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Tesis sobre un homicidio

Alberto Almansa

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Un abogado fracasado en su oficio, quiere recuperar su reputación investigando por su cuenta un crimen perpetrado a escasos metros de la facultad de derecho donde imparte un seminario. A las clases magistrales, acude un joven brillante que  confiesa a su profesor algunas opiniones sobre  su visión del mundo, del poder y del derecho.

Bastó con  algún “detalle” de esos diálogos para que el letrado construyera una hipótesis de ese asesinato, incriminando directamente a su aventajado alumno como autor material del hecho.Ese es el hilo argumental  de la película que se acaba de estrenar y que firma Hernán Goldfrid, “tes¡s sobre un homicidio”. El profesor de derecho, va tejiendo  durante toda la cinta su teoría que soporta con su propia investigación en la que inserta datos y elucubraciones con los que poco a poco arma su puzzle.La peli me ha arrastrado, irremediablemente, al caso Bretón de Córdoba, donde al igual que la ficción cinematográfica, no hay pruebas concluyentes que incriminen definitivamente al padre de los niños en su fatal desenlace. En el recurso, que su defensa ha presentado ante el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, solicitando la nulidad de las actuaciones , Sánchez de Puerta escribe: “  se desprende la más absoluta indefensión en la que la instrucción ha colocado a esta parte-la defensa- y su defendido-Bretón- en lo que ha consistido en una predeterminación de la investigación , con el único fin de conseguir una tesis tesisque sostuviera la acusación final de mi representado”.

El recurso, preciso, se presentó ante el alto Tribunal el 18 de marzo, cuando no se había estrenado la película que protagoniza Ricardo Darín. Lo cierto es que no le falta razón al abogado cordobés. Las pruebas de cargo contra Bretón, los restos óseos hallados en la hoguera, no pueden ser identificados científicamente como pertenecientes a los dos niños desaparecidos. Ni rastro de ADN. Sánchez de  Puerta relata de manera muy documentada el  proceder de la investigación judicial y policial en torno a los restos hallados en la hoguera. Cuestiona de manera muy razonable que los huesos analizados en un primer momento por la perito policial y los que estudian los forenses Etxeberría y Bermúdez ,sean los mismos. Sugiere incluso un cambiazo aportando elementos acreditados de cómo se realizaron las peritaciones forenses de las únicas pruebas que pueden encarcelar a su cliente en los próximos cuarenta años.

Una controversia que apenas entenderá el jurado, del que no hay nadie en España que pueda asegurar su “imparcialidad”, dada la contaminación mediática que ha cobrado el caso. De esta manera, resulta plausible que la instrucción, muy presionada por la opinión pública, jaleada, y cómo, por los medios y la telebasura, sostuviera la incriminación de Bretón sin ambages y fuera rellenando los necesarios renglones para ir redactando su “tesis”. Son, efectivamente, indicios y cábalas, como ha reiterado el letrado defensor: “todo el procedimiento son meras suposiciones”. Los huesos aparecieron “sorpresivamente” en el apagón informativo de agosto y de manera tan casual como curiosa. Tanto, que es muy razonable pensar que pudo disponerse de esos fragmentos óseos para redondear una teoría, que, pasado casi un año desde que desaparecieran los pequeños, los investigadores no fueron capaces de refutar, máxime después del descrédito policial y judicial que supuso el caso Marta del Castillo, cuyo jefe policial se hizo al principio con las riendas del suceso cordobés en un intento de lavar su propia imagen.

Algo que por cierto no consiguió al ser apartado de las investigaciones a los pocos días de iniciarse, cuando se produjo además la alteración de las pruebas, removiendo la hoguera y cavando sobre ella; el comienzo de la chapuza.A partir de ahí, ya no hubo dudas. Pero si vas a ver la peli que te digo, tal vez te asalten como a mí las preguntas  sobre la responsabilidad criminal de Bretón en la muerte de sus hijos. El filme hispanoargentino no resuelve en realidad la autoría del asesinato perpetrado.

¿Y si el presunto homicida cordobés fuera inocente?

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