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Que dimitan ellos!!

Alberto Almansa

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Los biógrafos de Sandokán se olvidan de incluir en su perfil, que tuvo un mentor clave en su progresión profesional y política como fue el sacerdote Miguel Castillejo. Con él aprendió el verdadero alcance del dinero. El poder de tener muchos millones. La impunidad que concede, y sobre todo la compra de voluntades.

En esa escuela, Rafael Gómez,tuvo compañeros de promoción que igualmente triunfaron siguiendo la doctrina del sacerdote. Con él crecieron los Sánchez Ramade, Pepe Romero, Marin-Hilinger y otros tantos constructores que se sumaron al festín de la gran burbuja que alimentó Cajasur, gracias a la caridad cristiana de la Iglesia dirigida por la generosidad sin límite de D. Miguel.

Juntos, formaron una gran familia donde Sandokán gozó del favor especial del “cura” y le concedió todos los créditos que, en sus frutos, compartieron como “buenos hermanos y sosios". En esa merienda no estaban solos. Prácticamente toda la clase política de entonces bailaba al son del “soy cordobés” que entonaban ante el pueblo ajeno al saqueo que perpetraban del ahorro local.

Todos los partidos políticos también “pillaron” raciones de tan suculento pastel, tanto en metálico como en especie. Hijos y familiares de muchos de los dirigentes fueron contratados en la caja de la Iglesia, abotonando así no sólo la complicidad con la fechoría sino el silencio escandaloso con el que durante años mantuvieron el privilegio y el latrocinio.De esa doctrina participó la hoy diputada socialista, Rosa Aguilar, cuyo magisterio debió de influir en los mimbres de un Sandokán que vio en la política la herramienta idónea para seguir en la línea de progreso, tal como había venido observando en aquellos que le reían la gracia y recogían el aguinaldo a la par.

Maestros con los que conoció el arte de la sonrisa, la mano tendida y esa verborrea vacua capaz de soportar minutos y minutos sin decir nada. No aprendió, desde luego, los modales ante la galería mediática, a la vista de su última “gracia” del que “dimite tú”. Así es que en su reválida, tras ser condenado por corrupción en la Costal del Sol, Gómez compareció y respondió en el dictado de lo aprendido. Si ellos no han dimitido, ¿por qué yo?

En su memoria aparecerán sin duda, los tres candidatos que, junto a él, se presentaron a las pasadas elecciones, igualmente “condenados”(sancionados) por el Banco de España por contribuir a la ruina de Cajasur. O tal vez el tal Guisado, ex alcalde de Fuente Palmera, que no se fue pese a sus “prevaricaciones”, o el alcalde de Palma del Rio, José Antonio Ruiz Almenara, que no se marchó pese a prometer dejarlo si subía el paro en su tiempo, o el alcalde de Encinarejo, y otros tantos…O la misma Rosa Aguilar, su maestra de ceremonias, que tampoco abandonó el sueldo pese a su transfuguismo…

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