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El Puente de los Nogales y sus alrededores: la oportunidad de impulsar el turismo ecuestre

Caballista intentando cruzar el puente de los Nogales

Alejandra Luque

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El estado de abandono en el que se encuentra el Puente de Nogales choca con la continua vigilancia y cuidado del que disfruta el yacimiento arqueológico Medina Azahara. Ambos enclaves están separados por apenas un kilómetro y pareciera que nada tienen que ver el uno con el otro, pero el viaducto está incluido dentro del yacimiento, aunque no disfruta de los trabajos que requiere dicha protección.

Después de numerosos escritos a la Diputación de Córdoba y a la Junta de Andalucía, la Delegación de Cultura avanzó a este periódico el pasado martes que en septiembre se procederá a la limpieza del puente, aunque ésta es tan sólo una tarea a corto plazo, señaló. Así lo cree también Pepe Zapata, de la asociación Doma Vaquera, que resalta la importancia de que esta zona se encuentra perfectamente acondicionada para el turista ecuestre que visita la ciudad y para quienes pasean por estas tierra; cerca de 800 caballistas en total. Zapata anuncia que la intención de su asociación es poner en marcha rutas turísticas a caballo desde el norte de Córdoba hasta Medina Azahara, todo ello si Diputación y Junta de Andalucía consiguen adecentar esta zona.

El estado del puente es fruto del paso de los años, la poca intervención institucional y el expolio que sufrió en 1997. A día de hoy, la construcción de una presa de hormigón aguas abajo del arroyo para el regadío ha provocado una sedimentación cada vez mayor que ha colmatado el puente. Los sedimentos han ido creciendo y creciendo hasta prácticamente tapar por completo los ya maltrechos tres ojos del puente. Eso, unido a la maleza que lo rodea, hace que esta obra, que goza de un grado de protección máximo, sea imposible de ver.

Llegar hasta la zona en la que resiste el puente no supone un paseo agradable debido a sus desniveles, hendiduras y piedras de enorme volumen. El camino, conocido como el Corredor Verde Vereda de Trassierra, se extiende durante cerca de ocho kilómetros y conecta el casco urbano con la sierra de Córdoba, pasando por el Puente de los Nogales, el Monasterio de San Jerónimo de Valparaíso y la torre atalaya del Cerro del Cobre. Uno de los caballistas explica que el estado de este camino hace que los coches sufran daños que alcanzan “los 800 euros”, como es su caso, “pero ninguna institución hace nada para que esto se adecente”.

Según refleja el investigador Antonio Vallejo Triano en su libro La arquitectura del Islam Occidental, el camino de los Nogales en el que se integra el puente tenía un sentido eminentemente funcional destinado al abastecimiento de materias primas para la construcción y el mantenimiento de la nueva fundación y, al mismo tiempo, permitía enlazar con los principales itinerarios que comunicaban con Córdoba y con el resto de ciudades de al-Andalus.

Junto al puente, y escondido entre una gran higuera y enorme vegetación, se encuentra un abrevadero completamente seco. No es el único de la zona. Sin embargo, la vegetación sigue creciendo porque sí hay agua, pero los veneros se encuentran completamente tapiados, además, por las piedras que allí se han ido vertiendo y que se ven a simple vista. En 2014, y según un documento audiovisual, el agua discurría con normalidad por esta zona. En pequeña cantidad, pero lo hacía, permitiendo una frondosidad de la vegetación.

“Con este panorama, ¿qué le explicamos al turista que hay en esta zona? ¿Todo esto abandonado? ¿Un puente de madera que se rompió y que no se ha hecho nada?”, se pregunta Zapata, que ve con buenos ojos el anuncio de la Junta de Andalucía aunque con cierta resignación de que esta intervención sea, tan sólo, excepcional.

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