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Montoro, un tesoro que reluce a orillas del Guadalquivir

Vista general de Montoro

Cordópolis Brand

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Hay lugares que atrapan sin avisar, que susurran historias al oído y envuelven a todo aquel que los visita en una atmósfera mágica, única y especial. Montoro es uno de ellos. Enclavado en la provincia de Córdoba, esta localidad andaluza es un tesoro escondido que espera ser descubierto, una joya que brilla con luz propia entre el verdor de la sierra cordobesa y la afluencia del Guadalquivir. Un lugar donde la historia, la naturaleza y el sabor se funden en una experiencia única.

Recorrer sus calles empedradas es como retroceder en el tiempo, un viaje a través de un laberinto de piedra molinaza que se adapta al caprichoso curso del Guadalquivir. A cada paso, una sorpresa: la Parroquia de San Bartolomé, con su estilo gótico y su imponente torre que se alza hacia el cielo como un faro; el Puente Mayor, con la característica piedra molinaza del municipio; o la céntrica Plaza de España, comandada por 'La Segadora', que también con su toque rojizo hace de punto de partida de numerosas callejuelas que permiten recorrer y perderse por el casco histórico de Montoro.

Y es que Montoro invita a perderse por sus rincones con encanto. Tras las huellas de su pasado fenicio, griego, cartaginense y, sobre todo, romano, se descubre la Parroquia de Nuestra Señora del Carmen, una iglesia barroca fundada a finales del siglo XVIII que pertenecía al antiguo Convento de los Carmelitos Descalzos y que hoy luce con una fachada de piedra molinaza donde se puede ver a San Juan de la Cruz. Tampoco se puede olvidar la peculiar Casa de las Conchas, adornada con miles de conchas marinas, que se convierte en otro de los tesoros que esconde Montoro, o el Museo del Aceite, en la Casa de las Tercias, donde se recoge un sinfín de objetos que ofrecen un recorrido por la historia de Montoro.

Todo ello conforma una invitación a disfrutar de la tranquilidad de sus plazas, donde el tiempo parece detenerse. A gozar del murmullo del agua del Guadalquivir a su paso, un río que ha sido testigo de la historia de este pueblo y que hoy invita a la calma y la contemplación. Es una invitación a impregnarse del aroma a pan recién horneado que escapa de las panaderías, mezclándose con el perfume de las flores que adornan los balcones. Una oportunidad de disfrutar de una experiencia única, aderezada por una explosión de olores y sabores que transporta a la esencia de la cocina andaluza.

Pero Montoro es mucho más que todo ello. El Parque Natural Cardeña-Montoro y el Meandro del río Guadalquivir abrazan el municipio y lo convierten en un enclave natural excepcional, un paraíso para los amantes del senderismo y las actividades al aire libre. Senderos que serpentean entre encinas y alcornoques, rutas a caballo que conducen a rincones de ensueño, la posibilidad de navegar por las aguas del Guadalquivir en kayak... Un sinfín de opciones para respirar aire puro, escuchar el canto de los pájaros y dejarse envolver por la magia del lugar.

El aceite de oliva virgen extra, oro líquido de Montoro, es el broche de oro a una experiencia turística completa. Saborear su intenso aroma en una almazara tradicional es la mejor manera de culminar un viaje que combina historia, naturaleza y gastronomía. Montoro es un lugar para perderse y encontrarse, para desconectar del mundo y conectar con la esencia de la vida. Un lugar que invita a vivir experiencias auténticas, a descubrir la belleza en cada detalle, a saborear la gastronomía local, a disfrutar de la naturaleza y a sumergirse en la historia y la cultura de un pueblo con encanto. Un lugar que, sin duda, dejará una huella imborrable en la memoria del corazón.

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