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Pablo Cánovas, ilusionista: “El Circo del Sol te lleva al límite de lo que puedes dar”

Pablo Cánovas, ilusionista

Aristóteles Moreno

17 de agosto de 2024 20:42 h

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Pablo Cánovas convirtió un contratiempo en una oportunidad. Tenía 9 años recién cumplidos. Y la muerte repentina de su ídolo infantil, Michael Jackson, lo sumió en un preocupante abatimiento. Lo salvó un amigo de la familia y un simple truco de magia. Dos años después ya estaba encima de un escenario. Y con solo 12 ganó su primer concurso internacional de magia. Hoy aquel niño del barrio del Realejo es un fichaje estrella del Circo del Sol y ha compartido espectáculo en Florida con los mejores ilusionistas del mundo.

Son las 10:30 de la mañana del miércoles 14 de agosto. La noche anterior cumplió puntualmente con la deuda que contrajo con el Jardín Botánico, el primer escenario que le dio una oportunidad cuando apenas contaba 11 años de edad. Pablo Cánovas no ha olvidado aquella mano tendida. El reputado ilusionista nos ha citado en la puerta del Teatro Góngora. En octubre, desplegará aquí su talento artístico en un programa doble junto a Jorge Blass, uno de sus grandes referentes nacionales.

PREGUNTA. Todo empezó con la muerte de Michael Jackson.

RESPUESTA. Así es. Yo soy muy fan de Michael Jackson. Era mi ídolo. Mi inspiración. Michael Jackson ha sido todo para mí en el mundo artístico.

P. ¿Qué le atraía de él?

R. Me inspira. Pudo destacar en aquella época cuando todos entonces eran buenos. Creó su propio estilo sin seguir ningún patrón. Simplemente poniéndose lo que le gustaba, haciendo su música, creando videoclips totalmente contemporáneos, que aún hoy siguen siéndolo. A más de uno le gustaría poder hacer un videoclip o una música como la que él hizo. Yo llevo a Michael Jackson en la magia que hago, en mis vestuarios y en mis coreografías. La música está toda inspirada absolutamente en Michael Jackson. A mi compositor musical siempre le digo: “Oye, quiero que suene como Billie Jean”.

P. Usted de niño bailaba como Michael Jackson.

R. Por supuesto. Era muy fan. Imitaba a Michael Jackson. La noche en que murió yo tenía 9 años. Era el año 2009 y entré en una depresión. Fue mi primera depresión. Estaba triste y no me quería levantar porque se había muerto mi ídolo. De hecho, teníamos mucha ilusión porque mi madre y yo íbamos a ir a verlo a un concierto en Londres.

P. ¿Y qué pasó ese día de la muerte de Michael Jackon?

R. Precisamente yo estaba con mi familia y les iba a hacer un espectáculo imitando a Michael Jackson. Tenía su traje puesto y todo preparado. Y cuando pusimos la televisión lo primero que aparece es que Michael Jackson acababa de morir. Recuerdo aquellas imágenes del helicóptero en el hospital. Todo aquello se me quedó grabado para siempre y durante muchos años no podía escuchar su música porque me ponía muy triste.

El truco más difícil es vivir de la magia

P. Usted estaba vestido de Michael Jackson a punto de imitarlo cuando de pronto se entera de su muerte.

R. Creo que entré en estado de shock. No me lo creía.

P. Y, paradójicamente, la muerte de Michael Jackson le abrió las puertas de la magia.

R. Mi madre ya no sabía qué hacer para animar a un niño de 9 años que estaba muy triste todos los días. Entonces un muy buen amigo, una persona muy especial en mi vida, me hizo un truco de magia.

P. Qué truco.

R. Cogió un trocito de tela recortado, lo puso dentro del puño y desapareció. Y me lo hacía en bucle una y otra vez. Yo no lo pillaba. Y cuanto más me lo hacía más quería saber el secreto. Dio un paso más y hacía el mismo truco con agua. Echaba agua en su mano y desaparecía.

