Escondites por Madrid
Emulo a Botella en su sobreactuado amor hacia Madrid y propongo una ruta multidisciplinar que bien podría llenaros un día de escapada, satisfaciendo todo tipo de apetitos. Paro en tres pedazos de ciudad bien diversos y cargados de personalidad. El casco antiguo con sorpresas como una torre mudéjar del siglo XIV y un parque entre palacios. Un barrio cuna de pasadas movidas y paraíso de modernos con barba y un guetto medieval que se resiste a dejar de serlo. Agradezco a Toro su cooperación.
-Austrias escondido. Tras la sobada que no por ello fea Plaza Mayor (más de moda que nunca gracias a la pizpireta alcaldesa), hay mucho por descubrir. Id a la Plaza de la Paja, entre unos gruesos muros de ladrillo castellano está el Jardín del Príncipe de Anglona. Resto de lo que fuera zona verde del Palacio de Los Vargas, cercanos a los ahora refamosos Reyes Católicos. No te creerás estar en el centro de Madrid.
Es un rectángulo con pérgolas, algún árbol exótico, fuentes y un encanto romántico que invita a sentarse y respirar hondo. Para añadir gloria, está sobre un terraplén sobre el que se pueden otear cúpulas de pizarra, azoteas y el aire de poblacho manchego que sigue conservando Madrid. Enfrente está la Capilla del Obispo, junto a lo que queda del Palacio ya citado y con un interior del siglo XV digno de ser conocido. Y para rematar a pocos minutos a pie, pásate por San Pedro El Viejo. Un templo hecho en pleno siglo XIV bajo un inconfundible diseño mudéjar. A ladrillo visto, su torre se atreve con todo varios metros sobre el resto del barrio.
Destila raíces musulmanas y medievo. Y te lleva directamente al corazón de Toledo sin salir de los madriles. No dudes en tapear, ya puestos, por las cercanías. Es zona de placitas, bares, vermú y patatas fritas con aceitunas. Y para rematar el paseo por este sector, pásate al colindante barrio de La Latina, con lugares tan curiosos como la plaza de la Cebada con mercado incluído y el castizo teatro de La Latina.
-LavapiésLavapiés. Es extramuros y mucho más. Un barrio hecho para encerrar a judíos y moros en el medievo y que ahora hace lo propio con negros, pakistaníes y todo tipo de gentes venidas de Africa, Asia e Iberoamerica. Es una olla a presión de creatividad, mestizaje y vida. Solo patearse la zona más cercana al centro, en torno al mercado y hacia la plaza de Lavapiés supone hacer un viaje por decenas de países. No creo que haya un lugar más internacional que éste en Madrid. Pura energía urbana.
La clave es descubrirlo sin guiones ni rutas pero destaco algunas paradas:
El mercado de San Fernando, pura vida de barrio entre manzanas, carnes, pescados y especias.
Las Escuelas Pías, joya oculta de Madrid. Un edificio religioso del siglo XVII destruido en la Guerra Civil, abandonado por décadas y restaurado (dejando parte de sus ruinas) para albergar aulas e instalaciones de la UNED, entre ellas un biblioteca digna al menos de ser pateada. Pero hay más, en la cuarta planta dicen (aún no he podido ir) que hay un café azotea mirador con vistas que quitan el hipo y ambientón. Ruego que alguien lo averigüe por mi.
-Sitios nuevos para dormir. La opción de alquilar apartamento está siempre ahí y Madrid reúne una oferta creciente y bien desarrollada. En webs como hometrip hay un interesante catálogo para todos los gustos y precios. La mayoría pintan bien, están en zonas cómodas y cuentan con equipamiento completo. Para viajar con niños o si vas con un grupo de amigos sigo pensando que es la opción más cómoda y barata.
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