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La ciudad de la piel fina

Alfonso Alba

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El día en que Gabriel Núñez Hervás me llamó para que escribiese en la revista 17 le dije que sí sin pensarlo. Siempre me he declarado absoluto fan de las distintas boronías que ha editado. Me llamó para que escribiese de las infraestructuras culturales de Córdoba, me explicó que 17 era un análisis crítico de la cultura en la ciudad y el espacio que tenía. Y ya. Escribí, como no aceptaría de otra manera, lo que me dio la gana. Y el texto que lleva mi firma en la revista está tal cual lo mandé.

Cuando leí 17 sabía que se iba a liar, que alguien se iba a sentir ofendido por lo que escribía una persona que no pensaba como él. Y me parece bien que se apostase por textos que pueden resultar incómodos, con los que se puede o no estar de acuerdo, pero que no dejan de ser el reflejo de algo que en una ciudad con la piel muy fina parece que no hila muy bien: la libertad de expresión.

Jamás firmaré un change para que el obispo deje de decir barbaridades, aunque me parezcan barbaridades y meta goles por toda la escuadra con manuales básicos de Historia. Tampoco haré boicot a La Sexta por que Eduardo Inda vaya a las tertulias, pese a que el periodismo que ejerce me parezca dañino para este oficio.

Televisión Española se paga con dinero público. Canal Sur se paga con dinero público. Telemadrid se paga con dinero público. Y hace muchos muchos años la Televisión Municipal de Córdoba, que se paga con dinero del Ayuntamiento, tenía unos contenidos muy locos y muy libres y muy divertidos. Y nadie se sentía ofendido.

Que un medio se financie en parte o en exclusiva con dinero público no obliga a la institución a controlar sus contenidos. Si lo hiciera o hiciese, sería, repitan conmigo, censura. En este país hace 40 años que la censura es historia, aunque con esos aspavientos de ofendidos (de cualquier espectro, que no solo los cofrades se ofenden cada dos por tres) lo que se acabe imponiendo es la autocensura, el miedo a opinar de algo o, incluso, a tuitear, que luego va el Supremo y te manda a la cárcel. ¡Y hablamos de Venezuela!

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