P. ¿Y qué pasó?

R. Yo recuerdo que en esos momentos a mí se me olvidaba que Michael Jackson había muerto. Cuando veía ese truco olvidaba todo. “Házmelo otra vez”, le pedía continuamente. Un día después de dos semanas me di cuenta del secreto y le dije: “Ahora quiero hacerlo yo. Enséñamelo, por favor”.

P. Averiguó el secreto.

R. Sí. Lo averigüé.

P. ¿Y cuál era el secreto?

R. No lo puedo contar.

P. Es secreto profesional.

R. Exacto. Después encontré en mi casa una caja de Magia Borras que yo tenía de pequeño. El típico juego que te traen los Reyes Magos. Y dentro de esa caja, lo único que sobrevivió realmente fue un pequeño libro que explicaba más de cincuenta trucos. La caja también tenía muchos elementos de plástico con trucos, pero a mí siempre me han gustado más los que yo hago con mis manos. Ese punto creativo de imaginarte lo que tú quieras. A la semana siguiente ya preparé un espectáculo para mi madre en casa.

La muerte de Michael Jackson me abrió las puertas del ilusionismo

P. Su madre fue su primera espectadora.

R. Sí. Mi primera espectadora. Y, poco a poco, veía los vídeos de Jorge Blass, que siempre ha sido mi referente como mago aquí en España. Veía sus vídeos y decía: “Yo quiero hacer esto”. Y empecé a actuar de forma autodidacta. Aprendí magia sin ningún tipo de ayuda. Solo con el apoyo de mi madre. En casa, que era muy humilde, teníamos una baraja de cartas.

P. ¿Cuál fue el primer truco que salió de sus manos?

R. El trozo de tela aquel que desapareció en el puño. Eso fue lo primero que yo aprendí.

P. ¿La magia es un juego de niños?

R. No. La magia es para todos los públicos. Y yo creo que la magia es muy importante. No hay nada que nos evada tanto como la magia. Te evade de tus problemas. Te evade de la vida real. De repente estás viendo algo que no es convencional. Algo que no pasa todos los días. Algo que te rompe la rutina, que te rompe la realidad.

P. Y con solo 11 años se subió usted a un escenario.

R. Con 11 años me subí por primera vez al escenario del Jardín Botánico. Gracias a mi madre, que evidentemente me llevaba de la mano, y a Elena Moreno, a quien recuerdo siempre con mucho cariño porque fue la primera persona que me dejó actuar en público.

P. Un lugar muy particular para estrenarse como mago.

R. Mi madre y yo solíamos ir al Jardín Botánico. Vimos aquel escenario y yo flipé porque me imaginaba haciendo lo que hacía en casa pero en ese escenario para un público. Entonces mi madre, con su magia, logró el contacto de Elena Moreno y le pedimos por favor que si yo podía antes de algún espectáculo subirme a hacer un truco o dos de magia. Y Elena nos dijo: “Ni uno ni dos. Te vamos a dar un día y un espectáculo entero para ti”. Y así empezó todo.

P. Elena Moreno ya lo había visto antes actuar.

R. No.

P. Se fió de usted.

R. Simplemente confió en mí.

P. ¿Y cómo recuerda aquel día?

R. Muy especial. Yo recuerdo estar meses preparando la actuación en mi casa. El vestuario, los trucos, el material. Mi familia era muy humilde y teníamos que ir a comprar maderas y otras cosas. He vivido una infancia muy especial en ese sentido.

P. ¿Qué aprendió de su primera actuación?

R. Que todo es posible.

P. ¿Y qué le debe al Jardín Botánico?

R. Muchísimo. El Jardín Botánico siempre ha sido mi espectáculo anual. Durante mucho tiempo era lo único que yo hacía. Actuaba una vez al año y el resto me lo pasaba preparando y pensando en cómo sorprender al público de una forma diferente. Hemos creado espectáculos allí con música en directo y temática rock. Hemos llevado una Harley al Botánico. Hemos hecho un espectáculo homenaje a Michael Jackson con bailarines. Todo lo que se me ocurría durante un año lo plasmábamos allí.

