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¿Dónde está el relieve conmemorativo de Eduardo Lucena del año 1934?

Imagen del relieve en homenaje a Eduardo Lucena del año 1934.

Juan Velasco

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El Real Centro Filarmónico Eduardo Lucena de Córdoba ha aprovechado los últimos movimientos en torno a la posibilidad de traer a Córdoba una escultura del músico hecha por Marco Augusto Dueñas para recordar otro conjunto escultórico en su honor al que se le perdió la pista hace más de 80 años.

Se trata del relieve conmemorativo en honor a Eduardo Lucena que llevó a cabo el escultor Francisco Hidalgo Luque en el año 1934 y que está en paradero desconocido, según han señalado en la web del Centro Filarmónico.

En un post titulado La estela conmemorativa de Eduardo Lucena del año 1934, escrito por Rafael Asencio, se recuerdan algunos datos de la creación y colocación de esta obra en la Córdoba republicana. Para ello, acuden al diario La voz del martes 3 julio de 1934, donde aparecía el autor y se informaba de que estaba “terminando la magnífica placa que será colocada en el Centro Filarmónico Eduardo Lucena”.

No obstante, según indican, la entrega de la misma y su colocación no se dio “hasta el último día del mes de noviembre del siguiente año, 1935”. Aquel 30 de noviembre se celebró una velada musical en la que, durante el intermedio se descubrió en el Salón de actos una lápida donada por el Francisco Hidalgo Luque en la que se encontraba esculpido el busto de Eduardo Lucena.

Además, en el acto pronunció unas frases el catedrático don Antonio Jaén Morente, director del Instituto Nacional de Segunda Enseñanza y ex-presidente del Filarmónico, ensalzando la figura de Lucena y la labor patriótica y cultural del Centro Filarmónico Cordobés.

A partir de esta fecha, un vacío informativo y escultórico. Según explican en la web del centro, “nada se sabe de él. No sabemos si aún existe (porque alguien la tenga) o si se destruyó”. De su autor, explican que, “con toda probabilidad, debía ser socio del Centro Filarmónico” y que, tras abandonar la escultura, acabó falleciendo en noviembre del año 1950.

El misterioso paradero de esta escultura se une a las vicisitudes que vivió la estatua de Eduardo Lucena actualmente ubicada en la plaza de Ramón y Cajal, y que fue esculpida por Enrique Moreno. Aunque éste, un artista montalbeño, no llegó a terminar la obra, ya que fue fusilado en 1936 durante la guerra civil española.

La escultura, de hecho, no se llegó a exponer en su tiempo y acabó guardada en un almacén hasta que, en el año 1964, fue encontrada tras ser abandonada en un descampado en el antiguo viaducto del brillante con su rostro destrozado. A pesar del hallazgo, hubo de esperar hasta el año 1981 para que Julio Anguita recogiera la obra y la situara en su actual emplazamiento, en la plaza de Ramón y Cajal, donde su nariz, por cierto, ha vuelto a caerse en varias ocasiones a lo largo de los años.

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