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Líderes Asintomáticos (I)

Miguel Ángel Luque

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Es un ejercicio de un esfuerzo considerable tratar de extraer algún aspecto positivo de la crisis provocada por el COVID-19. Como ocurre corrientemente en nuestra vida, ésta está salpicada de un continuum de claroscuros, donde dependiendo de nuestro estado anímico, nos decantamos hacia un lado u otro. Aunque una cosa es innegable, nuestro léxico se ha visto notablemente incrementado con términos como E.P.I., pandemia, paciente cero, confinamiento, PCR, prevalencia, carga viral o aplanamiento de la curva. Pero hay uno en concreto que desde el principio me llamó la atención y fue el concepto de asintomático. El paciente asintomático es aquél que teniendo la consideración de enfermo no muestra los síntomas propios de la enfermedad.

Durante el confinamiento he tenido oportunidad de observar y tomar contacto con realidades empresariales muy diversas, que me llevan a plantear un nuevo concepto el del líder asintomático. El líder asintomático es aquél que tiene la nominación oficial de líder dentro de una organización pero que no despliega el marco de actuación que requiere esta figura fundamental dentro de una organización. ¡Ojo! La oportunidad que se les ha presentado a los líderes de las organizaciones ha sido espectacular, la mayor crisis económica-social que ha vivido la historia moderna de la humanidad (no bélica). Es en esta situación cuando los integrantes de las organizaciones con situaciones personales y profesionales críticas, con estados emocionales límite, buscaban una referencia, una guía para poder superarlas de una mejor manera.

Y si en esta situación, no han conseguido potenciar, incrementar el compromiso y la conexión con el propio equipo, con la propia organización, han perdido una oportunidad de oro, porque de lo que no son conscientes es que estos “seguidores” siempre recordarán el comportamiento que tuviste con ellos en estos momentos, por eso serás recordado. Y de verdad, en mi humilde opinión, no era tan difícil desplegar este nuevo engagement, porque partía de unas preguntas muy sencillas: ¿Cómo te sientes?¿Cómo lo estás llevando?¿Cómo está tu familia?¿cómo te puedo ayudar para afrontar esta situación?.

Porque en cambio, el comportamiento de estos líderes asintomáticos ha ido en una dirección diferente. Pongamos algunos ejemplos.

  1. El Teletrabajo que hasta el estallido de la crisis ha tenido una presencia baja como fórmula de trabajo consolidada, se ha convertido en la tabla de salvación de muchas empresas. Las más adelantadas tuvieron una migración natural, en cambio para otras ha sido un tortuoso y costoso camino hasta que se consiguió su implementación total. Pues este líder asintomático ha tomado este nuevo recurso, como una nueva fórmula de escaqueo, de no trabajar. Guiados por la creencia del Presentismo (“si no estás físicamente en tu puesto de trabajo, no estás trabajando realmente”), establecieron un sistema de control radical del trabajo en remoto que prácticamente colisionaba con el normal desarrollo del puesto de trabajo.
  2. Enfoque en la tarea vs. las personas. Como se ha mencionado antes, en lugar de priorizar el aspecto humano sobre el empresarial, obviaban lo que ocurría y se centraban en los aspectos organizativos, metodológicos, de planificación habituales antes de la pandemia. En lugar de un ¿cómo estáis? Les salía un ¿cuánto vais a vender hoy?.
  3. Desgraciadamente el confinamiento provocó el parón de muchas actividades pero otras siguieron adelante: en despachos gestionando ERTES, en las fábricas montando equipos, en la construcción, atendiendo a los clientes en actividades de distinta naturaleza … los trabajadores estaban al pie del cañón, jugándose el tipo (nunca mejor dicho) pero ¿y los jefes? ¿donde estaban? Recuerdo la definición de equipo: “Conjunto limitado de personas, con roles diferentes complementarios, que asumen una responsabilidad compartida, para conseguir un propósito a través de unas metas operativas”. Esto quiere decir que no hay ningún rol mejor que otro ni por encima de otro. No hay mayor estímulo para un integrante de un equipo, ante una situación crítica, que echar la vista a un lado y ver al líder junto a él, presente, dando ejemplo. Y lo que se ha vivido es como estas escenas de películas de las batallas de la Edad Media, donde el Rey estaba en su tienda, a salvo, esperando acontecimientos y los soldados peleando y cayendo. Estos líderes asintomáticos podemos calificarlos igualmente, por lo anteriormente comentado, como líderes fantasmas u hologramas (se aparecían en videoconferencia).

Y hasta aquí la presentación de este nuevo concepto que espero que no hayas vivido de forma directa (como es mi caso afortunadamente). Tendrás que esperar próximamente para que te presente la “vacuna” que curará de forma definitiva a estos líderes asintomáticos. BE TIM & EEE.

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