P. Usted vuelve cada año al Botánico.

R. Cada año. Y siempre que pueda lo haré porque han sido mis raíces. Donde he nacido como artista y he aprendido. Me gusta y lo disfruto mucho. En el Jardín Botánico hay un ambiente más desenfadado.

P. Con 12 años ganó su primer premio.

R. Me acuerdo que fue en Valencia. Había un congreso de magia que se hace anualmente. Y había dos categorías: infantil y adulto. Aquel año precisamente quitaron la categoría infantil. Y me permitieron al único niño pasar a la categoría de adultos. Me advirtieron que iba a concursar con profesionales que llevaban muchos años con el oficio. Yo les dije: “Vale. Yo solo voy a pasármelo bien. Simplemente quiero disfrutar de la magia y enseñar lo que yo sé hacer”. Y gané el primer premio.

A los 14 años ya hice una gira por Europa

P. Había magos de toda España.

R. De toda España, de Francia, de Italia, de Portugal. Era la primera vez que yo me subí al escenario de un teatro. Cuando empezaron a cantar los premios, el tercero y el segundo, yo le decía a mi madre: “Seguro que no gano. Es imposible”. Y, de pronto, el primer premio fue para Pablo Cánovas. ¿Cómo? No me lo creía. Mi madre me tuvo que empujar para salir al escenario.

P. ¿Con qué truco los deslumbró?

R. Con una especialidad de la magia que se llama manipulación. Consiste en manipular con tus manos las cartas. Y ya está. Sin ningún tipo de objeto complementario. Las cartas era lo que siempre había tenido en casa. Me encantan las cartas.

P. Y ahí ya pensó que la magia podía ser su futuro.

R. Nunca lo pensé realmente. Yo lo hacía simplemente porque me gustaba. Siempre he hecho lo que me gusta. De pequeño me disfrazaba. Me gustaba los Piratas del Caribe y me disfrazaba de ellos. Para mí la magia empezó siendo un juego más.

P. ¿Y qué truco usaba en los exámenes de bachillerato?

R. Ninguno. Bueno, sí: había un truco. Como no estudies, no hay magia. Ese era el truco.

P. O sea, que encima ha sido buen estudiante.

R. He hecho lo que he podido.

P. ¿Cómo evolucionó su trayectoria profesional?

R. Concursé en el Premio Nacional de Magia y eso me abrió puertas en muchos festivales de toda España. Tenía 13 años. Tenía que ir con un tutor legal, que era mi madre, y empecé a recorrer España. Trabajé también en Italia y en Francia. Con 14 años ya estábamos haciendo giras en Europa. Y cumplí mis 18 años de la mejor forma posible: haciendo una función en Portugal. Recuerdo que me cantó la gente en portugués el feliz cumpleaños.

P. ¿Cuál fue su primer sueldo?

R. Diez euros.

P. ¿Diez euros?

R. En el colegio de una amiga de mi madre que se llama Giner de los Ríos, creo recordar. Tendría 11 años. Actué en la fiesta de fin de curso. Y recuerdo haber ido con mi caja de la Magia Borras.

P. Un mago como usted puede multiplicar diez euros con un simple juego de manos.

R. Ojalá pudiera. Sí recuerdo haber usado esos diez euros para comprar más barajas de cartas de las buenas.

P. Ahora le pagarán más.

R. Sí. Ahora me pagan más.

P. Nueve premios de magia, cinco de ellos internacionales, y Mago de Oro en Francia. ¿Me lo explica?

R. Realmente nunca he planeado nada. Todo ha ido viniendo solo. Yo lo único que planeo son mis ensayos, mi trabajo y mi estudio. Hay que dedicarle mucho tiempo a la magia y tener mucha pasión. Y yo tengo mucha pasión por lo que hago. No hay un porqué para explicar toda mi trayectoria. Es como si estuviera bendecido.

