Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
14 de enero de 2025 19:58 h

0

Etiquetas

La gimnasia rítmica en Córdoba le debe mucho a mujeres como la protagonista de esta entrega de ATENEAS. Pionera en una época donde los recursos eran escasos y la formación, casi inexistente, supo construir desde cero un club que hoy es referente, no solo a nivel local, sino a nivel provincial y con grandes éxitos incluso a nivel nacional. Con pasión, perseverancia y una visión de futuro admirable, convirtió un sueño que nació en el sótano de un bar en una realidad que ha impulsado a cientos de gimnastas, entre las que destaca un nombre muy reconocido por muchos amantes del deporte: Lourdes Mohedano.

Marisol Lozano (Córdoba, 1964) es la presidenta y fundadora del Club Liceo-Córdoba. A lo largo de su amplia trayectoria, no solo ha formado deportistas, sino también entrenadoras, creando un legado que se perpetúa en cada generación de jóvenes talentos. Con apenas 24 años, en 1988, creó un club referente en el mundo de la gimnasia rítmica, que ha crecido hasta alcanzar metas inimaginables. Su historia es un ejemplo de cómo la dedicación y el amor por un deporte pueden transformar la vida de muchas personas, dejando una huella imborrable en una ciudad como Córdoba.

PREGUNTA. ¿Cómo empieza Marisol Lozano en el mundo de la gimnasia rítmica?

RESPUESTA. Pues empecé cuando estaba en el Instituto. Yo estudiaba en el Averroes, y una de las profesoras que teníamos empezó a introducirnos, dentro de la asignatura de Educación Física, nociones de gimnasia rítmica. Entonces, nosotras allí practicábamos un poco, pero gimnasia rítmica a nuestro estilo, porque aquello no era rítmica como tal, sino que los aros eran de hierro, las mazas eran de madera, enormes, las pelotas casi desinfladas... en fin, no teníamos todos los aparatos y además hacíamos una mezcla entre gimnasia rítmica y gimnasia artística. Cogíamos la pelota, hacíamos cualquier cosa que nos inventábamos, la dejábamos en el suelo y a lo mejor hacíamos una paloma, un remontado... Luego volvíamos a coger un aro, en fin, que era una mezcla y que hacíamos de todo un poco.

P. Comenzaste siendo entrenadora, ¿no?

R. A mí me entró el gusanillo de aprender este deporte. Me hubiese gustado haber hecho la carrera de Educación Física, pero en esa época no había tantas posibilidades, solo se hacía en Madrid y mis padres no me podían mandar a Madrid a estudiar. Entonces decidí estudiar para ser entrenadora de rítmica, sin saber ni siquiera lo que era eso y, con una amiga, hicimos el curso en Guadalajara durante el verano. Para las pruebas de acceso, como no teníamos mucha idea, nos fuimos a una cabina de teléfono para que una amiga, que había hecho algo de rítmica por el INEF, nos dijese los nombres de los ejercicios y nos enseñase cómo hacerlos. Y allí estábamos, en aquella cabina haciendo los movimientos -ríe-.

Hicimos el curso, nos lanzamos, y estando allí, el primer día, conocimos a dos chicas que eran de Huelva y que sí habían hecho rítmica. En toda esa zona de Andalucía, Cádiz, Huelva, Sevilla y Málaga, había rítmica en aquella época, con entrenadoras y todo, pero en Córdoba no había nada de nada. Nos juntamos con las chicas de Huelva, y ellas nos enseñaron los ejercicios un ratito antes de la prueba. Hicimos el examen, y bien, accedimos al curso de entrenadoras e hicimos el primer nivel, al siguiente año el segundo, y finalmente el tercer nivel.

