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El Carnaval es tu risa en el compás del 3x4

Chirigota Las del canal-illo | MADERO CUBERO

Alejandra Luque

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'Las del canal-illo', las periodistas más simpáticas del Concurso de Carnaval, ofrecen un pase magistral y se convierten en las ganadoras en la modalidad de chirigotas

“¿Cómo sois, eh? Que he pasado a la final y no me decís na”. Presentación con guiño al público que hacía prever un buen pase final de ‘Las del canal-illo’. Magistral. Y así quedó reflejado en el veredicto del jurado. Primer premio. Aquellas increíbles de 2014 lo han vuelto a hacer en 2016.

De la manera más simpática contaron que “en esta ciudad no hay otra forma de colocarse” si no es con un incendio de esa plantita verde conocida como María. Y estas periodistas enseñaron algo tan básico como es aplaudir. Y por partes, para que nadie se líe. El patio de butacas, la platea, los palcos, el anfiteatro y el paraíso. Pero, ¿para qué? Para decir al respetable que los aplausos no vayan sólo a aquellos amigos que se suben al escenario, sino a todos los que ponen un granito de arena en esta fiesta carnavalera.

Y aunque estas periodistas vivan pegadas a un móvil –la actualidad manda-, se lamentaron de esta sociedad, donde “la vida se encierra en una pantalla”, donde lo que no se comparte, no existe, donde vale más un tick azul que cualquier otra cosa. Y ellas lo reivindicaron: “¿Dónde quedó el tiempo en el que se hablaba con una mirada que te quemaba el corazón?”.

El segundo pasodoble pilló por sorpresa a más de uno. Mientras que en el palco de prensa se afanaban en escribir todo lo que pasaba en el Gran Teatro, una integrante de la chirigota se colaba para conocer lo que allí se “cocía”. En el escenario, las demás abrían periódicos y daba comienzo una copla dirigida a la prensa, “a todos los periodistas, a los que suelo respetar”. Aunque reconocieron que “a veces cueste escuchar”, alzaron la voz por el resto de agrupaciones y aprovecharon para pedir el “respeto que se merecen las coplas de todos mis compañeros”.

Con ‘El día que yo me jarte’ volvieron las madres del Carnaval. La chirigota del Vacas removió de nuevo las butacas del Gran Teatro con una tanda de cuplés y un popurrí que provocaron las risas continuas del público. Sus pasodobles sirvieron para reivindicar dos aspectos importantes del Concurso. En primer lugar, le pidieron a Cajasur que “abandone mis tablas”; ellas no quieren nada con los culpables de los desahucios y de los múltiples despidos de la entidad. Su segundo pasodoble también fue una petición pero, esta vez, a la alcaldesa, Isabel Ambrosio, para que “le dé vida a la televisión municipal”. Y, en un ten con ten se sinceraron con Ambrosio: “Yo sé lo que es hacer tus cosas con el Nieto detrás”.

‘En un país multicolor’ se equivocó. Estos samberos vaticinaban un sexto premio en su presentación, pero no. Tercer premio. En su línea, los de Almodóvar trajeron el ritmo y el baile al Gran Teatro. Y, tras recordar a algunas agrupaciones que no estaban en la final -de la manera más cómica posible-, entraron en materia. Le cantaron a los corazones creados por estereotipos, en una sociedad donde “se confunde belleza con silicona”. Entre tanto, su Cristina Pedroche particular hacía acto de presencia mientras paseaba un figurante que “se moría por hacer palmas”. En preliminares, la chirigota sufrió una sanción del jurado del Concurso por eso mismo: la manifestación sonora de un figurante.

Estos “ecos de Janeiro” enganchados a los selfies brindaron por todas las chirigotas a las que, en su segundo pasodoble, las definieron como “las reinas del Carnaval”. Es en las comparsas donde están “las buenas voces, afinadas, y los chicos monos”.

‘La chirigota más esperada’, de Villarrasa, cantó de la manera más dulce la suspensión de la Cabalgata de Reyes. “Si un año, porque el cielo está llorando y no salgo, no te preocupes. Nosotros la traemos en Carnaval”. Y, desde Huelva, llegó la Cabalgata. Acorde con el tipo y la agrupación, la chirigota presentó un pasodoble donde un niño y una carta a los Reyes fueron el hilo conductor. En la misiva, el pequeño agradecía a sus Majestades el regalo más esperado, el que lleva años esperando. Aquél que le ha dado “vida a mi hermano”. Los donantes son la esperanza de los que empiezan a perderla.

El espectáculo de la chirigota de Villarrasa ha radicado desde preliminares en los rápidos cambios de vestuario que todos los integrantes efectúan durante la actuación. Y, en el día de la final, decidieron desvelar al público ese misterio que se ocultaba tras la oscuridad de las luces. Y también porque, en semifinales, “alguna linternita” se coló en ese momento.

‘El Nervios’, la chirigota de El Pelos y Quillo, volvió a poner histérico al público. En el buen sentido. Es que ellos no se pueden relajar, “qué va, qué va”. A ellos les pone nerviosos todo. Aunque parecen sufrir de nerviosis selectiva. Se alteran si van en coche ante un pelotón de ciclistas por la carretera. “No se pueden poner un ratito en fila. No”. Pero se olvidan de los nervios si ese pelotón está formado por mujeres. Si es así, pasa lo que pasa. “Yo me iba pa los Villares y acabé en Villaviciosa”. Eso sí, sin adelantarlas.

A estos hombres de tila caliente con tiemble de cucharilla también le ponen nerviosos “14 niños corriendo entre las mesas de una terraza cuando estoy tranquilamente con mis amigos”. Y a quién no. Y más, cuando uno de los pequeños decide esconderse debajo de la mesa donde tú estás “tan tranquilamente”. ¿Qué hacer entonces? O puedes invitarle amablemente a que se vaya. O puedes hacer lo que hacen estos nerviosos, aunque no es aconsejable. Acabaron con el ojo morado. Y la culpa de este nerviosismo está en el “ritmo frenético que hace que mi vida sea Carnaval. Por eso, comprenderás, que no me puedo relajar”.

La final la cerraron ‘Los Trápalas’, quienes denunciaron la falta de fuerza sindical para defender a los trabajadores y “nosotros manteniendo a esos canallas”, con “promesas que van a sacos rotos”. Y avisaron de que “el miedo cambia de bando; que ya está bien que nos sigan robando”. Y, en la diatriba de a qué escribir, “tú te lo mereces más que nadie”. El amor. “Cuántas veces me habrás dicho que deje esto, pero es un veneno que me ha calado tan adentro”. No obstante, y aunque el Carnaval está en las venas de estos trápalas, “si en septiembre me dan a elegir un camino, prefiero quedarme contigo”.

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