De repente me vi compartiendo escenario con los mejores del mundo

P. Usted se fue a Madrid a triunfar y a punto estuvo de naufragar.

R. Eso fue una buena historia. Me fui a Madrid con todos mis ahorros cuando tenía 19 años. Pensaba que iba a triunfar en la capital de España, que es donde se mueve todo. Yo soy muy fan de Antonio Banderas. Me encanta. Y, salvando las distancias, me he sentido muy identificado con él. Banderas es un chaval de Málaga que se tuvo que ir Madrid para abrirse camino y al final terminó en Hollywood para poder triunfar y ser reconocido en su país. Mi historia es un poco parecida. Yo me fui a Madrid, gasté todos mis ahorros, alquilé un piso en la calle Toledo y me presentaba en todas las salas de magia y los teatros haciendo publicidad. A los cuatro o cinco meses, le dije a mi madre: “Tengo que volver a casa”. Y, como no hay mal que por bien no venga, a los tres días recibí una llamada para trabajar en un parque de atracciones de Francia con un contrato de un año. Me fui y a las dos semanas de empezar a actuar en el parque de atracciones se puso en contacto conmigo uno de los representantes del Circo del Sol. Y me dice: “Te vamos a probar cuatro meses en Florida con una productora”. Tuve que romper el contrato con el parque de atracciones y me fui a EEUU.

P. ¿Y cómo fue aquella experiencia?

R. Aprendí muchísimo. Tenía 21 años y, de repente, me vi compartiendo escenario con las personas que yo había estudiado cuando tenía diez años. Por ejemplo, con David Williamson, un grande de la magia. Un maestro. Yo he leído todos sus libros y he visto todos sus DVDs. Y, de pronto, no solo lo conozco sino que me presenta en el escenario: “Ladis and gentlemen, Pablo Cánovas”. Y eso lo vivía cada día. Es como si te gusta la guitarra y, de repente, te presenta Vicente Amigo.

P. Usted es fan de Vicente Amigo.

R. Me encanta. Mi pasión es la música aparte de la magia. El flamenco. Yo me crié escuchando a Vicente amigo y a Michael Jackson. Mi padre tenía discos de los dos y en el coche se escuchaba a Vicente Amigo todos los días. Me encanta el flamenco. Vivo muy cerca el flamenco. Todos mis amigos son muy flamencos y a mí me apasiona.

P. Se fue a Florida y no sabía inglés.

R. Allí aprendí inglés. Al principio me preguntaron: “¿Tú hablas bien inglés?”. Le respondí: “Más o menos”. Entonces me dijeron: “Es para un contrato con una de las productoras del Circo del Sol”. Aprendí inglés en dos meses para poder irme a a Florida. Me aprendí un guión. Sabía copiar el acento de los americanos. A día de hoy mi pareja es de Florida y paso el ochenta por ciento del día hablando en inglés. No tengo ningún título pero ya casi soy nativo.

P. El Circo del Sol es la mayor empresa de entretenimiento del mundo.

R. Sí. Crean los mejores espectáculos del mundo. Tienen muchísimas producciones. Por ejemplo, el Grupo Entertainment del Circo del Sol. Fue un palo muy grande cuando en la pandemia dijeron que quebraba.

P. ¿Cómo es el Circo del Sol por dentro?

R. Increíble. Son muy exigentes. No vale un noventa y nueve por ciento. Hay que dar el cien por cien cada día. Los directores artísticos son muy exigentes. Las pruebas son muy exigentes. Te llevan al límite de lo que tú puedes dar. Es como si fuera una escuela. He aprendido tanto como si hubiera estado cuarenta años en la universidad.

