Medina Azahara, Alameda... También escuchaba mucho rock, como Iron Maiden y Deep Purple, y erasuperfann de Jon Lord. Al final, la música me ha dado mucho, y soy quien soy gracias a Medina Azahara.
P. Las minorías siempre se conectan. Lo que vosotros hacéis, incluso en la época más exitosa, nunca fue mayoritario. Pero cuando conectas con gente que siente lo mismo, eso dura para siempre.
PV. Sí, es para toda la vida. Pero piensa que somos personalidades muy especiales cada uno. Cada uno en nuestro apartado somos, no de difícil entender, pero sí con su mundo propio. Creo que esa sensibilidad que nos da la música y ese impulso por crear y expresar es lo que nos ha conectado en cierta forma.
P. Es lo que ha mantenido este trinomio.,
PV. Sí sí. (Se ríen)
P. Porque hay que decirlo, que lo de ahora no es un divorcio, es una separación amistosa.
MI. Es sencillamente que, como entidad, Medina Azahara merece tener un principio y un fin, simplemente por lo que ha aportado a la música. No es porque nosotros no nos entendamos. Ten en cuenta que esta última formación lleva 26 años ininterrumpidos, con sus inviernos y sus veranos, y sus galas. No es un problema personal, para nada.
P. ¿Habéis contado cuántos conciertos habéis dado?
MI. Unos 4,000 o más.
Ahora, solo con tener buena presencia en redes ya te haces famoso y ganas mucho dinero
P. Y una pregunta, ¿creéis que el rock sigue siendo subversivo hoy en día?
MI. Sí, el rock aún mueve masas, aunque la industria meta por narices otro tipo de música. Grupos como Iron Maiden, AC/DC, y Metallica siguen llenando estadios en giras mundiales, y, por supuesto, grupos nacionales. Medina Azahara, con 45 años, sigue siendo importante. El rock se cultiva de padres a hijos y creo que jamás podrán con él. Aunque en el mercado impere lo que impere, el rock siempre va a ser una música de cultura y un modo de vida para quienes lo aman.
P. De hecho, eso que has dicho que pasas de padres a hijos, es literal. Tanto Manolo como Paco tienen hijos que han seguido su senda: Gato Ventura y Mart. ¿También le dijisteis vosotros que estaban locos?
MM (Se ríe).
PV. Es bonito porque ellos nos han visto ser muy felices con la música. Y, por supuesto, no se lo hemos impuesto nunca. Eligen en su momento, cuando cogen una guitarra o un micrófono. Y, aunque tú sepas que todo está difícil, no puedes decir: “Hijo, esta decisión es una locura”. Porque, bueno, ellos han visto que tu vida es feliz, que tu vida es plena, y ellos buscan esa fórmula. Mi hijo, por ejemplo, dejó un trabajo estable, y lo abandonó porque le ponían trabas para poder realizarse con la música. Y tomó esa decisión, que yo creo que es valiente y totalmente acertada. Él es feliz. Y, para mí es un orgullo que lo esté haciendo de esa forma.
MI. Y una cosa que quiero puntualizar, en este caso yo desde fuera. Desgraciadamente Manuel ya no está con nosotros, pero sí su legado. Pero algo que me llama poderosamente la atención, tanto en uno como en otro caso, es que jamás usaron el nombre de nadie. Fueron dos tíos con dos cojones que apostaron por su música, ambos totalmente distinta, pero nunca sirviéndose de, ni aprovechándose del prestigio de sus padres.
P. De hecho, es hacer a lo Medina Azahara.
MI. Sí, porque siempre han defendido su música, sus ideas, lo que amaban, sin tener que ponerse el Martínez por cojones…
MM. Manuel se quitó hasta el Martínez. El quiso ser Mart.
P. Es que es curioso que, mientras lo dices, parece que estás hablando de vosotros. Es que habéis hecho lo que habéis querido manteniendo vuestra filosofía durante 45 años. Y eso que habéis trasmitido al público es lo mismo que le habéis transmitido a vuestros hijos.
MI. Exacto. Lo fácil hubiera sido aprovechar el éxito de la banda de sus padres, pero ambos, tanto Gato como Manuel Ángel, lucharon por lo que creían y eso es de valorar y de admirar. Porque es algo que no hace mucha gente. De hecho, lo normal es servirse de…
Son muchas familias las que dependen y viven gracias a las giras de Medina Azahara
P. De hecho, vosotros sabéis que la industria musical está llena de “nepobabies”, de hijos de ejecutivos y músicos…
MI. Está claro.
MM. Yo recuerdo a muchos periodistas y mucha gente de radio que me ha dicho: “Lo primero que decía Manuel Ángel cuando llegaba era No quiero saber nada de Medina, yo soy Manuel Ángel Mart”. Eso era lo primero que decía.
P. Tú le dijiste que estaba loco por seguir tus pasos?
MM. La verdad es que, cuando tienes un hijo que se mete en la música, piensas que va a seguir tu trayectoria. Manuel Ángel era totalmente distinto. Mi hijo tenía unas ideas totalmente progresivas. Al principio a él le gustaba Michael Jackson. Hacía sus canciones, bailaba como él. Luego fue a ver a Prince y se quedó alucinado con Prince. Después fuimos a ver a Guns N' Roses y tocaban con ellos los Faith No More y Soundgarden. Y yo lo llevé con la esperanza de que le gustase el rock de Guns N' Roses, y cuando veníamos, le pregunté: “¿Qué te ha parecido?”. “Me ha encantado Faith No More”. Era lo que a él le gustaba. Y él siguió sus pasos e hizo su propio estilo con Estirpe. Y luego ya, en la última etapa suya, sacó este disco que, para mí, es una obra de arte.
P. Para terminar, que ya llevamos mucho rato hablando. Yo he estado buscando y no encuentro en España una banda de rock más longeva que Medina Azahara. ¿Vosotros sabéis de alguna?
MM. Yo no conozco a ninguna otra banda en España que haya estado siempre en activo. Porque es verdad que Barón Rojo, por ejemplo, están con la despedida, pero ha sido una banda intermitente. Es decir, se han ido, han vuelto, han desaparecido… Así todas las bandas, también las de rock andaluz. Pero que se hayan mantenido continuamente tocando y haciendo discos, no conozco a ninguna otra más longeva.
PV. Nos ha llamado Mick Jagger y nos ha dicho: “Manuel, you fucking esquirol”
(Carcajada)
P. Y la última: ¿Dónde os gustaría tocar que no hayáis tocado aún?
MI. Es que en Córdoba hemos tocado en casi todos los sitios.
PV. En la Mezquita.
MI. Fíjate, sí, dentro de la Mezquita.
P. ¿Nunca lo habéis hecho?
MI. No. En Medina Azahara hemos tocado, que hicimos un pequeño acústico. Pero, en la Mezquita sería un sueño.
PV. Sería un sueño poder tocar Paseando por la Mezquita dentro de la Mezquita
Ni la compañía ni nadie apoyaba Todo tiene su fin y Necesito respirar
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