P. ¿Fue difícil superar aquel curso?

R. La verdad es que fue duro, muy duro, porque nosotras estábamos allí entrenando con gente que había practicado gimnasia rítmica toda su vida, que eran gimnastas, y luego las entrenadoras eran todas entrenadoras nacionales, jueces internacionales y algunas eran campeonas de España. Era gente muy preparada y nosotras estábamos un poco allí perdidas, improvisando como quien dice, claro. Pero bueno, como nos gustaba, teníamos ilusión y éramos responsables, lo fuimos sacamos adelante. Me quedo con una cosa que me dijeron: “Vosotras no venís a estudiar aquí ni vais a prepararos para ser gimnastas. Vosotras venís aquí a aprender para poder enseñar”. Y eso ya se me quedó a mi grabado, y cuando doy los cursos ahora de entrenadora aquí en Córdoba, se lo digo yo a todas las niñas. Me identifico mucho con esas entrenadoras de ahora, que no tienen esa formación como gimnastas, pero tienen interés de implantar la gimnasia en sus pueblos y barrios.

P. ¿Cómo fue ese paso de aprender a ser profesora a decidir fundar el Liceo-Córdoba?

R. Cuando empecé, lo hice en el sótano de un bar. Entre mi amiga, mi familia y su familia, montamos aquello como pudimos: pusimos una barra de ballet, una alfombrita y tal, y empezamos una vez que ya teníamos nuestro curso de primer nivel, o un poquito antes. Empezamos dando clase a niñas, pero a nivel lúdico, sin más pretensiones, porque no conocíamos tampoco cómo iba el tema. Aquí en Córdoba teníamos que aprenderlo todo y tú no puedes empezar, con el primer año que tú eras entrenadora, con niñas ya compitiendo, eso es imposible. Entonces, pues claro, el paso se dio cuando llevamos ya un par de años con clases y con niñas que ya empezaron a mostrar algunas aptitudes y tal.

Cuando aquí en Córdoba se hizo uno de los primeros campeonatos provinciales, nosotras no pudimos participar porque no teníamos niñas para competir. Entonces fue a raíz de eso cuando ya decidí montar mi club para que las niñas pudieran competir, pues federadas y con una entidad. Pero por aquel entonces, todo era familiar: mi padre era el vicepresidente, yo era entrenadora, un amigo mío era vocal... en fin, entre familiares y amigos montamos lo que era el club, y hasta ahora.

P. ¿Qué supone el Liceo para ti?

R. Uf... parte de mi vida. Es que además me emociona y todo. Es verdad que al principio es muy ilusionante porque no conoces tampoco cómo va esto. Yo tenía 10 niñas. 10 niñas con sus correspondientes familias. Éramos todos una familia, íbamos juntos a todos lados: si había feria, todos del Liceo, que si había no sé qué, todo el mundo junto. Ahora esto es impensable con 300 niñas. Es verdad que hay grupos que están más unidos que otros, pero en aquella época sí que es verdad que íbamos todos juntos a todo.

Luego empezamos a ir a los Juegos Deportivos que había, que tenía la Junta de Andalucía, que íbamos por los pueblos. La Junta ponía el autobús y nosotros nos íbamos, todas las niñas de Córdoba que había. En esa época había dos clubes nada más: el Liceo y el Atenea, que ya no existe. Que el club Atenea ya no existe. Los padres y toda la gente cogíamos los tapices a hombros, y los metíamos en los bajos del autobús. Llegábamos al pueblo en cuestión, estirábamos allí el tapiz, poníamos un equipo de música que teníamos y allí hacíamos la competición. Íbamos siempre los mismos, porque además en esos pueblos no había nada de rítmica. Y es que, al final, aquí en Córdoba, la rítmica, quién la empezó, fui yo con mi compañera.

P. ¿Cuál crees que es la faceta más importante de la gimnasia rítmica?

R. Para llegar lejos en la gimnasia rítmica, son muy importantes las condiciones, porque hace que tenga un trabajo previo hecho, aunque tú tengas que trabajar con esa niña y afinar esas condiciones. Tiene que tener mucha coordinación para coordinar su cuerpo con los aparatos, pero bueno, las condiciones en sí se pueden trabajar. Sin embargo, lo que es la actitud, la responsabilidad, el esfuerzo, el trabajo y, sobre todo, ese saber estar en la pista, ese saber expresar con tus movimientos, no lo tiene cualquiera. Pero, sobre todo, la rítmica es un deporte de mucho esfuerzo que se trabaja en edades muy tempranas. Necesitas que a las niñas les guste muchísimo para estar aquí entrenando tres horas al día. Eso no lo hace cualquiera, y más a día de hoy.