En mi primera actuación del Botánico aprendí que todo es posible

P. Ha trabajado en Las Vegas, en Florida, en California, en México o en Arabia Saudí. Vive en una nube.

R. Vivo en el mundo. Siempre con los pies en la tierra sabiendo que todo lo que sube baja. Pero sí: disfrutando la vida y recogiendo los frutos que siembro. Lo próximo que tengo por delante es poner en el escenario mi propio espectáculo. Sigo trabajando para el Circo del Sol, pero he decidido poner en escena mi propio espectáculo en una producción grande. Lo que voy a hacer aquí el día 11 de octubre en el Teatro Góngora requiere de nueve personas, un proyecto de iluminación y un importante desarrollo técnico. Mi siguiente jugada en un futuro sería producir mi propio espectáculo por España y tenerlo en gira.

P. ¿Lo ve factible?

R. Sí, claro. Por supuesto.

P. ¿Cuál es el truco de magia más difícil?

R. Vivir de la magia. Ese es el truco más difícil. Pero se puede.

P. Usted vive de la magia.

R. Vivo bien, por suerte y gracias a Dios. Muy bien. Pero me ha costado. He tenido que pedir dinero a mis padres muchas veces. Muchísimas. Ahora les ayudo yo a ellos. Y eso me encanta.

P. ¿Cuántas horas de trabajo hay detrás de un espectáculo?

R. Cuando tenía 11 años ensayaba delante del espejo siete u ocho horas al día. Soy muy perfeccionista. Hoy por hoy se ensaya mucho. Ensayos muy intensos. Hay mucho trabajo que no se ve para crear ilusiones nuevas y buscar un buen equipo. Para el espectáculo del Teatro Góngora llevamos desde mayo trabajando.

P. Y además actuará con su gran ídolo.

R. Eso ha sido uno de los puntos más fuertes. Yo siempre he admirado muchísimo a Jorge Blass. Tenemos una relación bastante buena. Para mí, es un sueño poder actuar en Córdoba y además de la mano de Jorge Blass. Ha salido todo redondo.

P. ¿Tiene miedo escénico?

R. No tengo miedo escénico. Cuando me subo al escenario me siento cómodo. Como en mi casa. Es una sensación que no se puede explicar. Solamente los artistas la conocemos. Esa adrenalina no se puede explicar con palabras. Es un sentimiento que cuando te subes al escenario florece.

P. ¿Cuándo ha dicho: “Tierra, trágame”?

R. ¿Sabe qué pasa? Que tengo un don y tengo que decirlo. Cuando me falla un truco no sé por qué ni cómo pero sé cómo resolverlo. Si me pregunta ahora cómo resolver un truco no se lo puedo decir. Pero cuando estoy en el escenario mi mente funciona de una forma tan rápida que cuando me ha salido mal un truco he sabido resolverlo y salvarlo en décimas de segundo. Nunca he dicho: “Tierra, trágame”. Siempre he visto todo como un aprendizaje. Como una experiencia más. Somos humanos, no robots.

P. Y en octubre actúa en su tierra.

R. Nos ha costado tomar la decisión realmente y parte de ella se la debo al apoyo de mi entrenador, que me pedía que actuara en Córdoba. Al día siguiente del espectáculo en el Teatro Góngora me vuelvo a Estados Unidos para empezar una gira de un año. Al principio pensaba que era mucho trabajo para actuar una sola noche en Córdoba, justo antes de volver a EEUU, cuando podía quedarme en casa de mi madre comiéndome un buen plato de lentejas. Pero no. Vamos a actuar en el Teatro Góngora para cumplir un sueño más.

