El entusiasmo de Alfonso Guerra por El Quijote, “una novela cargada de incógnitas”
Las Jornadas Cervantinas que se celebran este viernes y sábado en Castro del Río (Córdoba) han contado con la participación del exvicepresidente del Gobierno y confeso amante de la obra de Cervantes Alfonso Guerra, que ha querido compartir con el público su mirada y análisis sobre El Quijote, una “obra inmortal”.
“Solo pretendo hacerles partícipes de mi entusiasmo por la obra de Cervantes, compartir con ustedes la lectura de una obra inmortal, que aporta al que la lee el placer del descubrimiento, el consuelo de la risa y el entusiasmo por la verdad”, ha dicho para comenzar su aportación en estas jornadas, donde ha definido a El Quijote como “uno de los libros más divertidos y graciosos que podemos leer (...) No malgasten el tiempo en leer malos libros puestos de moda. Hay que saber elegir. Si eligen El Quijote, no se arrepentirán nunca”, ha animado a los lectores.
Para Guerra -que ha señalado que ha leído esta obra en varias ocasiones-, El Quijote “está considerado como un libro de caballería o de crítica de caballería, pero también de aventuras, o de amores… Pero sobre todo es una novela cargada de incógnitas”, ha destacado. Y ha ido desgranando varias de esas incógnitas que aparecen en la obra, como por ejemplo y para empezar, la propia autoría. El propio Miguel de Cervantes dice en el texto que lo escribió un árabe y lo tradujo un morisco, pero ¿por qué finge Cervantes que no es el autor?“. Luego, él mismo aparece en su novela, cuando se cita como autor de La Galatea, uno de los libros que tiran cuando se habla de la ”locura“ de Don Quijote.
“¿Es autobiográfica la novela?”, se pregunta Guerra, para señalar los pasajes de cautiverio o la descripción del Quijote de “nariz aguileña”: “Parece la descripción del Quijote, pero no, es de sí mismo, de Cervantes. Crea a Don Quijote como un doble, al menos en apariencia”, argumenta.
Y otro enigma que se plantea es el lugar donde se desarrollan los hechos. Porque desde el inicial 'En un lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme...', ya se oculta. “Todos los eruditos llevan 400 años diciendo dónde fue y hay varios pueblos que se lo disputan”. E incluso al protagonista, le da varios nombres.
Novelar con los diálogos entre los personajes
Alfonso Guerra ha analizado la “revolución o rebeldía literaria” que Cervantes ejecutó con su gran novela. Destaca de ella cómo pone nombre al jamelgo -Rocinante-, al protagonista como Don Quijote y a su amada, Dulcinea. Y crea a su escudero como nuevo personaje, Sancho, “cuyos diálogos harán época: caballero Don Quijote y el escudero Sancho”. “Cervantes crea la novela haciendo que hablen los personajes, en un interminable e ingenioso diálogo”.
En su mirada sobre la obra cervantina, Guerra ensalza también cómo “Cervantes invita a ver la vida real, no su representación, rasga el telón”, y lleva al protagonista a viajar por campos, villas, ciudades, “para que se abra el mundo ante el caballero andante con la desnudez de su prosa”.
Y sobre los personajes, se fija en otra cuestión, como “seña de identidad de la novela: conviven personajes de ficción con otros que hablan de la propia novela en ella”, como quienes salen de ese escenario a la realidad. “Los personajes salen del libro para estar con personas de verdad”.
Para Guerra, Cervantes plantea un sinfín de asuntos en El Quijote, desde hablar del amor con Dulcinea -“plantea qué es el amor, si se puede estar enamorado sin conocer a la amada. Miren ahora con internet lo que ocurre….-, a abordar la estructura social de la España de Felipe II: ”Niega la mayor, pertenecer a una clase social“ y ”no se deja deslumbrar por la nobleza ni por el clero y la Iglesia“.
“El reino donde brilla Don Quijote es en la libertad”, apunta el expolítico, poniendo el ejemplo del cautiverio que sufrió Cervantes en varias cárceles, entre ellas la de Castro del Río. O sobre la libertad y autonomía de las mujeres, con el ejemplo del discurso de la pastora Marcela. Y cómo cree el autor que el estado carece de autoridad para privar de libertad al ser humano.
“Para Don Quijote el hombre es bueno por naturaleza” y la novela refleja “la lucha de lo real con lo ideal”, unas ideas de su análisis que, a la conclusión, ha terminado respondiendo a las preguntas del público sobre la obra y su visión de lo que esta refleja y su comparativa con la sociedad actual.
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