Ahora te cuesta mucho, mucho trabajo porque están las 'maquinitas', está la televisión, está el salir con los amigos, los estudios que cada vez te exigen más... Es muy complicado llevar un deporte en términos de competición y, aparte, tu vida personal. Eso sí, considero que eso que hacen muchos padres de decirles a sus hijos: “Te voy a quitar de la gimnasia porque has suspendido”, es el error más grande que puede cometer un padre. Quitarlo como castigo, de cualquier deporte, considero que es un error, simplemente porque ese niño o niña no va a emplear ese tiempo en estudiar, va a perderlo de otra forma. Por lo menos, está aquí. El deporte le cambia la vida a muchísimas personas, les crea unos hábitos saludables, de responsabilidad, de convivencia con otras personas. Un estilo de vida, como se suele decir.

P. En todos estos años que has estado al frente del Liceo, ¿cómo han ido cambiando tus funciones dentro del club?

R. Yo al principio era presidenta, secretaria, tesorera, entrenadora... lo llevaba todo. Poco a poco, conforme fue evolucionando, me fui rodeando de otras personas, porque claro, aquí no hubo entrenadoras hasta que mis primeras gimnastas fueron entrenadoras. Tuvo que pasar un tiempo. No es lo mismo entrenar tú sola que entrenar con otras personas que te ayuden y ya puedas tener más niñas. Entonces, poco a poco, esa evolución hace que tú te puedas dedicar más a otras cosas. Además, ya llega un punto en la vida en donde te casas, tienes hijos, y hay que saber balancearlo todo.

Así, vas cogiendo más entrenadoras y empiezas a rodearte de gente que viva esto como tú lo vives, porque si no es imposible. La rítmica te quita todo tu tiempo libre prácticamente. Entonces vas buscando y repartiendo responsabilidades. Luego ya, cuando tienes tus entrenadoras, que son más jóvenes y tienen más paciencia, más ganas de estar aquí tantas horas, pues me fui yendo más a la parte administrativa, de gestión del club, que también es importante de cara a seguir creciendo, ya que si no gestionas bien un club, no funciona.

P. ¿Hay algún recuerdo que tengas especialmente grabado en la mente?

R. Recuerdos hay muchísimos. Me acuerdo siempre de lo que te he dicho antes, de ir todos los padres a una y llevar el tapiz, meterlo en el autobús... eso, a día de hoy, sería impensable. También tengo grabado una macrocena que hicimos hace algunos años todas las gimnastas que han pasado por el club. Eso, para mí, es muy importante. Y bueno, claro, el haber estado en las Olimpiadas con Lourdes Mohedano. No me esperaba yo eso en la vida. Es que nunca me lo imaginé. Y menos aún estar allí, con una gimnasta olímpica que había pasado por el Liceo, y que la iba a ver ganar.

Además, están todas las vivencias con personas que conoces. Conozco a muchísima gente. Por mí han pasado casi todas las entrenadoras que hoy en día están entrenando en Córdoba, y muchas de ellas incluso han montado ya sus propios clubes y cosas así. Son muchísimos años, y probablemente haya cosas que se me habrán olvidado también.

P. En cuanto a Lourdes Mohedano, sé que la 'fichasteis' de otro club. ¿Cómo la descubristeis?

R. Lourdes empezó aquí, en la Escuela Municipal de Vista Alegre. Creo que fue en los Juegos Municipales, que ella salía de exhibición, ni siquiera estaba compitiendo, y una de mis primeras gimnastas, Lola Ruano, la vio, me lo dijo y nos gustó muchísimo su actuación. A raíz de eso nos pusimos en contacto para hablar con los padres, para ver si quería venirse al club para competir. La entrenadora con la que estaba no tenía ningún problema, y después incluso entrenó con nosotros en el club. Y de esa forma se descubrió a Lourdes Mohedano.

