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Córdoba Futsal Crónica
La locura vuelve a Vista Alegre

Córdoba Futsal - Inter

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Locura desatada al calor del hogar. Vista Alegre rugió como en sus mejores días y el Córdoba Patrimonio de la Humanidad se lo dejó todo para atrapar el primer triunfo de la temporada como local. Uno histórico, además, ya que supone la primera victoria ante Inter Movistar, el club más laureado de la historia del fútbol sala mundial. Tres puntos de oro y muy sufridos de principio a fin, en un choque a tumba abierta y para el que hubo que luchar hasta el último instante.

A la altura de lo esperado. Así arrancó el duelo sobre el parqué de Vista Alegre, con dos conjuntos, por causas de su propia ambición, con ciertas necesidades, por lo que la igualdad iba a estar presente de inicio. Fue el conjunto califa el primero en golpear, con dos buenas llegadas firmadas por Jesulito y Viana, al tiempo que también iban a aparecer pronto los reflejos de Fabio, que evitó el primer tanto de los madrileños con dos paradas de mucho mérito, primero en un remate a bocajarro de Borja y justo a continuación con un disparo lejano de Eric Martel.

El choque transcurría con un guion muy físico. Igualado al máximo, pero donde primaban más las defensas en bloque que los ataques. Es por ello que, en dichas situaciones, es el talento individual el que emerge para descorchar el tapón. Y ahí surgió Pol Pacheco. El futbolista interista se sacó de la chistera una magnífica acción por banda en la que logró driblar y firmar el primero de la tarde con un certero disparo raso. 

El gol no amilanó en absoluto el plan de partido del Córdoba Patrimonio, que seguía empujando con intensidad y buscando constantemente la meta de Jesús Herrero, el cual, por momentos, se erigió como el mejor de los suyos al detener otras dos excelentes ocasiones de Pablo del Moral e Ismael. Y es que continuaban los de Josan acumulando acercamientos a la portería contraria, pero ninguno con gol. Así se consumía el tiempo, hasta que en el último minuto del primer acto llegó la recompensa, obra de Zequi, que remató al segundo palo un disparo de Lucas Bolo que iba a irse desviado, aunque ahí apareció de manera providencial el pie del gaditano. 

El inicio del segundo tiempo fue vertiginoso para los locales, hambrientos de gol y, sobre todo, de dar la primera victoria en casa a su gente. La ambición se palpó en el equipo y el encargado de hacerla patente sobre el parqué fue Pablo del Moral, en una jugada individual en la que él mismo encaró y disparó por bajo para voltear el luminoso. El monopolio siguió, ya que poco después fue Viana el que acarició el tercero, aunque Herrero se puso en su camino al gol. Eso sí, la intervención del meta fue decretada con falta indirecta por mano involuntaria, y en la acción fue Lucas Bolo el que, ahora sí, firmó el 3-1. 

Los de Pato intentaron dar un paso adelante, con una presión más intensa y buscando más verticalidad de cara a la meta de Fabio, aunque la defensa cordobesa se mantuvo prácticamente intratable. Es más, tampoco en el otro área se rebajaba el empeño, ya que los blanquiverdes buscaban seguir ampliando su ventaja. Pudo ser Ismael, pero su golpeo se marchó desviado por muy poco. Pero los visitantes tienen igualmente talento a rebosar y fue Drahovsky el encargado de reducir la diferencia al robar un buen balón en la frontal, recortar al portero y ajustar un disparo cruzado.

El choque entró en una fase de máxima tensión, con decisiones muy discutidas en ambos lados de la cancha, aunque con los cordobeses sufriendo mucho más ante un Inter muy dominador en la posesión. Tanto que conseguiría encontrar el empate a través de una contra por banda derecha liderada por Eric Martel, y sentenciada en el segundo palo por Raúl Gómez. Entonces, Josan puso en escena el portero-jugador a falta de tres minutos. Nervios a flor de piel. No había nada decidido y ambos buscaban la victoria. 

Quería otro sorbo de vida el Córdoba Patrimonio, y lo encontró en los pies de Miguelín, que desde el juego de cinco levantó a todo Vista Alegre con un gran gol desde la esquina. Y tiempo muerto para Inter. Fueron entonces los de Pato los que pusieron en escena el portero-jugador. Poco más de un minuto y había que defender con todo. Y es que el sufrimiento se iba a dilatar hasta el último aliento, ya que, a falta de escasos cuatro segundos, Fabio sacó una mano milagrosa para retener los tres puntos en Vista Alegre.

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