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El Córdoba enfoca su rabia para ganar

Piovaccari celebra uno de sus dos goles a Las Palmas | ÁLEX GALLEGOS

Paco Merino

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El Córdoba, pese a todo, vive. Entre los golpes que le dan los rivales y las autoagresiones, el equipo -el club, para ser más exactos- tenía ya una buena colección de magulladuras. Llegó a la cita envuelto en las dudas -como siempre- y con la agobiante presión de la necesidad. Sólo el pensar qué hubiera ocurrido en caso de un desenlace negativo era un estímulo brutal para el Córdoba, que despachó en su último partido del año una de sus actuaciones más maduras de los últimos tiempos. Supo jugar sus cartas ante un buen rival como Las Palmas -lo es pese a su situación actual- y se ganó a pulso la suerte que tuvo. Carlos Abad salvó un gol y en la acción siguiente marcó Andrés para completar el trabajo que había iniciado Piovaccari, que definió perfecto en la primera pelota que tocó. Luego hizo otro más para reivindicarse. Los dos delanteros más puros terminaron decidiendo un partido complejo, que da al Córdoba los tres puntos por primera vez desde que en su banquillo trabaja Curro Torres. El de Ahlen se ha quitado un peso de encima. Su equipo supo enfocar la rabia acumulada para terminar ganando. La batalla continuará el año que viene.

Que al Córdoba le espera un sufrimiento brutal del aquí a final de curso es un asunto archisabido. El club ha vivido anclado en puestos de descenso a Segunda B más de noventa por ciento de las jornadas de Liga en 2018, enlazando la pasada campaña y la actual. Hay, sin embargo, una diferencia sustancial entre ambos momentos. El dramatismo deportivo es similar, pero la cohesión que se produjo entonces -fundamentalmente como producto de una reacción a la anterior directiva- ha derivado en una sensación de provisionalidad que espanta. La figura de Jesús León ha pasado de eje vertebrador a factor desmembrador del castigado cuerpo blanquiverde. El máximo accionista y presidente prometió salir al palco antes del partido para, se suponía, encajar críticas de la hinchada por los últimos acontecimientos. A saber: una frustrada tentativa de venta a un grupo ucraniano y la exposición pública de documentos que ponen en entredicho su gestión. Lo deportivo ya viene de fábrica. El equipo va donde va y tiene lo que tiene. Esta vez, entre el miedo y el coraje, el Córdoba salió adelante y demostró que puede pelear por el objetivo de los 50 puntos. La alegría que provocó la goleada ejercerá como la mejor medicina para aglutinar voluntades.

Al final, entre una actuación musical y los decibelios de la megafonía, los pitos al palco -que los hubo- quedaron sofocados. Las gradas estaban menos pobladas que nunca. No hubo tormenta en los prolegómenos, que confirmaron una realidad: el grueso del cordobesismo ha entrado en una parálisis emocional que puede tener consecuencias imprevisibles. Contigo somos uno, sin ti no somos nada, rezaba la promoción oficial del partido. Suena raro pedir unión cuando parece que hay mucha gente -y gente importante- que haría una fiesta si consigue salir de El Arcángel en las próximas semanas. Es lo que hay. La afición asiste al espectáculo consciente de que lo mejor que tiene el Córdoba es que puede ocurrir cualquier cosa.

Curro Torres volvió a agitar la coctelera. Metió en el centro de la defensa a Luis Muñoz en lugar de Quintanilla y replanteó la estrategia de ataque con Sasa Jovanovic de inicio, manteniendo a Jaime Romero y al cada vez más relevante Sebas Moyano. A Piovaccari, el nueve de referencia más habitual, lo dejó en el banquillo por si fuera menester su ayuda. Erik Expósito, el punta cedido por Las Palmas, lo vio desde la grada. En el bando insular, el siempre intimidante Rubén Castro dejó su sitio al principio al joven Rafa Mir, que el pasado septiembre ya goleó en El Arcángel defendiendo a la selección española sub-21. Paco Herrera dispone de un plantel muy vistoso, pero llegaba con ocho semanas sin ganar. La Segunda División no entiende de historiales.

Había ansiedad. Mucha. La puesta en escena lo reveló. Una presión algo alocada por parte de ambos propició situaciones de riesgo en ambas porterías después de robos o pérdidas. Sasa Jovanovic vio cómo le señalaban fuera de juego en sus dos primeras acciones, en las que se quedaba solo delante del portero. No habían pasado ni tres minutos desde el pitido inicial. Las Palmas apretaba en el mediocampo y fruto de un robo llegó su primera ocasión en un disparo de Dani Blum que se fue ligeramente desviado después de un certero envío de Fidel. El excordobesista estuvo especialmente motivado. Entró a todas, protestó en cada acción y buscó el modo de hacerse protagonista. Araujo pudo marcar en un derechazo que se le fue desviado tras otro balón escamoteado en el centro del campo. El Córdoba no se quedó atrás y Jaime Romero, transformado por las circunstancias en atacante multiusos, armó un disparo que se estrelló en el palo de la meta de Raúl Fernández.

