La obra cordobesa que ha indignado a los ultracatólicos en Madrid
Cuando la compañía cordobesa estrenó la obra Dios tiene vagina en el Festival Terrassa Noves Tendències, la asociación ultracatólica Hazte Oír hacía circular por toda España un autobús en el que se podía leer “los niños tienen pene, las niñas tienen vulva”. Por aquel entonces, la Asociación Española de Abogados Cristianos ya había demandado a tres mujeres por participar en la Procesión del Coño Insumiso y al actor Willy Toledo por cagarse “en Dios y en el dogma de la Santísima Trinidad” en sus redes sociales.
En aquel entonces, en una entrevista con CORDÓPOLIS, los componentes de la compañía teatral cordobesa Vértebro -Ángela López, Juan Diego Calzada y Nazario Díaz- defendían que ni el título ni el contenido de Dios tiene Vagina tenían intención de escandalizar ni de aportar una visión subversiva de una tradición, la Semana Santa, que reclamaban como propia.
Sin embargo, su destino se ha acabado cruzando con el de Hazte Oír y con el de la Asociación Española de Abogados Cristianos, así como con el del candidato del PP a la Alcaldía de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, que llevan desde el pasado viernes bramando contra la compañía y contra el contenido de su obra, que se ha estrenado, junto con Jura de Bandera, en las naves de Matadero, en Madrid, a lo largo del fin de semana.
Así, mientras los abogados cristianos anunciaban una querella contra los creadores de la pieza y contra el Ayuntamiento de Manuela Carmena por un presunto delito contra el sentimiento religioso, e iniciaban una recogida de firmas para paralizar -sin éxito- su representación, Hazte Oír también buscaba apoyos y consideraba la obra como “pornografía para burlarse de la Semana Santa”. Huelga decir que evidentemente, nadie de estos dos grupos había visto para entonces la obra y solo se guiaban por un trailer de la misma -que acompaña este texto-.
Ante las presiones, la respuesta del Ayuntamiento de Madrid ha sido la de defender la representación, entendida su defensa como “respeto a la libertad de expresión y artística”, y ha recordado que tanto Dios tiene vagina como Jura de bandera, que forman parte de un proyecto llamado Díptico por la identidad, se han visto en “diversos espacios y festivales dependientes de diversas instituciones públicas, sin que hubieran trascendido polémicas de este tipo”.
Aunque Vértebro ha declinado hacer declaraciones a ningún medio sobre esta polémica, en la entrevista que compartieron con este periódico en septiembre de 2017 ya se manifestaron sobre lo que podía pasar. “No esperamos ningún arrebato mojigato, porque está trabajado desde el respeto y no hay nada que se haya hecho con voluntad de ofensa”, dijo entonces Ángela López, a lo que Calzada añadió: “Yo creo que el título es poético. Si quisiéramos escandalizar, hubiéramos usado otras palabras como coño, y nunca hemos querido usar esa terminología”.
En aquel entonces también se pronunciaron sobre la campaña de Hazte Oír sobre los niños que tienen pene y las niñas que tienen vulva, puesto que ellos estaban trabajando justo en demostrar lo contrario, que “la identidad y el género son meras construcciones, al igual que Dios”, y que tener vagina “ya no es exclusivamente un asunto femenino”. “Al final, no deja de ser una metáfora de la permeabilidad y de esa deidad que no tiene fin. Porque nosotros terminaremos la obra y esa deidad y esas identidades seguirán cambiando”, concluía Calzada antes de volver a los ensayos.
Tras su estreno en Terrassa, la obra viajó a otras ciudades como Barcelona o Valencia, y otros países como Francia o México. No ha llegado por el momento a Andalucía, que era y es donde ellos siempre han confiado en que habría de estrenarse, pues contiene elementos de folclore muy de esta tierra. Tanto la primera como la segunda parte del Díptico por la identidad de Vértebro han acabado enfadando a los ultracatólicos madrileños y está por ver si algún promotor o ayuntamiento andaluz se atreve ahora a apostar por una pieza pensada para hacer reflexionar sobre cuestiones como la “propiedad” de símbolos como la Semana Santa o las banderas.
En cualquier caso, ante el ruido generado, Vértebro ha optado por el silencio. Una respuesta muy católica, por cierto.
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