Luego ya empezó a entrenar con nosotros, poquito a poco. Contratamos a una entrenadora que vino de fuera, porque fue una época en la que teníamos poca gente y necesitábamos ayuda, y estuvo entrenando muchos días con Lourdes. Y después ya, pues, toda su trayectoria: la llamaron para el CTD -Centro de Tecnificación Española-, allí la vieron de la selección española, y se la llevaron. Estamos muy contentas, la verdad, porque se lo merecía y se merece todo lo que le ha pasado. Es una persona súper trabajadora, súper agradable, no se le ha subido nada a la cabeza y que se lo merece todo lo que le ha pasado.

P ¿Qué os ha enseñado Lourdes?

R. Sobre todo, el esfuerzo. Una niña que, con 12 años se va a Madrid sola, sin su familia, sin sus amigos, y a un trabajo de ese tipo, teniendo que estudiar también allí y todo eso... Es un esfuerzo titánico, y más a esa edad. 'Mi' Lourdes es una persona también muy trabajadora, muy responsable. Cuando ella viene muchas veces aquí al club y se hace las fotos con las niñas, es una experiencia increíble. Ella estuvo también en la competición con el equipo que ganó la medalla de oro, y muchas veces nos vemos en los campeonatos de España y habla con las niñas, les da sus consejos y las niñas la escuchan. Esos consejos que ella les pueda dar a las gimnastas, o esos ánimos que les transmite son importantísimos. Es oro.

P. ¿Volverá a haber otra Lourdes Mohedano?

R. Hay muchas niñas que tienen muy buenas condiciones, pero llegar a eso ya no depende ni de la niña en sí, ni de nosotros, porque luego las elecciones que hacen en la española no sabemos muchas veces qué es lo que quieren. Por ejemplo, hace unos años tuvimos dos gimnastas también preseleccionadas para la española, pero llegó la pandemia y se nos fue al traste todo. Esas niñas llegaron casi, casi, hasta el final, pero ya no volvimos a saber nada. Ahora tenemos otra niña que está también en la órbita, la seleccionaron hace poco, está también en este programa y estamos esperando para ver si hay de nuevo una nueva convocatoria.

Además, tenemos otra gimnasta en el centro de captación de talentos de Marbella. Ahí hay dos programas, uno que es el CTD, y otro que es un programa de seguimiento. Hemos tenido a varias niñas en el CTD, pero bueno, luego por unas cosas u otras, pues la niña no ha querido seguir. Ahora tenemos una niña en seguimiento, pero no sabemos qué va a pasar.

P. ¿Volverá a haber otra Lourdes Mohedano?

R. Hay muchas niñas que tienen muy buenas condiciones, pero llegar a eso ya no depende ni de la niña en sí, ni de nosotros, porque luego las elecciones que hacen en la española no sabemos muchas veces qué es lo que quieren. Por ejemplo, hace unos años tuvimos dos gimnastas también preseleccionadas para la española, pero llegó la pandemia y se nos fue al traste todo. Esas niñas llegaron casi, casi, hasta el final, pero ya no volvimos a saber nada. Ahora tenemos otra niña que está también en la órbita, la seleccionaron hace poco, está también en este programa y estamos esperando para ver si hay de nuevo una nueva convocatoria.

Además, tenemos otra gimnasta en el centro de captación de talentos de Marbella. Ahí hay dos programas, uno que es el CTD, y otro que es un programa de seguimiento. Hemos tenido a varias niñas en el CTD, pero bueno, luego por unas cosas u otras, pues la niña no ha querido seguir. Ahora tenemos una niña en seguimiento, pero no sabemos qué va a pasar.

Cada año, la Federación Andaluza hace convocatorias para que tú lleves niños. Nosotros, dependiendo un poco de las niñas que tenemos, las presentamos. Hay que pensar también mucho en la madurez que tenga la gimnasta, porque muchas veces hay niñas que son muy buenas físicamente, pero a lo mejor son muy pequeñitas y les cuesta mucho separarse de su familia, o no tienen la madurez suficiente como para irse de su casa. Hay que pensar también mucho en eso para que la niña no sufra, porque es muy importante que disfruten. Cuando una niña ya empieza a sufrir haciendo gimnasia, o ya la ves que no está feliz, es mejor quitarle ese peso de la competición. No podemos quemar en las etapas a las niñas.