P. Forma parte de The Illusionist, que incluye a siete de los mejores magos del mundo.

R. Imagínese que hay un partido de fútbol y la alineación es Cristiano Ronaldo, Messi, Iker Casillas, Pujol y también estás tú. ¿Me estás diciendo que estoy al nivel de Messi? ¿Eso me estás diciendo? Yo me siento así. Cuando salgo, me presento y miro a mi lado veo a gente que cuando yo tenía diez años estudiaba sus vídeos. Y entonces decía: “A ver si algún día los puedo ver en directo”. De este he aprendido tal cosa, de aquel he aprendido tal otra. Y claro: ahora te ves en la misma línea con ellos y dices: “No tengo palabras”.

Con 12 años gané mi primer premio internacional de magia

P. ¿Ante qué ilusionista se quita el sombrero?

R. Hay un mago que no es muy conocido aquí en España, pero sí en EEUU, y se llama David Blaine. Y tiene un estilo de magia muy peculiar porque lleva al límite su cuerpo. Y parece magia. Pero todo lo que hace no es magia. No hay técnicas de magia, ni técnicas de ilusionismo. Hace cosas reales. Como, por ejemplo, comerse una copa de cristal. No hay truco. Se traga una copa de cristal. La muerde. Se la come.

P. ¿Cómo que no hay truco?

R. Él realmente lleva su cuerpo al límite. Viaja por todo el mundo buscando cosas que haga la gente. Se fue a un sitio de África donde tenían que recorrer todos los días seis kilómetros para ir a por agua. Tenían una técnica para tragar litros de agua, mantenerla en el estómago, recorrer los seis kilómetros y luego escupir todo el agua que habían recogido. Él fue a África a aprender esa técnica y ahora hace un espectáculo con ellos. Es muy curioso. A mí me encanta. Yo me quito el sombrero porque sé que no hay técnica. Me parece asombroso. Brillante. Y luego, por supuesto, David Copperfield, el ilusionista número uno por excelencia.

P. ¿En cuántos países ha actuado?

R. En todo Estados Unidos. Hemos hecho ya dos giras y ahora haré la tercera. Europa prácticamente entera menos el norte, que me encantaría, por cierto. Y luego Latinoamérica, México y Arabia Saudí, que para mí fue el mayor choque cultural que he sentido trabajando en otro país.

Mi siguiente jugada es producir mi propio espectáculo

P. ¿Cómo lo contrataron en Arabia Saudí?

R. Nos contrataron dos semanas con The Illusionists. Fue una experiencia muy especial. De repente llegas a un país donde no te puedes poner un pantalón corto a 60 grados porque no se pueden ver las rodillas. Y la mujer tiene que ir cubierta. Un país donde ser gay es ilegal y te cortan la cabeza. Íbamos con guardaespaldas. Fue increíble. La gente allí flipaba con la magia. A nosotros nos revisaron todo el show porque ellos ven la magia como algo oscuro. Disfruté mucho y me encantaría volver a Arabia Saudí.

P. Veinticuatro años, nueve premios, fichaje estrella del Circo del Sol. ¿Y ahora qué?

R. Ya le digo: me gustaría actuar con mi espectáculo y tenerlo en gira por España. Viajar por el mundo. Mi proyecto de futuro más cercano es mudarme a Las Vegas.

P. ¿Por qué las Vegas?

R. Porque Las Vegas tiene la movida de los espectáculos mayores en el mundo. Todo lo que hay en Las Vegas no lo hay en otro sitio.

P. Se ha americanizado.

R. No. Me encanta España, aunque me gusta mucho Estados Unidos porque se nos respeta más a los ilusionistas. Tenemos mucho mejor trabajo allí. No se nos toma como muertos de hambre y se paga bien lo que hacemos. Pero lo que tiene España, el jamón, no lo tiene el beicon.

P. ¿Qué es lo que tiene España?

R. Todo. El sol, la comida, mi familia, la cercanía con la gente, la tranquilidad. Las playas de Cádiz me flipan. Todo eso no lo hay allí.

Con 11 años ya ensayaba ocho horas al día delante del espejo

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