Camela, el grupo que respondió al clasismo cultural vendiendo millones de discos y llenando estadios, llegó este viernes al Teatro de La Axerquía con la seguridad de haber superado los prejuicios hasta convertirse en una referencia de la música española. Y triunfó, como siempre hace cada vez que vienen a Córdoba.
Entre otras cosas, Camela son una institución porque, de la nada, crearon un género propio, un híbrido de flamenco ligero y música electrónica (ligerísima, también) que ha seducido a millones de personas. Su sonido rápidamente se convirtió en algo más que música de gasolinera y autos de choque para acabar confeccionando la banda sonora de un país.
La prueba de ello es la fuerza con la que resonaban sus canciones coreadas por el público cordobés a cientos de metros del Teatro de La Axerquía. Corazón Indomable, Nunca debí enamorarme o la insuperable Cuando zarpa el amor fueron solo parte del repertorio del karaoke gigante en que acabó convertido el Teatro de La Axerquía, cuyos ecos de prepandemia hicieron anhelar la Feria a más de uno.
Concierto de Camela
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Concierto de Camela
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