P. Está el ejemplo de ese conjunto senior que consiguió el oro y luego se separaron aunque ahora parece que vuelven otra vez.

R. Exactamente, eso me han dicho. Así que ahí están, ojalá. Van a empezar a trabajar ese conjunto y bueno, ojalá tengan suerte y que, sobre todo, disfruten. Ahora es diferente. Ya no tienen la presión que tenían antes. Ahora vuelven de otra manera, vienen a disfrutar haciendo gimnasia. Y eso, luego, a la hora de estar en la pista, se nota. Aunque tengan un poco de presión, porque siempre que se compite hay presión, la madurez es que tienen ahora, las experiencias que han vivido, el año sabático que han tenido algunas -porque otras no se han separado del deporte y han hecho individual-, les va a ayudar muchísimo de cara a esta temporada.

P. Para vosotros debe ser un orgullo haber tenido a unas campeonas de España y a Lourdes Mohedano dentro de vuestra historia, además de haber sido uno de los clubes más importantes de Córdoba.

R. Totalmente. Yo estoy muy orgullosa de mis gimnastas, de todas, hayan sido campeonas o no, porque todas se merecen ese orgullo, porque todas trabajan. En la pista ahora mismo hay niñas muy pequeñas y niñas trabajando, y se tiran aquí tres horas. Yo estoy muy orgullosa de todas mis gimnastas y también muy orgullosa de todas mis entrenadoras, que eso no podemos olvidarlo, ya que las entrenadoras son una parte muy importante, como equipo técnico, para sacar adelante el club.

Y sobre todo, claro... ¡Orgullo de tener una gimnasta olímpica! Por favor, ¿quién no tendría ese orgullo? Y de tener unas campeonas de España, por supuesto. Y hemos tenido varias campeonas de España. En 2022 fueron oro a nivel absoluto, pero luego hemos tenido también campeonas de España en nivel base, dos veces oro. Eso, en un club que realmente tampoco tenemos tantos medios, es para estar muy orgullosos.

P. ¿A qué se debe esa falta de medios?

R. No tenemos sponsor. Al final, en rítmica es muy difícil conseguir patrocinadores porque nosotros no salimos a la pista con una camiseta donde ponga el nombre del patrocinador. Tenemos que salir con un maillot. No podemos salir con camiseta ni podemos llevar tampoco en el brazo el logo de una empresa. Solo se puede llevar la bandera en los campeonatos internacionales. Incluso cuando vamos al podium, en muchos campeonatos nos dicen que no podemos llevar el chándal que tenemos que ir con el maillot. Entonces no podemos hacer esa publicidad que a lo mejor pueden tener los equipos que pueden competir con camisetas con patrocinadores y demás, por lo que nos cuesta muchísimo trabajo en ese sentido.

P. Ya para ir terminando. A lo largo de todos estos años, ¿cómo has visto que ha evolucionado el deporte de la gimnasia rítmica?

R. Desde que yo empecé hasta ahora ha habido un cambio brutal. Primero, porque desgraciadamente cuando yo empecé no había la misma formación que tienen los entrenadores que hay ahora, porque en mi época no había nada. Yo no conocía lo que era internet, y cuando fui a hacer el curso de primer nivel, me compré muchos libros de gimnasia para aprender, porque no teníamos tampoco ningún referente. Hoy día, todas las entrenadoras que ahora se están formando, primero, ya han sido gimnastas y ya han competido. Y además estamos hablando de que la mayoría tienen internet, tienen un montón de competiciones para visualizar, un montón de vídeos, un montón de cursos de formación que hace la Federación de todo tipo... Y todo el mundo tiene muchísima mayor preparación. También hay muchos referentes: todas las gimnastas olímpicas, gimnastas de su propio club que ganan medallas y que luego enseñan a gimnastas que son más pequeñas.

