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Mis coordenadas para ser feliz

Paco Merino

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Tengo claro que la felicidad no es el destino al que quiero llegar, sino el camino que deseo recorrer en primera persona durante toda mi vida.

Un viaje incierto y heterogéneo aunque profundamente apasionado y apasionante que exige lo mejor de mí.

Un recorrido profundamente emocional con momentos entrañables, situaciones caóticas y episodios desesperantes que adquiere su verdadero significado cuando me atrevo a sentirlo con la razón y pensarlo con el corazón.

Pero todo camino, viaje o recorrido, ya sea planificado o caótico, tiene unas coordenadas más o menos explícitas que lo hacen único e irrepetible, al tiempo que sirven al viajero de guía motivadora cuando le flaquean las fuerzas o le abandona momentáneamente la esperanza.

Mi camino de felicidad, planificado y caótico al mismo tiempo, tiene unas coordenadas bien definidas que responden a un profundo ejercicio de reflexión y motivación personal para no caer en el desánimo cuando mis fuerzas flaquean, ni dejarme arrastrar por la desesperación cuando la esperanza me abandona momentáneamente.

Unas coordenadas que derivan de una elección necesaria a la par que valiente: mi brújula happy, y se comprometen, antes de nada, con una contundente declaración de intenciones que no deja lugar a ninguna duda sobre cuales son mis verdaderos intereses y deseos.

Mis coordenadas para ser feliz son la calma, la determinación, la emoción, la bondad y la sencillez; estrellas brillantes con poder suficiente para transformar mi cuerpo y mi mente, arreglando mis desequilibrios destructivos y fortaleciendo mis principios creativos.

Cinco coordenadas muy meditadas que, como luces sagradas, iluminan mi vida para que evite en todo momento la negrura que desprende la insensibilidad, la insatisfacción y la desdicha por lo que no soy ni necesito ser para sentirme feliz.

Me calmo, antes de nada

, porque sólo desde el sosiego físico y mental puedo interiorizar sin traumas mi pasado, ordenar emocionalmente mi presente y, sobre todo, proyectar mi futuro desde la creatividad.

La calma física me aleja de un estrés tirano y destructivo que nada tiene que ver con mi verdadero éxito personal. La calma mental me acerca a un relax amigo y constructivo que tiene mucho que ver con mi verdadera felicidad.

Ser feliz no es algo obligatorio para mí, es una opción voluntaria que debo mantener activa con mucha determinación. Quiero y puedo ser feliz, de eso se trata…

Necesito comunicar mis emociones para sentirme feliz y, ante todo, no hacer infelices a los demás, porque una verdadera comunicación emocional me libera de la maldad y la hipocresía que encierra lo “políticamente correcto”.

Aprender a vivir emocionalmente me conecta sin miedos con mi verdadero yo y, sin mentiras, con el verdadero yo de los demás…

Reivindico la bondad como una manera imprescindible de vivir. Procuro ser una buena persona para ser completamente feliz, a pesar de las presiones sociales que me empujan hacia paraísos materiales de un supuesto éxito, construido sobre una indiferencia cómplice y una maldad bendecida.

Ser bondadoso equilibra mi mente y protege mi cuerpo, ya que me aleja de la mala conciencia y me acerca a los hábitos saludables.

Para transitar por la única felicidad que me interesa, reconozco sin esfuerzo que en el fondo no soy tan sofisticado, ni necesito serlo.

Huyo decididamente de esa falsa complejidad que sólo sirve para crear barreras excluyentes e interesadas. Amo la sencillez de la verdadera sabiduría porque me sirve para entenderme y entender, aceptarme y aceptar.

Por todo el bien que me aportan, la calma, la determinación, la emoción, la bondad y la sencillez, aderezadas con una gran dosis de alegría, son las coordenadas que alumbran mi recorrido en primera persona por el difícil, pero necesario y gratificante, camino de la felicidad.

Sobre todo porque, con su esencia, me vapulean constantemente por lo que he sido y he sentido, me gratifican sin pudor por lo que soy y lo que siento y, sobre todo, me guían sin remedio ni resistencia hacia lo que realmente quiero ser y sentir.

De su mano camino valientemente por la vida como el ser imperfecto e infeliz que fui, pero comprometido fervientemente con el ser imperfecto pero feliz que soy y quiero ser para siempre.

Sin ellas andaría perdido por el camino de la infelicidad. ¿Cuáles son las tuyas?

A FLOR DE PIEL… SOMOS PERSONAS, SIEMPRE

Durante estos días estamos conociendo “en directo” el relato vital de cada una de las 150 personas que han fallecido en el trágico accidente aéreo del Airbus A320 de Germanwings. Historias rotas, con nombres y apellidos (muchos de ellos españoles), que quedarán grabadas emocionalmente en nuestros corazones como si se tratasen de las de familiares queridos o amigos del alma.

¿Por qué un sentimiento tan noble como la compasión (“padecer con”) no nos embarga de la misma manera ante el sufrimiento cotidiano o la muerte de muchas otras personas?... Tal vez porque “en ausencia de cámaras y focos”, nos hemos (mal) acostumbrado a ver reducida su identidad a simples iniciales o frías estadísticas sin historia.

NOTA: El autor de este post lo es también de la foto que lo ilustra.

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