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Cruz Conde: Pasillo ‘Premium’ con estantes vacíos

Local en alquiler en Calle Cruz Conde / TONI BLANCO

Juan Velasco

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Si Córdoba fuera un gigantesco Ikea y los consumidores fueran llevados de flecha en flecha hacia el sitio de sus sueños, la parada obligatoria para el lujo estaría inevitablemente en la Calle Cruz Conde. La vía que, por su ubicación, belleza y comodidad, sería el pasillo Premium, ése en el que unas marcas destacan sobre las demás, en el que son más visibles, más apetecibles e inevitablemente más caras. Aunque tendría algún que otro hueco.

Sin embargo, aunque Córdoba no es un centro comercial cerrado, la calle Cruz Conde sí que es su calle comercial Premium, aquella donde el metro cuadrado para uso mercantil está más alto desde hace tiempo y donde cualquier negocio con ansias de visibilidad querría estar. Y, aunque últimamente esta vía está más en boca de los cordobeses por los efectos que va a tener sobre ella la Ley de Memoria Histórica y el que tuvo en su momento el fin de la llamada Ley de “Renta Antigua”, lo cierto es que es un ejemplo nítido de cómo funciona en la práctica la ley de la oferta y la demanda.

En realidad, Cruz Conde siempre ha sido una calle señera para los cordobeses. Hay quien recuerda que se la llamaba el tontódromo porque es a donde iban a pasearse quienes que querían ser vistos en la posguerra. Nacida como la calle Málaga tras el ensanche de las Tendillas en 1924 por orden del ahora señalado alcalde José Cruz Conde, la vía que lleva su nombre siempre ha gustado de ser la calle del centro del debate, y también ha sido desde hace años, una de las más caras de la ciudad.

Lo que no ha sido nunca, hasta los últimos tiempos, es las calle de las franquicias. Siempre fue ésta una vía donde predominaba el comercio tradicional, que, arrastrado por la dinámica capitalista, ha ido cerrando las persianas una detrás de otra. Y hoy en día, aunque las redes sociales, algunas asociaciones y algunos medios de comunicación magnifiquen las bajas, los datos en esta vía merecen un estudio, aunque no necesariamente son catastróficos.

Un calle con siete locales vacíos

Lo cierto es que, si uno se pasea por esta calle se encuentra con, al menos, 13 locales cerrados y en alquiler de los aproximadamente 90 espacios para uso mercantil que hay a lo largo de sus 450 metros. Sin embargo, desde el Centro Comercial Abierto Centro de Córdoba dicen que son 7 los locales que en la actualidad están sin uso en esta vía. Esto quiere decir que sólo entre el 8 y el 14 % del parque comercial de la calle premium de Córdoba está vacío. Y muy pronto serán menos, porque José Luis Ayala está ultimando los detalles para abrir una pequeña inmobiliaria en lo que un día fue Telas Cruz Conde.

“La idea es montar una oficina pequeñita pero con la mayor visibilidad posible”, explica Ayala sobre qué le ha llevado a la céntrica calle. El alquiler, según le ha parecido, ha sido justo. Hablamos de un local diminuto. Una oficina con espacio para un par de mesas y con un buen escaparate donde en unos días habrá anuncios de compra, venta y alquiler de inmuebles y que sus anteriores arrendatarios abandonaron en un momento en que se les pedía 800 euros por apenas 20 metros cuadrados según nos relatan por teléfono.

Los precios en Cruz Conde, al menos en los portales inmobiliarios de internet, no bajan de los 1.500 euros al mes de alquiler y pueden irse hasta más de 15.000 para un local de unos 350 metros cuadrados. En portales como Idealista, estos locales ni siquiera muestran foto del interior. Todas las imágenes que acompañan el anuncio son de la propia Calle Cruz Conde, lo que da idea de que éste es el auténtico reclamo. La mayoría de éstas la muestran abarrotada de gente, con un sol radiante. Una calle para entrar a vender.

Entonces, ¿dónde está el problema? Fuentes del sector inmobiliario señalan a que muchos de estos locales son de unos pocos propietarios que pueden permitirse “apalancarlos” hasta que llegue una buena oferta. A eso se suma que hace un par de años el fin de la renta antigua -alquileres firmados antes del 9 de mayo de 1985 y en los que impedía a los propietarios subir el precio- hizo que los precios se incrementaran notablemente. En la práctica, no fueron tantos los arrendatarios que se vieron afectados por este cambio normativo, y desde luego este fin de la renta antigua solo pudo sorprender a quien se deja pillar, puesto que era algo que tenía fecha de caducidad desde hacía años.

