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La mano de Fidel

Fidel, con la mano rota en Montilivi | MADERO CUBERO

Paco Merino

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El extremo onubense, llamado a ser clave en la tentativa de ascenso blanquiverde, terminó siendo protagonista por un penalti no pitado: Maffeo le rompió la mano de una patada | Quedará como la imagen del 'play off' para el Córdoba

A Fidel Chaves todo el mundo le miraba en este play off frustrante del Córdoba, que estuvo a nueve minutos de sellar su billete para la gran final. Los de Oltra se quedaron a un gol de conseguirlo. Y como no estaba Florin, el anotador de cabecera (hizo 21 antes de irse a la Eurocopa con Rumanía), pues el personal ponía el foco en Xisco, el especialista recuperado a toda marcha, y sobre todo en Fidel, el futbolista más creativo del plantel y un elemento de referencia en ataque. El de Minas de Riotinto es un facilitador de pases a sus compañeros y un hombre capaz de crear algo donde solo parece haber vacío. En Montilivi no tuvo que inventarse nada en una acción que Oltra calificó, en su análisis del partido, como fundamental en el desenlace. Le hicieron un penalti clarísimo -se ve en las imágenes de televisión, aunque hasta en eso haya interpretaciones- en los estertores de la prórroga, con 2-1 en el marcador y los jugadores enloquecidos. El lateral Maffeo le propinó una patada a media altura que le dejó la mano “colgando”, según explicaron sus compañeros. El jugador de Girona, consciente de la gravedad de su acción, miró de inmediato al árbitro, Alberola Rojas, que no quiso saber nada o no lo vio o creyó que él cordobesista fingía o vete tú a saber. El caso es que Fidel se quedó lívido, se agarró la muñeca como pudo y se dirigió hacia el banquillo, donde Oltra -todos los cambios estaban hechos y el equipo iba con diez por la expulsión de Stankevicius- le instó a echar el resto. El electrónico señalaba 2-1 y el Córdoba necesitaba marcar. Unos instantes después, el Girona hacía el tercero y todo terminaba. Fidel lloró por la eliminación, por su mano rota y por ese penalti que pudo cambiarlo todo. El club reveló horas después el diagnóstico: fractura del segundo metacarpiano de la mano izquierda.

La imagen de Fidel Chaves agarrándose el brazo y con el rostro desencajado por la lesión, la derrota y ese penalti escamoteado quedará como la foto del play off en la memoria cordobesista. Al onubense le queda un año más de contrato en el Córdoba, que volverá a jugar en Segunda División con la etiqueta de candidato firmemente atornillada a su plan de actuación. Después de un descenso traumático y una temporada de exigencia extraordinaria, Fidel sigue siendo un elemento de primer orden en el grupo. Su nombre es de los que más están en boca de la afición, muchas veces para silbarle porque quieren más de él. Con eso tendrá que vivir siempre el talentoso extremo, que en su partido número 42 del curso (39 de Liga, con 11 goles; uno de Copa y dos de play off) tuvo una ración doble de dolor. Pasará.

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