El rock andaluz clásico ha escrito su epitafio este pasado domingo con el anuncio de la disolución de Medina Azahara, el último gran grupo surgido de aquella ola de bandas que fusionaban rock duro y progresivo con dejes y palos flamencos. La banda cordobesa fue también la última en llegar y ha acabado siendo una de las más longevas de la industria musical española.
De los Medina Azahara originales quedaba el pilar básico: un cantante y compositor incombustible, Manuel Martínez, quien lleva desde finales de los 70 liderando a esta banda cordobesa que se erigió desde su primer disco como la más dura del rock andaluz, así como la única de todas que fue capaz de sobrevivir a La Movida, el sonido que engulló y escupió aquel rock de raíz para fijarse más en referentes anglosajones y nuevaoleros.
Medina Azahara, de hecho, no sólo sobrevivió a aquel cambio de paradigma en la música española, sino que a base de trabajo y compromiso con su filosofía y con su público, fue capaz de mantenerse en pie frente a todos los terremotos que han sacudido la industria en las últimas cuatro décadas: desde el salto del vinilo al cassette y después al CD, a la tiranía de Los 40 Principales (que los ignoraba por sistema), pasando por el declive de las radiofórmulas, el nacimiento y triunfo del streaming y la imposición de la idea del LP como formato obsoleto en favor del single.
En total, 45 años han estado activos Medina Azahara -algunos más si tenemos en cuenta que aquel grupo nació años antes bajo el nombre de Retorno-, lo que los convierte en uno de los grupos más longevos que ha habido en la historia de la música española. Y todo ello a fuerza de distinguirse por su sonido.
Como cuenta Ignacio Díaz Pérez en Historia del rock andaluz (Almuzara), mientras Triana se inspiraba en bandas como King Crimson o Pink Floyd, Medina Azahara encontraba su identidad en el rock poderoso de Deep Purple y Uriah Heep. Este estilo único se plasmó en su álbum debut, Medina Azahara (1980), producido por Gonzalo García Pelayo y publicado por la multinacional CBS. Fue un éxito instantáneo que el grupo repitió con La esquina del viento (1981).
Sin embargo, Andalucía (1982), el tercero en CBS, se enfrentó problemas de promoción, ya que el rock andaluz comenzaba a perder fuerza e interés, eclipsado por La Movida madrileña. Aquello fue un revés importante. Tuvieron que pasar cuatro años para que el grupo volviera a meterse en un estudio. Y lo hicieron sin apoyo de su discográfica y autofinanciando el hoy clásico Caravana española (1987), un proyecto grabado en los Estudios Mediterráneo de Ibiza y producido por el mítico Vicente Romero, Mariscal. Fue un proyecto extraño que los convirtió en banda de culto en el rock español.
A partir de ahí, la banda entró en una etapa en la que se consolidaron como grupo más heavy y hardrockero, y que discográficamente se tradujo con una decena de trabajos publicados en la discográfica Avispa. Una relación que arrancó con el clásico En Al-Hakim (1989), y que les condujo, tres años después, a su mayor éxito.
Entre medias, estuvo también el disco En directo (1990), grabado en Leganés, y que fue otro de los hitos en su carrera y una celebración de su trayectoria hasta el momento. Este álbum doble capturó la fuerza y el carisma que la banda desplegaba en sus conciertos, permitiéndoles conectar aún más con sus seguidores en todo el país.
Las ventas de este disco en vivo confirmaron que Medina Azahara había encontrado un nuevo hogar en Madrid, donde su estilo fusionado de rock y flamenco generaba una notable aceptación. Así, la primera mitad de la década de los 90 también les trajo su disco más exitoso, Sin tiempo (1992), que incluía sus dos mayores éxitos (Necesito respirar y Todo tiene su fin), y continuó con el grupo explorando sus raíces musicales con discos como Árabe (1995) y Tánger (1998), donde incorporaron elementos magrebíes.
El descenso en las ventas de discos y la falta de apoyo en las radios (con la excepción de Cadena Dial) nunca fue un problema para una banda que tenía la capacidad de llenar sus conciertos, manteniendo un curioso estatus de grupo de culto, fundamentado, en buena medida, en que era el único grupo superviviente de aquel fenómeno llamado rock andaluz.
Un fenómeno que ellos siempre reivindicaron. Ya en su disco En Directo, Medina Azahara registran una versión de En el lago, de Triana, cuya influencia Martínez siempre ha confesado. Finalmente, el penúltimo disco de Medina Azahara será precisamente Llego el día (2021), un tributo a la banda de Jesús de la Rosa producido por el grupo y el artista El Barrio, otro de esos raros fenómenos andaluces capaces de llenar estadios sin apoyo de las grandes discográficas.
El último disco, El sueño eterno, publicado a finales de 2023, es un doble LP, prueba de que la banda ha seguido activa más allá de los tributos, empeñada en seguir ahondando su archivo musical y su legado. Así ha sido hasta que este domingo se ha anunciado que el sueño de Manuel Martínez y Medina Azahara acaba en 2025, cuando terminen su gira de despedida.
0