Cruz Conde como reflejo de la propia ciudad

A la gran mayoría de comerciantes de esta calle les ha servido cañas Manuel Carrasco, propietario de El Correo, una también diminuta cervecería que mira a Cruz Conde con las Tendillas de por medio. Carrasco recuerda que los hubo que estuvieron pagando alquileres de 400 o 500 euros por locales enormes y que, cuando llegaron los nuevos contratos, “no pudieron aguantar porque les subieron a 4, 5 o 6.000 euros”. Y quién les subía el alquiler, señala, es gente “pudiente” que “fija un precio y de ahí no se mueve, porque se puede permitir tenerlo cerrado” esperando a que llegue quien “le asegure un condumio”.

El presidente del Centro Comercial Abierto Centro de Córdoba, Manuel Blasco, tampoco es optimista respecto a la situación del centro en general y de Cruz Conde en particular. Su asociación tiene contabilizados 20 comercios cerrados en ésta y otras calles como Jesús y María, Gondomar y Claudio Marcelo -ésta último ha caído “unos niveles brutales”, dice-. “Una veintena de cerrojos en estas calles premium indica que algo está ocurriendo, y que va más allá de si los locales son más caros o menos caros”, sustancia.

Para Blasco, esto es un reflejo de lo que está ocurriendo en Córdoba a nivel general, y menciona factores como el alto desempleo, la despoblación o que la ciudad sea “la última de Andalucía en PIB” para justificar los numerosos cierres, tanto de comercios tradicionales, como de franquicias, las que “se van a otro lado” y las que “funcionan en otras ciudades y no funcionan aquí”. Este dato es el que hace que desde Centro Córdoba rechacen la teoría de los alquileres altos o el fin de la renta antigua para argumentar los cierres, dado que ambos son factores que se dan a nivel nacional.

De hecho, cuando se le pregunta si los alquileres son caros, desde Centro Córdoba responden con otra pregunta: “Si pusiéramos los precios de la calle Cruz Conde en mínimos, ¿qué valdría un local entonces en Fátima, en Cañero o en Santa Rosa?”. No obstante, admite que son los comerciantes cordobeses los que muestran interés en esta vía, no así las grandes superficies, y advierte que “dentro de muy poco tiempo” habrá tiendas tradicionales que van a volver a la calle Cruz Conde.

Negocios que están “todo el año de rebajas”

Mientras vuelven esos comercios, se puede trazar una pequeña lista de los que se han ido y los que los han sustituido. Por ejemplo, Galerías Millán dejó paso a Pronovias; Dolores Muñoz a Massimo Dutti; o Confecciones Blasco a Stradivarius. En el otro lado de la balanza, en una calle que acaba con un símbolo del capitalismo tan potente como una tienda oficial Apple, aún quedan en pie espartanos del comercio de otros tiempos, como LUI, Doña Sol, la Central o la tienda de moda Orga.

Este último negocio, que abrió en esta calle en 1956, tuvo que cerrar su tienda y dividirse en dos locales más pequeños ante el elevado precio que alcanzó el local original. Carlos, el propietario, apunta de nuevo a los alquileres. “No se bajan del burro. Son gente que ha heredado y están esperando a que les caiga del cielo una franquicia”, dispara mientras enseña una foto de la apertura de esta tienda, en 1958, cuando la llevaba su abuelo. La imagen muestra una Córdoba y una calle Cruz Conde que seguro no volverán.

Aún así, Carlos quiso retomar el oficio de su abuelo y apostó por la confección masculina. Por el camino ha ido dejando atrás los recuerdos que tenía de la propia calle Cruz Conde -“colas, filas de clientes en la tienda”- y a un puñado de trabajadores. “En esta tienda llegó a haber 5 dependientes. Ahora hay 1. Y los dependientes de este tipo de comercio son todos profesionales que llevan 30 años trabajando”, explica sobre un negocio que, según detalla, “vende más barato que nunca y vive todo el año de rebajas”.

Carlos, “por el momento”, aguanta este ritmo. En El Correo, Carrasco no es tan optimista. “A este ritmo, Cruz Conde acabará siendo una zona de bulevares”, zanja mientras sirve una caña. Es medio día de un viernes frío pero soleado y al kilómetro cero de la ciudad no le falta movimiento ciudadano y gente cargando bolsas. Aunque parezca un tanto descabellado, resulta extraño pensar que, dentro de unos años, se puedan hacer bromas y se diga señalando a la antigua calle Cruz Conde: “Todo esto que ves aquí antes era comercio”.

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