Érase una vez Zaragoza...
El pasado treinta y uno de agosto recibí una carta, vía Facebook, que me emocionó. Volver la vista atrás es bueno a veces, cantaba Karina, y pensar en todo el camino recorrido hasta ahora da un poco de vértigo. Cuando creces y cumples años de la mano de amigos queridos de los que tanto aprendes y a los que tanto admiras, la vida se vuelve maravillosa, también lo dijo alguien.
«Queridos amigos:
Este año, Eclipsados cumple 10 años (madre mía), así que se nos ha ido la cabeza y hemos decidido montar un fiestón recital con nuestros autores y los amigos que más habéis significado a lo largo de este tiempo. El plan es este: elegimos un sábado entre todos. Comenzamos la sesión a media tarde y hasta que el cuerpo aguante... (yo estoy mayor, ya sabéis). Necesitaremos un poema, de los vuestros, vuestro preferido, porque editaremos una breve antología para ese día (sí, para nosotros, porque somos así). No se nos ocurre mejor forma que celebrar estos diez años que con vosotros, y queremos que sea un día especial para todos.
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