El que siempre está, el que vuelve y al que se espera
López Silva, Borja y Caballero, una sociedad para el recuerdo en la época de Paco Jémez, se reencuentra ante el reto de Primera
Lo de Uli en Las Palmas fue muy fuerte. Lo más. Pero el fútbol tiene memoria y hay muchos seguidores a quienes aún les les humedecen los ojos por la emoción al recordar al equipo de la campaña 11-12, aquel que con Paco Jémez en el banquillo despertó la ilusión de una afición anestesiada por las decepciones. De aquel once base apenas quedan vestigios. El destino quiso que se produjera un ascenso “por capítulos”, porque el técnico y un buen puñado de jugadores empezaron a encontrar acomodo en clubes de la élite. Desde hace unos días, sin embargo, se ha producido un reencuentro que ha emocionado a los seguidores blanquiverdes. Ha vuelto Borja García Freire dos años después. El que vuelve se reencontrará con dos de sus más afamados “compinches”: López Silva, el que siempre está, y Carlos Caballero, al que se espera después de una gravísima lesión en la campaña pasada. Llegará el momento en que los tres estén disponibles. El cóctel puede ser divertido.
A Borja se le ha podido ver entrenar hoy por primera vez en el Córdoba. Ya lo hizo antes, pero en clausura, por el clásico cartel de “puerta cerrada” que parece que será habitual durante las sesiones semanales en el presente curso en el equipo de Albert Ferrer. Normas de la casa. En cualquier caso, al madrileño ya lo saludaron algunos seguidores en el Sánchez Pizjuán de Sevilla, en el Memorial Antonio Puerta. Allí estuvo, en un campo de Primera, como lo que es: uno más. Hoy, los aficionados que han acudido a la Ciudad Deportiva para comprobar cómo les van las cosas a los suyos han mirado de modo especial al talentoso mediocampista de Torremocha del Jarama, que busca una segunda oportunidad para lanzar su carrera en el equipo en el que mejor rendimiento ha ofrecido hasta ahora. Y lo hará con el desafío de la Primera División, en calidad de cedido por un Real Madrid al que no le interesa en absoluto tenerle confinado en la Segunda B, categoría a la que descendió su filial. Borja, a sus 23 años, debe dar un paso más. Ya sea para volver a la Casa Blanca o para explotar de forma definitiva en el Córdoba, que se guarda una opción para ficharle el próximo 30 de junio. ¿Qué sucederá? Las expectativas son altas.
En la temporada 11-12, la producción del trío fue excelente. Borja, con 21 años, fue el jugador más utilizado (38 partidos, 3.212 minutos) y el máximo goleador, con 17 tantos. López Silva y Caballero, que llegaron después de un gris curso en el Cádiz, también aportaron lo suyo. El onubense (39 partidos, 3.176 minutos, 4 goles) y el alcorconero (21 partidos, 1.211 minutos) sobresalieron, al igual que Borja, por su capacidad para entender y llevar a la práctica los excitantes planteamientos de Paco Jémez, sustentados en la creatividad del ataque y en la movilidad constante. En cierto modo, un ideario similar al que profesa “Chapi” Ferrer, que ha reclutado a un buen puñado de “jugones” para dotar al Córdoba de personalidad a la hora de llevar el mando en los partidos con posesión y variedad de amenazas ofensivas. El retorno de Borja no ha caído nada mal entre el cordobesismo, que en su momento se quedó impresionado con el arsenal futbolístico de un chaval que llegaba desde al Rayo. Ahora las exigencias crecerán. El escaparate es mucho mayor, aunque Borja no va a estar solo. López Silva y Caballero, sus viejos amigos, le echarán una mano para que en El Arcángel se vuelva a corear su nombre. Mañana martes, el club realizará a partir de las 19:00 de la tarde y en el Fondo Norte la presentación oficial de un jugador que, francamente, no la necesita. Todos saben quién es y sólo desean, con todas sus fuerzas, que Borja sea el de siempre.
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