Por ejemplo, tengo el caso ahora de que todas nuestras gimnastas que son mayores, la mayoría han hecho el curso de entrenadoras. Y ya tenemos muchas niñas que son gimnastas y son entrenadoras a la vez. Y eso para una niña que empieza es un pozo de sabiduría. ¿Qué le puede faltar a estas niñas que están empezando como entrenadoras? Solo les falta la experiencia como entrenadoras, en cuanto a lo que es madurez en este sentido. Pero poquito a poco, conforme van cada día dando sus clases y aprendiendo también de las entrenadoras mayores, al final se convierten buenas profesionales.

P. ¿Qué crees que le espera tanto al futuro del Liceo como al futuro de la gimnasia rítmica en general?

R. Hombre de la rítmica en general. Todo lo que es futuro es mejorable. No sé exactamente. Quizás que se incorporen más niños todavía, que cada año tenemos más. Y luego, al final, a nivel deportivo, vas mejorando cada temporada porque van cambiando el código de puntuación constantemente. Siempre hay evolución porque, a lo mejor, un año sirve una onda, y al año siguiente esa onda corporal ya no es tan importante en una coreografía, y ahora te están pidiendo más giros. Empiezas a trabajar más los giros y, de repente, al año siguiente ya no son tan importantes, sino que ponen el foco en los saltos, por ejemplo. Entonces, claro, es una evolución en la que tienes que ir constantemente aprendiendo y mejorando.

Considero que la gimnasia rítmica, desde que empecé hasta ahora, ha evolucionado muchísimo y creo que va a seguir evolucionando. Eso sí, hay un problema que estamos teniendo todas las entrenadoras a nivel de Andalucía, de España y de todo el mundo, porque lo hablamos cuando lo vemos en las competiciones, y es la falta de esfuerzo que hay a día de hoy. Los niños no se esfuerzan tanto como antes porque, prácticamente, los padres le dan todo hecho. Y me meto yo también como madre. Le damos a nuestros hijos demasiadas cosas hechas, y hay que intentar también que los niños se estrellen, se equivoquen, aprendan y que sepan resolver sus propias cosas. Entonces, eso nos está costando mucho trabajo.

P. ¿Y cómo esperas que evolucione el Liceo-Córdoba?

R. Como el club, yo espero y confío que algún día me pueda retirar, me pueda jubilar y que alguien coja las riendas, porque hombre, yo también quiero descansar un poquito después de toda una vida -ríe-. Pero bueno, a nivel de club, esto tiene que seguir creciendo. Si ahora, todas nuestras gimnastas también son entrenadoras, como he dicho antes, ese equipo técnico va a ir mejorando. Lo que necesitamos son entrenadoras para dar clases, para que todas las niñas que vienen tengan su atención. Para nosotros es muy importante la calidad en el ejercicio, y tenemos un equipo técnico que nos reunimos cada cierto tiempo y vemos cómo evolucionan las niñas, vamos cambiando los métodos, viendo qué funciona mejor o peor, y movemos y asignamos grupos a las entrenadoras para intentar que la niña tenga siempre la misma entrenadora.

Intentamos estudiarlo todo para dar la mejor calidad, en todos los sentidos: en entrenamientos, a nivel personal y a nivel técnico: que las niñas salgan con el maillot perfecto, con la música perfecta... en fin. Es un trabajo de muchísimas horas que tiene el equipo técnico y que, prácticamente, no está pagado como quien dice, porque la mayoría de las entrenadoras son voluntarias. Están estudiando, vienen aquí una horita, se van y vuelven después. Otras muchas sí se dedican a esto porque es su trabajo, pero la mayoría no. Yo espero y confío en que evolucione todo esto, y que cuando tenga 80 años, pueda ver el club muchísimo mejor de lo que está ahora. Y, sobre todo, me gustaría que tuvieran una instalación propia, que aunque parezca una utopía, no se descarta.

P. Pues con eso nos vamos a quedar. Muchas gracias por todo y enhorabuena por todo el trabajo realizado.

R. Gracias a vosotros.

Etiquetas
stats