María Gómez, una árbitra con mucho futuro
Un paso más hacia la élite. Todos los profesionales que llegan a las máximas divisiones de sus respectivos deportes necesitan mucho trabajo y una pizca de suerte en determinadas situaciones. Sin embargo, sin esfuerzo y emoción por la labor diaria es imposible alcanzar los objetivos propuestos. Por ello, las nuevas generaciones están llegando con un cambio de mentalidad y no dudan en asumir riesgos para conseguir lo que desean. Un ejemplo de ello es María Gómez. Esta joven de tan solo 17 años debutó hace una semana como juez de línea en el partido entre Alcolea Los Ángeles y Parque Cruz Conde correspondiente a la Segunda División Andaluza Senior. Gracias a esto, la cordobesa logró dar un paso importante en su carrera como colegiada, aunque admitió a CORDÓPOLIS que hubo momentos de tensión. “En los primeros cinco minutos me pudo el agobio y se me saltaron las lágrimas”, explica.
Unas emociones que florecieron cuando el colegiado decretó el inicio del partido. De hecho, María Gómez cumplió esta temporada su segundo curso dentro del arbitraje y dar este paso tan rápido es muy prometedor para ella. Aun así, se siente agradecida por los profesionales que le acompañaron en el debut y admite su ansiedad en los primeros instantes del encuentro. “Muy agobiada al principio. Hubo un momento que en los primeros cinco minutos me pudo el agobio y se me saltaron las lágrimas”, añade. Sin embargo y conforme el tiempo pasaba, la tranquilidad reinó en María. “La verdad que luego super bien gracias también a los compañeros que me tocaron. Me lo pusieron muy fácil y me dejaron lo más básico, a pesar de que no era un partido fácil”, expone.
Por otro lado, la corta edad de María Gómez podía ser un hándicap y así lo fue en los primeros compases del encuentro. Sin embargo, la colegiada cordobesa logró imponerse a sus nervios y se marcó un gran partido en su debut. “Iba convencida y muy contenta, pero cuando vi allí a tanto nene y de edades mucho más grandes que la mía me entraron nervios en la barriga y flojera en las piernas, pero luego salí muy alegre”, explica una árbitra que subraya la buena actitud de todos los deportistas implicados en aquel partido. “Me pararon a la salida y me dieron algún consejo. Además por la tarde me escribieron por Instagram algunos jugadores dándome ánimos. Me sentí super bien”, indica.
Aunque la profesión de árbitra fue fruto de la casualidad. Cuando era más joven, María alternaba sus actividades deportivas -todo lo relacionado con los caballos y el fútbol- con los estudios. Sin embargo y conforme pasaban los años, la actual colegiada sabía que esto llegaría a un punto de que era prácticamente imposible de compaginar y debió escoger para no bajar el nivel. “Me ocupaba mucho tiempo debido a que no podía llevar los caballos, los estudios y el fútbol para adelante. Bajé mucho el rendimiento en las tres actividades, así que me dieron a elegir entre caballos y fútbol. Entonces cuando se lo conté a mi entrenador me dijo que me metiera a árbitro porque no me iba a ocupar tanto tiempo y así no dejaba atrás este mundo que tanto me gustaba”, señala. Así nació su actual pasatiempo y que espera que dentro de no mucho tiempo se convierta en trabajo profesional. Un debut con mucho futuro.
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