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Sobre este blog

Alfonso Alba es periodista. Uno de los cuatro impulsores de Cordópolis, lleva toda su vida profesional de redacción en redacción, y de 'fregado en fregado'. Es colaborador habitual en radios y televisiones, aunque lo que siempre le gustó fue escribir.

Varias preguntas desapasionadas sobre el incendio de la Mezquita de Córdoba

Alfonso Alba

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Alfonso Alba es periodista. Uno de los cuatro impulsores de Cordópolis, lleva toda su vida profesional de redacción en redacción, y de 'fregado en fregado'. Es colaborador habitual en radios y televisiones, aunque lo que siempre le gustó fue escribir.

La Mezquita Catedral no es un monumento cualquiera. Es único. Hace años, en verano, la contra de El País entrevistó a varios de los mejores arquitectos del mundo con un cuestionario fijo. La primera pregunta era: ¿Cuál es su edificio histórico favorito? A la décima respuesta dejaron de preguntar. Todos respondían que la Mezquita Catedral de Córdoba. Por delante del Panteón de Roma y de las pirámides. De todo lo que la humanidad había construido. La Mezquita Catedral de Córdoba. Pienso mucho en ello y creo que los cordobeses no valoramos lo suficiente lo que tenemos.

El viernes por la tarde se nos encogía el corazón. Llamas de varios metros de altura salían por la cubierta de la Mezquita Catedral, en la zona de la ampliación de Almanzor. Pensamos en Notre Dame, en el corazón de la todopoderosa Francia, que ardió por completo. Y nos temimos lo peor. Los bomberos de Córdoba conocen bien el monumento. Han ido muchas veces a sus cubiertas para saber qué hacer el día que pasara lo que ocurrió el viernes, y que nadie sospechó que iba a producirse. De hecho hay titulares en Córdoba hablando del “incendio imposible”. Nada es imposible.

Gracias a los bomberos, el incendio no se propagó, a pesar de su virulencia. Los agentes lograron acotar el fuego a una zona de unos 25 metros lineales (que no cuadrados). Y sabían lo que estaba pasando mientras intentaban salvar el resto: maderas y cubiertas del siglo XI perdidas para siempre, capillas del siglo XVII destrozadas, lienzos afectados. Una tragedia. “No es una catástrofe”, dijo el alcalde. Vale. Pero sí una tragedia.