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The velador's war

Alfonso Alba

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Cuentan en el sector que todo empezó ahí dentro, en la Mesa de Veladores que convocó el Ayuntamiento para poner orden en algo que se había desmadrado: la inundación de mesas, sillas, sombrillas, macetas, barras y todo tipo de material de bar en la ciudad. Hace seis meses, la patronal decidió levantarse al considerar que el presidente de la Gerencia de Urbanismo, Pedro García, se estaba pasando y estaba diciendo cosas en prensa que no eran. Hace un mes, el presidente de la patronal, que ahora se llama Hostetur (y que sustituye a Hostecor) se volvió a sentar con Pedro García y eso fue lo que acabó dinamitando la unión de un sector que, vamos a entendernos, nunca ha estado unido.

La patronal cordobesa de la hostelería siempre estuvo acostumbrada a hacer la guerra por su cuenta. Se integró en Hostecor, pero hace unos años surgió la asociación Córdoba Apetece como contrapoder, repleta de hosteleros que no se sentían representados por la primera patronal. Solo cuando cayó la anterior directiva de Hostecor con su presidente a la cabeza, Antonio Palacios, el sector aparentó sentirse unido. Y más cuando a principios de año comenzó a trabajar en unirse en un mismo paraguas: Hostetur.

La unión duró lo que “duran dos peces de hielo en un whisky on the rocks”, que canta Sabina. La presión de una parte para que el sector regresase a la Mesa de Veladores y la resistencia de la otra a que lo hiciera dinamitó todo. Hostetur saltó por los aires. Fran de la Torre, presidente y aparentemente un Pedro Sánchez de la hostelería (muchos apostaron por él argumentando una supuesta debilidad controlada por nombres más fuertes que prefierieron gobernar desde las sombras, como hizo Susana Díaz con el PSOE), se ha mostrado más duro de pelar de lo que se esperaba. Alberto Rosales, vicepresidente y amigo de De la Torre hasta hace poco, tampoco se achanta. Los dos han ido al notario, amagan con denunciarse en los juzgados y se acusan, mutuamente, de tener intereses personales.

Bueno, no solo ellos. Todo el sector se está acusando mutuamente de tener intereses personales en la causa. Y es verdad. Aunque representan a todo el sector, ¿ninguno de los empresarios que forman parte de las dos patronales partidas de la mitad está defendiendo su negocio y, de paso, al resto?

Quizás ese sea el quid de la cuestión. La unión de la patronal parece más para defender lo suyo que el interés común, algo que hasta cierto punto es legítimo. ¿O no defienden los vecinos el derecho de los ciudadanos por encima del beneficio empresarial?

La guerra de los veladores no va a dejar a nadie indemne. Los vencedores lo harán pagando un precio muy alto, y es tener enfrente a la mitad o algo menos del sector, y bastante enfadados. Los que pierdan, no reconocerán a los primeros. Y los vecinos no sabrán si lo que deciden con unos lo podrán aplicar los otros. Imagino que tampoco va a ser fácil la labor de mediación del Ayuntamiento.

La conclusión es que todo el mundo parece estar muy enfadado. Hasta en el PP ha trascendido una pequeña crisis interna que se ha resuelto rápidamente. Pero es como si todo el mundo se estuviera ajustando cuentas con el resto permanentemente.

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