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Hasta hace muy poco tiempo, era bastante habitual observar prácticas rutinarias en la mayoría de los hospitales como por ejemplo el baño del bebé nada más nacer. Allí mismo, en el paritorio, se realizaba el primer baño del recién nacido para dárselo a sus padres limpio, aseado e incluso perfumado y vestido. Afortunadamente, esta práctica se ha ido eliminando en los últimos años y en la mayoría de los hospitales ya no se baña al bebé hasta el día siguiente.
No obstante, estudios recientes sobre la composición de la piel del recién nacido están haciendo necesarios cambios sobre las recomendaciones actuales del baño y los primeros cuidados del bebé. Actualmente, se aconseja no bañar al bebé antes de las primeras 24-48 horas tras el nacimiento, incluso, si se puede retrasar ese baño algunos días más, el resultado sería altamente beneficioso para la piel del bebé.
Composición de la piel del recién nacido
Vayamos por partes. Hablemos de la composición de la piel del bebé para entender el porqué de estas recomendaciones.
Los bebés que nacen a término o incluso antes de tiempo, suelen estar recubiertos por una capa de grasa de aspecto blanquecino denominada vérnix caseosa, que tiene el aspecto de una crema de queso, de ahí que etimológicamente provenga del latín: "barniz de queso". Sin embargo, si nacen por encima de la semana 41 ó 42, es probable que no la percibamos pues el bebé la ha podido reabsorber ya. Más adelante entenderemos la razón de que esto ocurra.
La composición de esta capa también llamada unto sebáceo es básicamente grasa proveniente de las glándulas sebáceas fetales, más la descamación de la epidermis del bebé (que son células muertas). No obstante, recientes estudios han confirmado la existencia de distintas sustancias, entre ellas péptidos, responsables de su acción antimicrobiana, entre otras muchas funciones. Así, un 80% de esta sustancia es agua, un 10% es grasa, y otro 10% son proteínas.
La vérnix caseosa (o "el vérnix caseoso", ambos géneros son aceptados) es una sustancia exclusiva del ser humano que nos protege dentro y fuera del útero materno.
Dentro del útero
Durante el parto Esta capa de grasa, proporciona al bebé la lubricación necesaria para facilitarle el descenso por el canal del parto, reduciendo así la fricción de la delicada piel del bebé durante este proceso de nacimiento.
Tras el parto
El bebé que acaba de nacer, necesita adaptarse a las nuevas condiciones extrauterinas y para que este proceso se realice correctamente, necesita el vérnix caseoso, ya que éste interviene en funciones importantes como:
Por todas estas razones, es lógico pensar que hemos de cambiar la concepción antigua del significado del unto sebáceo o el vérnix caseoso (considerada como algo sucio e impuro, de ahí su retirada inmediata), por un concepto mucho más renovado, probado y avalado por la evidencia científica. Y con ello, cambiar las recomendaciones respecto a el primer baño del bebé.
Recomendaciones actuales sobre el primer baño del bebé
Como ya hemos comentado y argumentado, no sólo no es necesario bañar al bebé nada más nacer, sino que está desaconsejado hacerlo al menos en los tres o cuatro días posteriores a su nacimiento, ya que es el tiempo que el bebé va a necesitar para reabsorber por sí mismo esta capa de grasa. Incluso, sería bastante beneficioso extender los restos de vénix resistentes al parto por toda la piel del bebé con un suave y delicado masajito. Para evitar que te lo bañen en el hospital, exprésale claramente a tu matrona tu intención de no bañarlo allí, sino una vez estéis en casa.
A partir de estos primeros días, ya podremos bañar con regularidad al bebé, aunque tampoco sería recomendado hacerlo a diario. Cada tres o cuatro días es una frecuencia bastante óptima. No friccionar con esponjas y mejor lavar con la mano únicamente.
Usar agua clara solamente durante los primeros días y pasar posteriormente a una línea de aseo de pH neutro (y más adelante, tal vez ácido) a ser posible libres de parabenos (cancerígenos) y phenoxietanol (depresor del sistema nervioso central) aunque esto último no es fácil de encontrar, os lo aseguro. Secad a toquecitos suaves y evitad las fricciones de la toalla (100% algodón) sobre ella.
Por lo demás, el baño suele resultar muy relajante para el bebé (aunque quizás no siempre desde el principio y requiera cierta adaptación) y un momento mágico y muy agradable para compartir con vuestro hijo, disfrutadlo plenamente.
Autor: Dra. Mª Isabel Martínez Muñoz
Médico Especialista en Educación Maternal y Recuperación Puerperal.
Especialista en Sofrología, Asesora de lactancia Materna y Educadora de Masaje Infantil
Directora del Centro de Educación Maternal C.E.M. Los Arcos