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Flamenco entre mascarillas y mucha higiene: las academias de baile inician su reapertura

Academia de baile de Estefanía Cuevas | TONI BLANCO

Alejandra Luque

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Después de tres meses sin escuchar el taconeo en los estudios y de reinventarse hasta lo indecible para dar clases online, academias de baile flamenco de Córdoba retomaron el pasado lunes su actividad, marcada por la reducción de alumnos en clases y por un invitado que no gusta mucho: las mascarillas.

Es el caso de la academia de Estefanía Cuevas, que ya ha tenido la primera toma de contacto con algunos de sus alumnos. Aunque su escuela no abrirá oficialmente hasta el 29 de junio, la bailaora ha querido probar cómo serán las clases durante la “nueva normalidad”. “Quería ver sobre todo cuál era la resistencia, sobre todos de los alumnos más grandes, pero usar la mascarilla hace muy complicada la clase porque acabas asfixiada”, explica la bailaora, que también abrirá para dar clases particulares.

Para adaptar su local a las medidas de seguridad y de higiene, Estefanía ha reducido las clases a cuatro alumnos, quienes al entrar deben limpiar sus zapatos con desinfectante. El vestuario tampoco podrá ser usado por todos a la vez, sino que irán pasando de dos en dos. El tiempo de las clases será de una hora -previo al coronavirus era de dos- y entre clases siempre dejará unos diez minutos para que una máquina limpie el aire. Su academia estará abierta durante el mes de julio y cerrará en agosto para volver con fuerza en septiembre.

La escuela que sí ha iniciado su vuelta ha sido la academia de Yolanda Osuna, que ha colocado geles hidroalcohólicos en el estudio, mide la temperatura a sus alumnas y ha dividido el espacio en cuadrados de dos metros de seguridad. Una vez finalizada una clase acciona una lámpara de esterilización ultravioleta para eliminar todas las bacterias que hayan podido generarse. Al igual que Estefanía, Yolanda también ha tenido que reducir el aforo de sus clases, pasando de 15 a ocho. En su escuela, las alumnas no usarán mascarilla ya que, asegura “si se mantiene la distancia de seguridad no tienen por qué llevarla”.

La bailaora no contempla cerrar en verano, ni siquiera en agosto, para así poder dar clases a muchas profesionales “que suelen estar en Madrid o Málaga pero que se encuentran a día de hoy en Córdoba”. A pesar del cierre por el confinamiento, Yolanda cuenta que no ha parado de idear posibles proyectos para la escuela, que pasará a llamarse Laboratorio Flamenco Osuna de la Rosa ya que “la academia no es sólo para enseñar flamenco, sino para mezclarlo con diferentes especialidades del artes y la cultura, como pueden ser la poesía y la pintura”.

Por otro lado, la academia de Encarna López, nombrada sede de la Escuela de Flamenco de Andalucía, abrirá a principios de julio ya que en estos momentos se encuentra adecuándola con todas las medidas de seguridad. Además de dividir la escuela en pequeñas parcelas de dos metros, también cuenta con un termómetro y una “alfombra especial” para desinfectar los zapatos a la entrada. Durante la cuarentena, Encarna no ha suspendido las clases, sino que las ha adaptado al entorno digital. Reconoce que ha sido todo un reto ya que esta disciplina no está preparada “para estudiarse a través de un ordenador”. “Llevo 20 años dando clases presenciales y con los alumnos siempre tienes ese contacto físico que, de un día para otro, te quitan. Ha sido como una pesadilla. Los profesores no estábamos preparados para un trabajo online que hemos tenido que desarrollar”, cuenta la bailaora, que tampoco contempla cerrar su academia durante el período estival.

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