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Sobre este blog

Como desde siempre he sido reacio a levantar pesos o manipular herramientas, pero sé leer, escribir y hablar, he acabado trabajando (es un decir) en medios de comunicación escritos y radiofónicos. Creo que la comunicación y la cocina tienen muchas cosas en común: por ejemplo ambas necesitan emisores y receptores, y tienen una metodología parecida, una suerte de sintaxis y de morfología que deben ser aplicadas. Cocino habitualmente en casa y mi último descubrimiento ha sido comprobar que recoger y limpiar utensilios mientras preparo la comida es muy bueno: ha cambiado mi vida, de hecho. Buen provecho a todos.

Perros de la lluvia

perro mojado

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Me estoy tomando una taza de caldo de pollo –con un poco de vino fino Parlamento- en la cocina de casa, porque me gusta a veces hacerme un poco el constipado.

Miro por la ventana y veo cruzar por la calle solitaria un perro bajo la lluvia. Un perro mediano, cruzado, sin collar, chorreando su pelo color canela. Viene de lejos, creo, lleva la lengua fuera. No corre, pero va deprisa.

Me acuerdo de mi amigo Tom Waits y de su disco “Rain Dogs”. Sobre el título del disco y de la canción, Tom decía que hay mucha gente que se siente como “esos perros bajo la lluvia que no pueden recurrir al olfato, se despistan y no encuentran, en mitad del aguacero, el camino de vuelta a casa”. O algo así.

En su canción, Waits habla de una pareja de enamorados –o no- borrachos en la que alguien dice “Dale tu paraguas a los Rain Dogs porque tú no volverás a casa”. Tal vez hable de eso tan tonto del adulterio, que no es más que un accidente.

El perro que cruza por la lente de mi ventana sale de plano y no sé dónde va o si sabe a dónde va.

No es el único, lo sé. Hay muchos perros de la lluvia. Y no todos lo son por amor o por el vino barato.

Ni siquiera por la lluvia.

Es por la peor de las casas abiertas que se llama Interperie.

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Como desde siempre he sido reacio a levantar pesos o manipular herramientas, pero sé leer, escribir y hablar, he acabado trabajando (es un decir) en medios de comunicación escritos y radiofónicos. Creo que la comunicación y la cocina tienen muchas cosas en común: por ejemplo ambas necesitan emisores y receptores, y tienen una metodología parecida, una suerte de sintaxis y de morfología que deben ser aplicadas. Cocino habitualmente en casa y mi último descubrimiento ha sido comprobar que recoger y limpiar utensilios mientras preparo la comida es muy bueno: ha cambiado mi vida, de hecho. Buen provecho a todos.

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