Alfonso Alba es periodista. Uno de los cuatro impulsores de Cordópolis, lleva toda su vida profesional de redacción en redacción, y de 'fregado en fregado'. Es colaborador habitual en radios y televisiones, aunque lo que siempre le gustó fue escribir.
La piscina mozárabe
El 2 de septiembre de este año, cuando apretaba el calor, los arqueólogos ya avisaban que había que proteger, con urgencia, los restos excavados en las catas de la Ronda Norte. Lo avisaron y este periódico lo publicó. La propia composición del yacimiento lo hacen especialmente sensible a las lluvias. Y el calendario corría. En Córdoba, uno de los principales periodos de lluvias arranca con el otoño y en muchos casos precisamente en septiembre.
Los arqueólogos pedían una cubierta provisional. Pero llegó la borrasca sin nombre, que ha dejado unos 50 litros de media en la ciudad (en algunos puntos de la provincia prácticamente 100), y un yacimiento único como el de la Ronda Norte se ha convertido en una piscina gigante. Las imágenes publicadas por este medio eran terribles. Muchos arqueólogos, en público pero sobre todo en privado, se echaban las manos a la cabeza.
Como si se hubiese puesto a llover sin esperarlo, esa misma tarde la Junta de Andalucía comenzó a proteger los restos con una capa geotextil, que completó al día siguiente. La capa se quedó fijada con unos ladrillos encima. Me recordó a cómo los ganaderos protegen los almiares de paja de sus animales. Con un plástico y piedras por encima. Bueno, los ganaderos sabemos que lo hacen mejor y más rápido.
Cualquier ciudad del mundo, salvo un puñado contadas con los dedos de una mano, mataría por tener el tesoro arqueológico e histórico de Córdoba. El 99% de las ciudades del mundo mataría por disponer de tan solo un 1% del subsuelo cordobés, de su singularidad y espectacularidad. De la huella de un pasado que emerge siempre. Que se sabe que está ahí, que nos ayuda a entender el pasado para comprender el presente.
Córdoba ya sufrió el desastre de Cercadilla, con las prisas por la construcción de la estación de tren. Aquello fue en 1991. Ha llovido mucho desde entonces, con varias sequías de por medio, pero parece que no hemos aprendido nada. Se han perdido los arrabales islámicos. Se han excavado yacimientos que se iban a poner en valor pero que duermen el sueño de los justos. Se ha intentado subastar un edificio con la villa romana de Santa Rosa dentro.
Esta ciudad, esta provincia, necesita creerse que su futuro también está en su pasado. Que necesita dinero, mucho, para excavar o no. Para estudiar. Para divulgar y para poner en valor. Y para convertirse no únicamente en un núcleo logístico y militar. Sino en una ciudad que vive y convive sobre su pasado, que no deja de ser uno de los mayores yacimientos vivos de Europa Occidental.
Córdoba necesita medios económicos y personales. Y una sociedad que empuje hacia un nunca más Cercadilla. O de lo contrario, para lo único que servirá lo que se ha excavado en la Ronda Norte es para imaginar cómo sería construir allí una gran piscina que tanta falta nos hace y nos refrescaría el verano.
Sobre este blog
Alfonso Alba es periodista. Uno de los cuatro impulsores de Cordópolis, lleva toda su vida profesional de redacción en redacción, y de 'fregado en fregado'. Es colaborador habitual en radios y televisiones, aunque lo que siempre le gustó fue escribir.
0