El Llanero Solitario
Como pasó en otra entrada, hago una breve introducción por deferencia al personaje. Según Wikipedia, 'El Llanero Solitario' es un personaje ficticio creado por el escritor Fran Striker. Es un ranger de Texas enmascarado del viejo oeste de los Estados Unidos, que galopa para enmendar injusticias con la ayuda de su astuto y lacónico secuaz, el nativo potawatomi llamado Tonto (Toro, en Hispanoamérica; esto debido a que el nombre original se consideró peyorativo).
Se haría famosa la frase de 'El Llanero Solitario' cuando, montado en su caballo blanco 'Plata', cabalgaba hacia el sol poniente gritando: “¡Hi-yo, Silver, away!” (“¡Arre, Plata, adelante!”).
La última película que se hizo en el cine -mala, muy mala, malísima, vamos- tenía al gran Johnny Depp interpretando a Toro. Que no sabes si acaba de salir del manicomio, se había fumado un “cigarro de la risa” o fueron más bien el guionista y el director los que lo habían hecho. Pero bueno, en definitiva, centrados en el Llanero, ¿no?
La semana pasada hablábamos de la importancia de estar rodeado de personas que aporten. Tener a nuestro alrededor a personas que sean mejores que nosotros porque, si es así, nosotros siempre estaremos mejorando de manera constante, ya que somos la media de las 5 personas que nos rodean (¿recuerdas?).
Pero, a veces, nos encontramos con la figura de aquellas personas que no saben trabajar en equipo, que van a su aire, que son eso, llaneros solitarios que solo interaccionan con una o dos personas, que no tienen confianza en nadie más y, sobre todo, que no tienen confianza en el equipo.
Si hay algo que tengo claro es que un colectivo funciona muchísimo mejor que un individuo. La capacidad que tiene el conjunto de ponerse a trabajar y funcionar como una única unidad es superior siempre al individuo en sí. Pero claro, y aquí viene el 'quid' de la cuestión, no todo el mundo es capaz de hacer eso.
Conozco a grandes profesionales que han dado muchos tumbos por diferentes empresas. Y a veces me asaltaba la duda: “Con lo bueno que es, ¿cómo es que no cuaja?”. Y la respuesta está ahí: hay que saber trabajar en equipo. Pero analicemos esta afirmación. ¿Sabemos lo que es trabajar en equipo? Yo creo que no todo el mundo lo tiene claro.
Trabajar en equipo no es solo hacer el trabajo que te asignen. Eso es importante -por supuesto, faltaría más- pero no es lo clave. Al final las empresas no solo queremos a profesionales cualificados, queremos también a profesionales que sean capaces de colaborar con sus compañeros, que no generen controversia en el equipo, que sepan echar una mano, que detecten cuando un compañero necesita tener a alguien que lo apoye, y un largo etc. Porque, al final, un entorno adecuado de trabajo (en todos los aspectos) hace que el equipo funcione mucho mejor.
El Llanero Solitario es una especie a extinguir, créeme. Yo prefiero mil veces a una persona cercana, asertiva con el equipo y que se vuelque en el proyecto, a un crack. Al final el crack hará “catacrack” y se romperá, dejando de serlo.
El otro día hablaba con un empresario sobre la falta de “sentimiento de pertenencia” de algunos miembros de su equipo al proyecto. Y él me respondía: “Es normal, son trabajadores”. Y le hice ver que eso no era así, que si él les mostraba esa visión suya, ellos actuarían así. “Son miembros del equipo, miembros de tu equipo y deberían ir a muerte contigo”. Y empezamos a buscar la fórmula de motivarlos, y vaya si lo conseguimos.
No me gusta nada ver a esos llaneros solitarios en las empresas. Personas que van a su aire, que no cumplen los horarios, que no dan ni un buenos días o preguntan “qué tal el finde”. Algunos dirán que se va a trabajar. Totalmente de acuerdo. Eso, como el valor en el ejercito, se presupone. Pero no es lo mismo ir a trabajar sabiendo que formas parte de algo importante, de un equipo que busca alcanzar un objetivo, que ir a trabajar solo, en tu puesto de trabajo, donde no eres importante para nadie.
Comienza el mes de julio y empieza a tope. Con idas y venidas. Soy el primero que sufre todas estas situaciones en mi empresa, por eso me encanta escribir sobre ellas. Y también me encanta oir a amigos que me proponen estos temas y coincidimos (gracias, Rafa Gálvez, por recordarme este tema).
Al final las empresas somos números, hay que dar resultados o tendremos un problema, pero creedme, uno lucha mucho mejor sabiendo que tiene un equipo y que se siente parte de él a ver correr a llaneros solitarios por la llanura, al grito de “¡Hi-yo, Silver, away!”
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