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Hay vida... ¡y verdura! más allá de las ensaladas

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Vanesa Cortés

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Hoy comenzamos con una pequeña reflexión personal sobre nuestra alimentación. Me gustaría que nos preguntáramos si en realidad comemos verdura, si a lo largo del día incluimos de dos a tres raciones en nuestra alimentación (considerando una ración 150 g de verdura en bruto).

¿Llegamos al consumo diario?

De lo necesaria que es la fruta y la verdura no hace falta hacer mención, pero está claro que si queremos prevenir enfermedades cardiovasculares, diabetes, hipertensión, obesidad, estreñimiento, dolor crónico…y  no tener entre nuestros enseres personales un pastillero semanal con fármacos por doquier para cada dolencia, algo tendremos que hacer, y cambiar hábitos alimenticios es realmente importante para prevenir en vez de medicar.

Personalmente prefiero visitas al mercado antes que a la farmacia, es una manía que adquirí hace un tiempo.

De ensaladas ya hablé en verano,  propuse fórmulas equilibradas, y aunque  son ideales no son la única forma de comer verdura y por ello me encomiendo a daros ideas para trabajar con texturas, sabores, formas y colores. Además si nos paramos a pensar un poquito,  la carne, el pescado, el marisco los cocinamos y aderezamos, así que a la verdura le podemos aplicar las mismas técnicas y convertirla en un auténtico placer para los sentidos.

¿Te gustan todos los pescados o carnes? Seguro que no, tendrás preferencias por unos u otros así como por la forma de cocinado, pues con las verduras ocurre lo mismo. Además como dice mi sabia madre: “no digas esto no me gusta hasta que no lo hayas probado”.

Tratando las verduras:

  • Según la forma de cocinado: en crema (puré de calabacín con zanahoria, coliflor, puerro y cebolla sin nata ni quesitos, no son necesarios); salteadas, al wok (con un poco de salsa de soja y un chorrito de aceite de sésamo), al vapor (con limón y AOVE), al microondas (para una emergencia), en sopa, al horno (escalibada), chips crujientes (de patata, calabacín, berenjena, zanahoria, remolacha), a la plancha (con un alioli suave con ajo negro o estragón) y camufladas con algunas recetas (salsa de tomate con cebolla, ajo, pimiento rojo, zanahoria)…
  • En cuanto a su cocción, si las cocinamos durante poco rato nos quedan más crujientes y además aprovechamos más sus propiedades y si las cocemos más las ablandamos y hacemos más cremosas. El brócoli al vapor durante unos 14 minutos y después pasado por la plancha es una opción, al igual que las alcachofas que por cierto merece la pena aprovechar que estamos de temporada.
  • Podemos hacer combinaciones: por ejemplo con otras verduras (pisto); con legumbres (garbanzos con espinacas y bacalao); con arroz (arroz con setas y champiñones); con patata (purrusalda); en tortilla (de berenjenas al vapor con atún al natural o de coliflor) etc.
  • Mención aparte el maravilloso mundo de los revueltos: con espinacas, acelgas, judías verdes, calabacín, espárragos, setas, champiñones…. ¡Una delicia!
  • No nos olvidemos de los gazpachos: de tomate y remolacha, con frutas….
  • Combinándolas con frutos secos: cardos con almendras, vinagreta de nueces,
  • Utilizando diferentes aliños: especias, ajo, vinagretas variadas, queso de cabra, jamón, semillas y frutos secos…
  • Y por último: ¡no olvidar una porción cruda al día!

La cuestión es tratar de ir introduciéndolas en la alimentación y tomar de dos a tres raciones diarias.

Este objetivo se consigue y si tus hijos te ven comerlas lo harán, y por favor, no los fuerces porque les puedes generar aversión.

"Todo lo que le das a tu cuerpo en la enfermedad, o la alimenta o la cura". Louise Hay

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