Javi Galán entró con determinación por su banda y Sebas Moyano trató, con su movilidad, de abrir espacios en la retaguardia amarilla. Los de Paco Herrera buscaban la potencia de Rafa Mir para crear peligro y lo hicieron en el minuto 26, con un remate en plancha del delantero murciano tras un centro de Blum a la contra que fue desviado por Carlos Abad. La réplica blanquiverde fue rotunda. Jaime Romero porfió por la posesión dentro del área con Juan Cala, que se dejó caer en el forcejeo y se quedó esperando que el árbitro señalara falta. No lo hizo. Sus compañeros mostraron cierta desidia a la hora de entorpecer a Jaime y el de Valdeganga se acomodó para soltar un disparo que se coló en la portería. Esto es Segunda, una liga para listos. Jaime lo fue más que todos en una acción que abrió un escenario poco habitual para el Córdoba, que durante muy pocos minutos ha disfrutado de ventaja en lo que va de temporada.  El 1-0 en contra espoleó a Las Palmas, que explotó las subidas por la banda de Blum para generar inquietud a un Córdoba que realizó un gran despliegue físico para defender su ventaja hasta el descanso.

Tras el intermedio, ambos técnicos hicieron cambios en la punta. Curro Torres sacó a escena al joven canterano Andrés Martín y Paco Herrera recurrió a Rubén Castro, un goleador histórico en la categoría. El veterano jugador canario ya sembró el pánico en la zaga local en la primera pelota que tocó, aunque su pase al corazón del área no encontró rematador. En otra acción, Castro se excedió en los regates y terminó perdiendo el balón a pies de Aythami cuando estaba en una buena posición. El exbético impartió su magisterio como goleador con una acción que llevó su sello. Le cayó en los pies un balón suelto en el área y pegó un trallazo para ponerlo en el sitio más alejado de Carlos Abad. Rubén Castro le cambió la cara a Las Palmas. Buscó la acción individual y reclamó la atención de toda la defensa del Córdoba. En el bando local, Blati Touré desplegaba su mejor versión con buenos cortes y distribución. El burkinés se ganó una de las ovaciones de la noche cuando salió del campo ya al final, sustituido por Álex Quintanilla.

Curro Torres introdujo en el campo a Piovaccari y la entrada del tanque de Galaratte resultó providencial. El italiano marcó en el primer balón que agarró, tras recibir un buen pase picado de Miguel de las Cuevas. Lo celebró en la grada de fondo levantando los brazos y llamando a la rebelión a los seguidores. Y en el minuto 72 llegó la acción clave. Carlos Abad detuvo en la linea de gol un remate de Araujo y evitó el empate de Las Palmas, que en esos momentos estaba apretando fuerte. Cuando los jugadores amarillos todavía estaban echándose las manos a la cabeza, el portero tinerfeño del Córdoba sacó rápidamente para montar una contra. Andrés Martín recorrió todo el campo para terminar batiendo a Raúl Fernández en su salida. El 3-1 dejó a Las Palmas completamente desnortado. Con la grada enloquecida y el equipo crecido y seguro llegó el cuarto de la noche para los anfitriones. Lo firmó Federico Piovaccari, el nueve de siempre, al culminar un contragolpe cruzándole el balón al portero. La goleada dejó en el ambiente el aroma de la esperanza.

FICHA TÉCNICA

CÓRDOBA, 4: Carlos Abad, Loureiro, Luis Muñoz, Aythami, Javi Galán, Álex Vallejo, Blati Touré (Álex Quintanilla, 86'), De las Cuevas, Sebas Moyano (Andrés Martín, 46'), Jaime Romero y Jovanovic (Piovaccari, 65').

LAS PALMAS, 1: Raúl Fernández, Álvaro Lemos, David García, Cala, Dani Castellano, Fidel (Momo, 83'), Ruiz de Galarreta, Timor, Blum (Rubén Castro, 46'), Araujo y Rafa Mir (Maikel Mesa, 72').

ÁRBITRO: Iglesias Villanueva (Comité Gallego). Amonestó con tarjeta amarilla a los locales Blati Touré y Loureiro y al visitante Cala.

GOLES: 1-0 (28') Jaime Romero. 1-1 (56') Rubén Castro. 2-1 (65') Piovaccari. 3-1 (73') Andrés Martín. 4-1 (85') Piovaccari.

INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la décimo novena jornada del campeonato nacional de Liga 1/2/3, disputado en el Estadio Municipal El Arcángel ante 8.548 espectadores.

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