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Juan Velasco / JUAN HUERTAS

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Llevaba amagando la tormenta una hora a fogonazo lejano y limpio cuando Carles Buenavent culminaba su solo de bajo eléctrico y entonaba los acordes más reconocibles de esa catedral del flamenco que es Entre dos aguas. Y fue en ese momento, ni antes ni después, cuando cayeron las cuatro gotas que nadie esperaba en la noche de este domingo.

Alguien en la banda, probablemente Duquende o quizá fuera El Farru, había jaleado: “Agua”. Y la nube pasajera descargó su agua, mal contada, además de dejar un leve olor a tierra sobre La Axerquía. No había rayos cuando Antonio Sánchez, o quizá fuera Josemi Carmona, cogió el riff donde lo había dejado el solo de Benavent y arrancó , ahora sí, el tren de Entre dos aguas, al que se subió rápidamente Jorge Pardo con su flauta travesera.

El periodista ya tenía media crónica en el bolsillo de la camisa en el segundo exacto en el que una gota cayó en el brazo, pero lo cierto es que al concierto le quedaba lo mejor: la portentosa, rumbosa y jazzística despedida del concierto al ritmo de Spain.

Lo que precedió al éxtasis no fue tan redondo, pese a que los fogonazos en el escenario y el cielo se hablaran en un mismo idioma. Pese a que el talento estuviera fuera de toda duda. Pese a que Paco no estuviera presente, aunque fuera omnipotente.

No fue una tormenta de verano el concierto de este domingo, aunque si un sentido homenaje al más grande músico español de los últimos cien años. Era tan grande Paco, que hasta en esta noche tan calurosa convencieron a Jorge Pardo para que hiciera de speaker. Eso fue después de que el chamán tomara el escenario en solitario, soplando la flauta como Nadie la sopla, como si hubiera un cajón en cada ranura. 

Fue Pardo quien presentó a Los hombres de Paco, entre los que había veteranos como el flautista y el bajista Carles Benavent, con los que el genio de Algeciras comenzó a tocar a finales de los años 70, así como un par de aquellos nuevos flamencos que surgieron en el Madrid de finales de los 80 y 90, Josemi Carmona y el cantaor Duquende (voz oficial de las giras de Paco de Lucía durante 20 años y que demostró estar en perfecto estado de ebullición), así como los músicos que le acompañaron en los últimos años, el percusionista Poti Trujillo, el bailaor El Farru y el guitarrista Antonio Sánchez, sobrino del genio De Lucía.

Lo que siguió a la presentación de la banda fue un concierto un tanto deslavazado en el que brilló especialmente El Farru, hipnótico al baile y emocionante al cante y a la guitarra cuando entonó Luzia. Antes había soñado Ziryab, con el mejor diálogo de la noche, el que establecieron a dos guitarras Antonio Sánchez (un guitarrista con más talento que vanidad, visto lo visto) y Josemi Carmona, con Benavent coloreando los puntos vacíos.

Antes de eso, parte del peso lo había llevado Duquende, que venía de invitado y acabo de solista (el cantaor David de Jacoba, se ausentó a última hora confinado), y que no se descaló el sombrero (ni falta que hizo) en todo el concierto, pues lo suyo viene de abajo, del centro mismo, de la misma raíz y raigambre.

“No nos vamos a poner sentimentales”, había advertido el chamán speaker, mintiendo a las 800 personas que había en La Axerquía, testigos de un septeto que terminó cada número mirando al cielo.El ultimísimo, el bis, el mejor, fue con Spain, una dopadísima versión de un himno inmarchitable que Paco de Lucía le tomó prestado a Chick Corea hasta hacerlo parecer suyo.

Para entonces ya no llovía. Las gotas que unos minutos antes habían caído sobre el público parecían una broma de Paco, en su octava visita al Gestival de la Guitarra.

Un festival, por cierto, que ha desaprovechado la oportunidad de hacer historia con un concierto como el de este domingo. En noches como esta, en plazas como esta, en memoria de músicos como Paco, siete músicos son pocos: se echó en falta un poco más de carne para hacer historia, algo muy necesario para una cita que cumple 40 años lejos del brillo que atrajo hasta en 7 ocasiones a tocar a Córdoba al más grande músico español de los últimos cien años.

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